La sombra inminente: Las cruciales elecciones de Pakistán y la erosión de la democracia.

La sombra inminente: Las cruciales elecciones de Pakistán y la erosión de la democracia.

Esta semana, los pakistaníes se enfrentan a elecciones cruciales mientras luchan con el futuro de la democracia. Sin embargo, el desencanto global con la democracia está creciendo, como se observa en India y Estados Unidos. Pakistán tiene una historia de inestabilidad democrática, y la ausencia de Imran Khan, junto con los desafíos electorales que enfrenta su partido, aumenta aún más la frustración y la futilidad que siente el electorado pakistaní. La falta de confianza en los políticos y en el proceso democrático socava la fe en la democracia misma, arrojando una sombra sobre el futuro de la nación.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Política 06.02.2024
Esta semana es crucial para los pakistaníes, ya que se preparan para votar en elecciones federales y provinciales a nivel nacional. El futuro de la democracia en el país pende de un hilo. Sin embargo, Pakistán no está solo enfrentando este momento crucial este año. Más de 60 países, que representan casi la mitad de la población mundial, también celebrarán elecciones nacionales. Sin embargo, al igual que muchos otros en todo el mundo, me encuentro cuestionando si la democracia aún tiene la promesa que alguna vez tuvo. Pakistán ha luchado por establecer un sistema democrático estable, mientras que India, su vecino y la democracia más grande del mundo, probablemente verá la continuación de un gobierno supremacista hindú en sus próximas elecciones. Además, en Estados Unidos, la popularidad de Donald Trump está resurgiendo mientras el país se prepara para sus propias elecciones en noviembre. El estado del mundo está marcado por la agitación y la inestabilidad, alimentada en parte por el caos del proceso político moderno y la falta de visión de sus líderes. Los conflictos arden en Gaza y Ucrania, pintando una imagen sombría de las consecuencias de la disfunción política. Durante décadas, los pakistaníes han lidiado con estos sentimientos inquietantes. Cuando era niña en 1977, presencié el golpe militar que derrocó al primer ministro Zulfikar Ali Bhutto, sumiendo a la nación en la dictadura y la ley marcial. El recuerdo de ese día oscuro nunca me ha abandonado: las calles vacías y los periódicos declarándolo un "día negro" en letras audaces. Aunque el gobierno militar finalmente terminó en 1988, el país ha experimentado períodos alternos de gobierno democrático y dictadura militar. Aunque la democracia fue revivida en 2008, las repetidas ocasiones en que el poder fue robado nos han dejado aturdidos y desilusionados. Y ahora, aquí estamos nuevamente. Mientras nos preparamos para las elecciones de esta semana, nos enfrentamos a la ausencia de Imran Khan, el popular ex primer ministro, quien recientemente fue condenado por cargos dudosos de filtrar secretos de estado y corrupción. A pesar de su promesa de liberar a Pakistán de la política dinástica cuando fue elegido en 2018, su mandato terminó de manera similar a los períodos anteriores de gobierno democrático. Estados Unidos hizo la vista gorda cuando su gobierno electo fue destituido del poder. El partido Pakistan Tehreek-e-Insaf (P.T.I.), de Khan, enfrenta desafíos electorales significativos, incluida una represión contra sus miembros, con muchos ex figuras ahora obligadas a postularse como independientes. La Corte Suprema incluso ha prohibido al partido usar su icónico símbolo electoral, un bate de cricket, un símbolo que tiene un gran significado para el Sr. Khan, un ex héroe nacional del cricket convertido en político. Consecuentemente, mientras nos dirigimos a las urnas esta semana, un sentimiento de frustración e inutilidad se cierne sobre el electorado pakistaní. Muchos adultos jóvenes, que votan por primera vez, se preguntan una pregunta pertinente: ¿por qué deberían votar por políticos que parecen no tener otra agenda que adquirir poder y usarlo para suprimir a sus oponentes? La falta de confianza y la desilusión con el proceso democrático erosionan nuestra fe en la democracia misma, arrojando una sombra sobre el futuro de nuestra nación.
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