Sheinbaum asume la presidencia: el desafío de transformar la política energética de México

Sheinbaum asume la presidencia: el desafío de transformar la política energética de México

La llegada a la presidencia de México de una científica climática ha generado expectativa entre científicos y ambientalistas. Sin embargo, hereda un país que paralizó la inversión en renovables y le apostó al petróleo

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro
Política HACE 4 HORAS

Claudia Sheinbaum, la nueva presidenta de México, enfrenta un desafío monumental en su mandato: la necesidad de equilibrar una política energética moderna y sostenible con el legado petrolero de su predecesor, Andrés Manuel López Obrador. Con una aprobación del 77% al finalizar su gestión, López Obrador es recordado por muchos como un defensor de la soberanía energética. Sin embargo, su enfoque ha sido criticado por su falta de atención al cambio climático y su rechazo a las energías renovables. Este dilema se plantea en un contexto donde el 64% de las emisiones de gases de efecto invernadero en el país proviene del sector energético.


Desde su llegada al poder, Sheinbaum ha provocado cierta esperanza en la comunidad científica y ambiental, gracias a su formación en ingeniería energética y su experiencia con el Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC). Sin embargo, sus acciones deberán ir más allá de la retórica de "continuidad con cambio". Necesitará una estrategia clara y efectiva para desmarcarse del legado energético de López Obrador, que ha priorizado el petróleo y el gas sobre las energías limpias.


Adrián Fernández, director Ejecutivo de la Iniciativa Climática de México, señala la urgencia de retomar el impulso hacia las energías renovables. La Ley de Transición Energética de 2015 estableció metas ambiciosas para aumentar la participación de energías limpias en la matriz energética del país, pero estos esfuerzos se vieron truncados en 2018. Sheinbaum deberá encontrar formas innovadoras y realistas de atraer las inversiones privadas necesarias para esta transición, dado que la mayoría de los fondos para energías renovables provienen del sector privado.


El potencial económico de esta transición también presenta una oportunidad para que Sheinbaum continúe con los programas sociales populares de su predecesor. La instalación de tecnologías solares en hogares y empresas podría no solo reducir la dependencia de combustibles fósiles, sino también aliviar la carga económica de las familias. Iniciativas como la entrega de calentadores y paneles solares podrían ser un paso en la dirección correcta, alineándose con los principios del partido Morena, que busca beneficiar a la población.


Sin embargo, el mayor reto de Sheinbaum es dejar atrás la mentalidad del "lock in" energético, que implica un fuerte compromiso con las infraestructuras de combustibles fósiles. Este fenómeno complica la transición hacia energías más sostenibles y requiere decisiones estratégicas que podrían poner en riesgo la autosuficiencia energética que López Obrador promovió. La inversión en nuevas refinerías, como la de Dos Bocas, ha llevado a pérdidas significativas y ha limitado el crecimiento de tecnologías más limpias.


Fernanda Ballesteros, experta en gobernanza de recursos naturales, advierte sobre la falta de sostenibilidad de las políticas energéticas actuales. A medida que los precios del petróleo están destinados a caer, continuar invirtiendo en refinerías podría resultar financieramente desastroso. La clave, según Ballesteros, es diversificar y explorar nuevas oportunidades para Pemex en el ámbito de las energías renovables.


Para abordar estos retos, el gabinete de Sheinbaum incluye a figuras clave en temas de cambio climático, como Alicia Bárcena y Marcelo Ebrard. Su experiencia y conocimiento podrían ser determinantes en la formulación de políticas energéticas efectivas. Aunque aún no hay un plan claro, la creencia de que Sheinbaum priorizará la ciencia y la sostenibilidad es un rayo de esperanza para los ambientalistas.


La trayectoria de Sheinbaum como gobernadora de la Ciudad de México también aporta un contexto favorable. Al promover el transporte público y la instalación de proyectos solares, ha demostrado un compromiso con políticas ambientales, aunque su legado en este ámbito aún es objeto de debate. La comparación con líderes como Angela Merkel, que combinaron ciencia y política, sugiere que Sheinbaum tiene la capacidad de liderar un cambio significativo.


En resumen, el futuro energético de México depende de las decisiones que tome Claudia Sheinbaum en los próximos años. La presión por revertir el legado petrolero de López Obrador y fomentar un desarrollo sostenible está en sus manos. La forma en que aborde estos desafíos podría no solo definir su presidencia, sino también el rumbo del país hacia un futuro más verde y sostenible.

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