La supervivencia como principio: Reflexiones sobre la política y la vida

La supervivencia como principio: Reflexiones sobre la política y la vida

El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, confiesa que si hubiera sabido cómo era la política, se habría dedicado a otra cosa. Esta declaración refleja la frustración de alguien que se siente derrotado cuando las cosas no salen como esperaba. En mi caso, también me identifico con esta frase en ocasiones. A veces me pregunto si elegí la profesión correcta, al igual que el electricista que vino a mi casa hoy. Tal vez él también piense que estaría mejor en otra vida. Aunque soñar con una vida alternativa llena de sueños es tentador, la realidad es que la elección que hemos hecho nos ha llevado hasta aquí. Esta es la verdadera puerta que nos brinda momentos de felicidad cada día. Así es como nos recuperamos y seguimos adelante. En cuanto a la política y los eventos de esta semana, los decretos que se salvaron en el último minuto gracias a un acuerdo con los independentistas de Junts, me produce cierta satisfacción ver a los partidos poderosos sometidos y controlados. Es una lección para aquellos que siempre han arrasado sin mirar atrás. Para aquellos de nosotros que tenemos una concepción centralista de este país, es un recordatorio de que la periferia

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro
Política 13.01.2024
El principio de la supervivencia El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, ha declarado recientemente que, de haber sabido que la política era así, se hubiera dedicado a otra cosa. Esta afirmación ha despertado ternura en muchos, ya que revela la humanidad de un individuo más que se siente derrotado cuando las cosas no le han salido bien. En mi caso, también me identifico con esta frase en ocasiones. Hay momentos en los que me pregunto si haberme dedicado al periodismo fue la elección correcta, al igual que el electricista que ha venido hoy a mi casa. Seguramente él también tenga días en los que piensa que si hubiera tomado otro camino, estaría en una vida mejor. Aunque siempre es tentador imaginar una vida alternativa llena de sueños, la realidad es que la puerta que hemos elegido es la que nos ha llevado hasta aquí. Es esta, la verdadera, la que nos brinda momentos de felicidad cada día. Así es como nos recuperamos y seguimos adelante. Hablando sobre la política y los eventos de esta semana, los decretos que fueron salvados in extremis gracias a un acuerdo de último minuto con concesiones a los independentistas de Junts, debo admitir que me produce cierta satisfacción ver a los partidos poderosos sometidos y controlados. Esto es una lección para aquellos que siempre han arrasado sin mirar atrás, como un tsunami. Para aquellos de nosotros que llevamos en nuestra piel una concepción centralista de este país (y casi todos los países en general), es un recordatorio de que la periferia también tiene voz y voto en la toma de decisiones. En serio, parece una traslación parlamentaria de los tiempos actuales: inseguros, inestables, en los que la mayoría de nosotros nos miramos al espejo y no sabemos si estamos realmente allí, en los que cada día hay que adaptarse a las olas que vienen. En estos días, no es que los principios sean líquidos o volubles, es que son diferentes. En realidad, solo hay uno: la supervivencia. Y el político que mejor ha entendido esto es Pedro Sánchez. Esto ha sido evidente desde hace tiempo. Él es capaz de mostrar una imagen de fuerza y poder en un contexto de debilidad política y constante incertidumbre. Su tierra firme es siempre movediza y él ha entendido que lo más importante era sacar adelante el escudo social, sin importar cómo, negociando y asegurando que los primeros decretos del Gobierno sobrevivieran, ya que en ellos residía gran parte de su futuro. El Partido Popular también podría haber negociado, pero cayó en el error de dejarse deslumbrar por los beneficios personales que traería una derrota del Gobierno. Tal vez lo que Núñez Feijóo quería expresar en sus desesperadas declaraciones después de la sesión plenaria es que hubiera sido mejor negociar. Al final, no hay grandes ganadores. El arte nunca es casual. El azar siempre tiene un mensaje, aunque a veces lo busquemos. No es casualidad que un director español de cine, J.A. Bayona, haya decidido explorar unos hechos ocurridos hace cincuenta años, que ya fueron retratados por una cámara. Me refiero a su película "La sociedad de la nieve". No es casualidad que haya surgido interés en una experiencia extrema de supervivencia. Y no es casualidad que lo haya hecho para dar visibilidad a aquellos que normalmente no son vistos, a los débiles, a aquellos que no sobreviven pero que son indispensables para que otros continúen viviendo. Personalmente, debo admitir que la nieve me genera miedo desde que era niño. Desde mi primer viaje a un lugar nevado en un viejo y tambaleante autobús. La asociación de vecinos de mi barrio, que buscaba democratizar el turismo, organizó una excursión de un día a la montaña más cercana. Todos éramos vecinos de las mismas calles, de los solares a las laderas de la Virgen de la Vega. En el regreso, ya sin sol, el autobús quedó al borde de un precipicio debido a un fallo en los frenos. Todavía recuerdo al conductor sudando con las ruedas delanteras del vehículo fuera de la carretera. También recuerdo a un vecino que rápidamente tomó a su hijo en brazos y fue hacia la puerta trasera. Y recuerdo la muerte, que parecía una fiesta para un niño, mientras todos esperábamos a la intemperie junto a una cabaña de madera a que llegara otro autobús. Desde entonces, he vuelto a la nieve en algunas ocasiones, pero nunca me he sentido cómodo. Creo que siempre he sabido por qué. A pesar de eso, sobreviví y seguí adelante. Seguir adelante, sí. Pero a estas alturas te das cuenta de que eres tanto lo que tienes delante como lo que has dejado atrás. Sigues adelante y sueñas porque tienes recuerdos, porque llevas a muchas otras personas contigo. Tu futuro no solo te pertenece a ti. Sigues adelante porque aún te maravilla levantar la vista y ver el mundo. Y lo haces sin perder el respeto por la razón, sin dejar que el miedo te consuma. "La luz difícil" de Tomás González es uno de los libros más hermosos que he leído recientemente. Es una novela corta sobre el dolor y la supervivencia, con una conclusión simple y clara pero fácil de olvidar: "La armonía del mundo no se emborrona o ensucia ni siquiera en los momentos de peor horror". Cualquiera que haya vivido lo sabe. Cualquiera podría hablar mucho sobre los horrores.
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