Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
Claudia Sheinbaum ha tomado la batuta en la respuesta a la reciente escalada de tensiones entre México y Estados Unidos, tras la imposición de aranceles por parte del gobierno de Donald Trump. En un mensaje claro y contundente, la presidenta de México anunció que su administración implementará “medidas arancelarias y no arancelarias” para contrarrestar el impacto de un gravamen del 25% a las exportaciones mexicanas hacia el país del norte. Esta decisión marca un punto de inflexión en las relaciones comerciales entre ambos países, afectadas por acusaciones y enfrentamientos mediáticos. Sheinbaum subrayó que la solución a los problemas no se encuentra en la imposición de aranceles, sino en el diálogo y la colaboración. “No es con la imposición de los aranceles como se resuelven los problemas, sino hablando y dialogando”, enfatizó la mandataria, cuyo gobierno ha buscado una postura de cooperación frente a las acusaciones de la Casa Blanca. Estas acusaciones fueron desestimadas, catalogándolas como calumnias, y se rechazaron los intentos de intervención en los asuntos internos de México. En este contexto, la presidenta instruyó al secretario de Economía, Marcelo Ebrard, a adoptar un “plan B” como respuesta a la guerra comercial emprendida por Trump. Sin embargo, las medidas exactas que se implementarán aún no han sido detalladas, lo que deja un aire de incertidumbre sobre cómo se verá afectado el comercio bilateral. La falta de claridad sobre las mercancías específicas que enfrentarán aranceles añade una capa de complejidad a esta ya tensa relación. Desde el lado estadounidense, Trump justificó su decisión alegando que México no ha logrado controlar el narcotráfico y el flujo de inmigrantes indocumentados, lo que ha elevado las tensiones. Estas afirmaciones fueron rechazadas de plano por Sheinbaum, quien argumentó que la responsabilidad de abordar el consumo de drogas en Estados Unidos recae en su propio gobierno. “Si el Gobierno de Estados Unidos y sus agencias quisieran atender el grave consumo de fentanilo en su país, pueden, por ejemplo, combatir la venta de estupefacientes en las calles de sus principales ciudades”, afirmó, apuntando a la necesidad de que ambos países trabajen en conjunto para enfrentar estos problemas. La situación ha escalado a niveles significativos, con acusaciones de complicidad por parte de la Casa Blanca hacia el gobierno mexicano, que no solo han colmado la paciencia de Sheinbaum, sino que también han llevado a una movilización de recursos en respuesta. Las autoridades mexicanas han presentado cifras sobre detenciones y decomisos, incluyendo el mayor haul de fentanilo en la historia del país, como un intento de demostrar su compromiso en la lucha contra el narcotráfico. A medida que las tensiones aumentan, la relación entre México y Estados Unidos se encuentra en un punto delicado. La administración de Sheinbaum ha dejado claro que la soberanía de México no es negociable, y que la coordinación será prioritaria, pero no la subordinación. “Coordinación sí; subordinación, no”, afirmó la presidenta, resaltando el deseo de México de ser un socio igualitario en la lucha contra el crimen organizado. Pese a la presión, Sheinbaum ha manifestado su confianza en la fortaleza de la economía mexicana para enfrentar los desafíos que se avecinan. En un momento crucial para el comercio entre ambas naciones, la presidenta insistió en la necesidad de negociar “con la frente en alto”. El impacto económico de los aranceles se ha cifrado en más de 10.000 millones de dólares para los consumidores estadounidenses, un hecho que podría obligar a Washington a reconsiderar sus decisiones. La dinámica de la relación bilateral podría también verse afectada por el futuro del Tratado México-Estados Unidos-Canadá (TMEC), cuyas renegociaciones se encuentran en un estado incierto tras las acciones de Trump. La situación actual ha llevado al primer ministro canadiense, Justin Trudeau, a declarar su intención de comunicarse con México, lo que podría abrir nuevas oportunidades de colaboración en medio del conflicto. Finalmente, la respuesta de Sheinbaum y su administración ante la guerra comercial y las acusaciones de Trump no solo marcará su legado político, sino que también definirá el rumbo de la relación entre México y Estados Unidos en los próximos años. Con un enfoque en la razón y el derecho, la presidenta mexicana se enfrenta al mayor desafío de su administración desde su llegada al cargo el pasado octubre, reafirmando su compromiso con la soberanía y la colaboración internacional.