El nuevo gobierno de Nueva Zelanda, inclinado hacia la derecha, provoca una reacción negativa: surgen políticas anti-maoríes y protestas a medida que la coalición de Luxon revierte las iniciativas de Ardern.
El nuevo gobierno de Nueva Zelanda, de tendencia derechista y liderado por el Primer Ministro Christopher Luxon, está revirtiendo rápidamente las políticas implementadas por la ex líder Jacinda Ardern que se consideraban beneficiosas para los Māori. La coalición de Luxon planea disolver la Autoridad de Salud Māori, reducir el uso del idioma Māori y poner fin a las restricciones en la venta de tabaco. Estos movimientos han generado acusaciones de ser "anti-Māori", lo que ha llevado a protestas y llamados a la rendición de cuentas por parte de los líderes Māori. Los críticos argumentan que el gobierno de Luxon está erosionando la representación y el progreso Māori en áreas como la salud y el idioma. El panorama político en Nueva Zelanda es ahora tenso, con una renovada lucha por la representación y los derechos Māori.
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El nuevo gobierno de Nueva Zelanda, liderado por el primer ministro Christopher Luxon y con inclinaciones hacia la derecha, ha actuado rápidamente para revertir las políticas implementadas por la ex líder Jacinda Ardern que se consideraban beneficiosas para los indígenas del país, los Māori. La coalición de Luxon ha propuesto disolver la Autoridad de Salud Māori, reducir el uso del idioma Māori y eliminar las restricciones en la venta de tabaco, medidas que los líderes Māori habían buscado para reducir los índices de tabaquismo entre su pueblo. Estos movimientos han provocado acusaciones de ser "anti-Māori" y han generado protestas y llamamientos a la rendición de cuentas por parte de líderes y organizaciones Māori.
La velocidad del cambio bajo el gobierno de Luxon ha sorprendido a los observadores, muchos de los cuales han expresado su preocupación por el posible impacto en las comunidades Māori. El Rey Māori ha convocado una reunión nacional de los pueblos indígenas para discutir cómo hacer responsables al nuevo gobierno de coalición. Decenas de miles de personas han participado en manifestaciones contra el gobierno organizadas por el partido Māori. Los críticos argumentan que el gobierno de Luxon está erosionando la representación Māori y el progreso en diversas áreas, incluyendo la salud y el idioma.
Luxon ha defendido las acciones de su gobierno, afirmando que están comprometidos con mejorar el bienestar de los Māori. Mientras tanto, el Partido Laborista de Ardern, que implementó políticas populares entre los progresistas, sufrió una derrota significativa en las elecciones recientes. El nuevo gobierno de coalición conservador, compuesto por el Partido Nacional, Nueva Zelanda Primero y ACT Nueva Zelanda, había prometido deshacer algunas de las políticas de Ardern, especialmente aquellas relacionadas con la representación y el gobierno Māori. Los socios de la coalición han publicado un plan de 100 días que incluye revertir iniciativas destinadas a beneficiar a los Māori.
El panorama político en Nueva Zelanda se caracteriza ahora por la tensión y la división, con el nuevo gobierno enfrentando críticas de las comunidades Māori y sus seguidores. La postura del gobierno de Luxon frente a los asuntos Māori ha sido descrita por un profesor de política como la más explícitamente anti-Māori en la memoria reciente. Las continuas guerras culturales y los desafíos a la identidad y el progreso Māori han despertado una renovada lucha por la representación y los derechos Māori, con líderes y organizaciones Māori movilizándose para las batallas políticas en el país.