Mossad interviene en buscapersonas de Hezbolá, tensando el conflicto en Líbano

Mossad interviene en buscapersonas de Hezbolá, tensando el conflicto en Líbano

La cadena Sky News Arabia reporta que la inteligencia israelí interceptó los dispositivos antes de que fueran entregados a Hezbolá y los rellenó con la sustancia.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Política HACE 12 HORAS

La reciente revelación sobre la intervención del Mossad en la entrega de buscapersonas destinados a Hezbolá ha sacudido la ya tensa situación en el Líbano y ha añadido una nueva capa de complejidad a la dinámica de poder en la región. Según un informe de Sky News Arabia, la inteligencia israelí no solo interceptó estos dispositivos, sino que los modificó para que contuvieran una sustancia explosiva, el tetranitrato de pentaeritritol (Pent), que fue diseñada para detonar al calentar las baterías de los buscapersonas.


Este tipo de operación, que implica la manipulación de tecnología destinada a una organización rival, no es nueva en el ámbito de la inteligencia. Sin embargo, la magnitud y la ejecución de esta estrategia resultan especialmente alarmantes. Según fuentes citadas por Al Jazeera, cada uno de los dispositivos interceptados y modificados contenía aproximadamente 20 gramos de esta sustancia explosiva. La posibilidad de que hasta 5,000 buscapersonas fabricados por la compañía taiwanesa Gold Apollo estuvieran involucrados en esta operación plantea serias preocupaciones sobre la seguridad y la efectividad de las medidas de control de armamento en la región.


El impacto inmediato en el Líbano ha sido dramático. Las explosiones de estos dispositivos han llevado a Hezbolá a declarar que Israel es "plenamente responsable" de los ataques. Esta acusación no solo exacerba la ya frágil relación entre ambos actores, sino que también ha desatado una ola de indignación entre el liderazgo de Hezbolá, que ha prometido represalias. Este tipo de retórica sugiere que el conflicto podría escalar, poniendo en peligro la estabilidad no solo del Líbano, sino también de toda la región.


La operación, según informes, fue aprobada por el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y altos funcionarios de seguridad del país durante reuniones estratégicas. Este nivel de coordinación indica que la acción no fue un esfuerzo aislado, sino parte de una estrategia más amplia para minar la confianza en Hezbolá y crear la percepción de que la organización está siendo vigilada de cerca por los servicios de inteligencia israelíes. Este tipo de manipulación psicológica es un componente crucial de las operaciones de inteligencia modernas, y su uso aquí resalta la sofisticación de las tácticas israelíes.


El uso de dispositivos de comunicación modificados para llevar a cabo una campaña de desestabilización plantea serias preguntas éticas y legales. La manipulación de tecnologías que, en teoría, deberían servir para la comunicación, transformándolas en herramientas de destrucción, resalta la delgada línea entre la defensa y la agresión en el ámbito de la seguridad nacional. La comunidad internacional se enfrenta ahora al dilema de cómo responder a una acción que, si bien puede estar justificada desde el punto de vista de la seguridad israelí, puede ser vista como un acto de guerra encubierto.


La repercusión de estas acciones podría ser de largo alcance. Si Hezbolá decide actuar en consecuencia, el Líbano podría ver un aumento en la violencia, lo que podría desestabilizar aún más la región. Esto no solo afectaría a las relaciones entre Israel y sus vecinos, sino que también podría tener un efecto dominó en otros grupos militantes y gobiernos en el Medio Oriente, que podrían verse tentados a responder de manera similar.


Además, este incidente podría cambiar la percepción pública dentro de Israel y en el extranjero. Mientras que algunos ven las operaciones de inteligencia como necesarias para la seguridad del estado, otros podrían cuestionar la ética de tales tácticas, especialmente si resultan en daño colateral o en la perpetuación del ciclo de violencia en la región.


A medida que las autoridades israelíes y de Hezbolá se preparan para las posibles consecuencias de este conflicto, la comunidad internacional observa con creciente preocupación. Las decisiones tomadas en estas próximas semanas serán cruciales, no solo para el futuro de las relaciones entre Israel y Hezbolá, sino también para la estabilidad de toda la región. En un mundo donde la tecnología está en constante evolución, la línea entre la guerra cibernética y la guerra convencional se está volviendo cada vez más borrosa, dejando a los analistas y a los responsables de la toma de decisiones con más preguntas que respuestas.


La situación es un recordatorio escalofriante de que, en el juego de la inteligencia y la seguridad, las fronteras de la ética, la legalidad y la efectividad son a menudo difíciles de definir y aún más difíciles de mantener.

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