El destino de Trump pende de un hilo mientras los jueces de Nueva York asestan golpes decisivos.

El destino de Trump pende de un hilo mientras los jueces de Nueva York asestan golpes decisivos.

En una semana crucial para Donald J. Trump, dos jueces de Nueva York podrían alterar su futuro. Uno podría programar su primer juicio penal, lo que posiblemente resultaría en prisión, mientras que el otro considera imponer sanciones financieras a su empresa familiar. Este punto de inflexión podría remodelar su vida personal y sus ambiciones presidenciales, exponiendo las limitaciones de su estrategia legal preferida de retraso. Trump continúa retratándose como víctima de una conspiración demócrata, pero estas amenazas inmediatas plantean consecuencias significativas en un momento inconveniente.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Política 12.02.2024
En una semana de alto riesgo para Donald J. Trump, dos jueces de Nueva York podrían cambiar potencialmente el rumbo de su futuro. A solo unas cuadras de distancia, los jueces están listos para tomar decisiones que podrían tener consecuencias significativas para el ex presidente. El jueves, el juez Juan M. Merchan podría programar el primer juicio penal para un ex presidente estadounidense, posiblemente el próximo mes. Este desarrollo plantea la posibilidad de que Trump enfrente prisión. Al día siguiente, se espera que el juez Arthur F. Engoron emita un fallo que plantea una amenaza diferente para Trump, una que se dirige a su negocio familiar en lugar de a su libertad personal. Engoron, quien presidió el juicio civil por fraude de Trump, está considerando la solicitud del fiscal general de Nueva York de imponer sanciones financieras sustanciales a Trump y apartarlo de la empresa que alguna vez dirigió. Estas amenazas duales marcan un punto crucial en el camino legal de Trump, una semana que podría remodelar tanto su vida personal como sus ambiciones presidenciales mientras continúa su camino hacia la nominación republicana. El fallo de Engoron podría agotar los recursos financieros de Trump, mientras que una condena por delito grave en la sala de Merchan impulsaría el clima político ya divisivo hacia territorios desconocidos. A lo largo de este calvario, Trump se ha retratado repetidamente como víctima de una conspiración demócrata destinada a perseguirlo y ayudar a su oponente, el presidente Biden. Ha atacado consistentemente a los dos demócratas involucrados en los casos: el fiscal de distrito de Manhattan, Alvin L. Bragg, quien presentó los cargos penales, y la fiscal general de Nueva York, Letitia James, quien encabezó la demanda por fraude. Sin embargo, la semana de Trump en Nueva York expone las limitaciones de su estrategia legal preferida: el retraso. James tuvo que navegar a través de dos años de litigio antes de presentar su demanda, mientras que la oficina del fiscal de distrito pasó cinco años construyendo su caso para la acusación. A pesar de estas batallas prolongadas, ambos casos han alcanzado ahora puntos críticos en el sistema legal, convirtiéndose en amenazas inmediatas para el ex presidente en un momento muy inconveniente.
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