
Juan Brignardello Vela
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Deportes 13.04.2025
Luis Pérez es un testimonio de la determinación y la resiliencia en el mundo de los deportes profesionales. A pesar de ser un mariscal de campo poco probable en la Liga Unida de Fútbol Americano (UFL), Pérez ha trazado un camino único para mantener vivos sus sueños de la NFL. Su viaje no se trata solo de talento, sino de una búsqueda incesante que comenzó en su infancia y ha estado marcada por la perseverancia frente a la adversidad.
Creciendo en San Diego, Pérez estaba más inclinado hacia el boliche que hacia el fútbol, al menos hasta un momento decisivo durante su último año de secundaria. Después de sentir la atmósfera eléctrica de un partido de fútbol en el día de los seniors, se dio cuenta de que quería retomar el deporte que había dejado de lado. A pesar de ser rechazado inicialmente por su liga juvenil local, la determinación de su padre le aseguró un lugar en un equipo formado específicamente para jugadores no seleccionados, donde aprendieron el juego utilizando castillos inflables como muñecos de placaje. Este comienzo poco convencional no lo desanimó; encendió una chispa que lo llevó a enseñarse a sí mismo a lanzar un balón de fútbol viendo tutoriales en YouTube, conectando eventualmente con el ex mariscal de campo de la NFL Akili Smith para recibir entrenamiento práctico.
La carrera universitaria de Pérez despegó en el Southwestern Junior College, donde se transformó de ser el noveno mariscal de campo en la lista a un jugador destacado, llevando eventualmente al equipo a un campeonato de boliche de junior college. Su tenacidad llamó la atención de entrenadores de la NCAA, y encontró un hogar en Texas A&M-Commerce. Allí, sobresalió, ganando el Trofeo Harlon Hill y llevando a su equipo al campeonato nacional de División II. Sin embargo, a pesar de su éxito, la NFL seguía siendo esquiva, y entró a la liga sin ser seleccionado en 2018.
Desde entonces, Pérez ha saltado entre la NFL y varias ligas de primavera, siempre regresando en busca de ese codiciado lugar en la lista. Sus apariciones de alto perfil incluyen ser el primer mariscal de campo en lanzar un touchdown en la historia de múltiples ligas, demostrando su capacidad para impactar donde quiera que juegue. Ahora, a los 30 años, está de regreso con los Arlington Renegades, liderando nuevamente la liga en yardas por pase.
Lo que distingue a Pérez no son solo sus estadísticas, sino su inquebrantable creencia en su propio potencial. Durante una reciente entrevista, expresó confianza en su capacidad para sobresalir al más alto nivel, afirmando: “Sé que puedo jugar al más alto nivel... seguiré adelante hasta que lo logre.” Esta mentalidad ha alimentado su continuo esfuerzo a través de campamentos de entrenamiento y pruebas de liga, donde ha enfrentado la dura realidad de ser cortado múltiples veces.
El apoyo de su familia y su incansable ética de trabajo son aspectos cruciales de su viaje. Pérez no solo entrena diligentemente, sino que también involucra a su familia en su preparación, manteniendo fuerte el sistema de apoyo. Su esposa, Brenda, juega un papel importante al cuestionarlo sobre las jugadas, mientras que su madre ha sido una presencia constante en los partidos. Este esfuerzo comunitario ilustra cuán profundamente está invertido en su búsqueda del éxito.
Entrenadores y exjugadores reconocen el compromiso de Pérez con el juego. Bob Stoops, miembro del Salón de la Fama del Fútbol Universitario y actual entrenador de los Renegades, comentó sobre la historia única de Pérez y su motivación, afirmando: “Él tiene una historia única. Nunca habrá otra como esta.” Este sentimiento es respaldado por Akili Smith, quien ve la misma determinación que una vez tuvo en Pérez.
A pesar de las probabilidades en su contra, Luis Pérez encarna el espíritu de un luchador. Cada vez que es cortado de una lista de la NFL, regresa al campo con renovado vigor. Juega con el equilibrio entre el entrenamiento y la vida, asegurándose de poder continuar su búsqueda mientras evalúa su pasión y preparación física después de cada temporada.
Mientras se mantiene firme en medio de los altibajos de su carrera, está claro que el viaje de Luis Pérez es más que solo fútbol; se trata del espíritu humano incansable que se niega a aceptar la derrota. Con cada partido, continúa inspirando a aquellos que se atreven a soñar, demostrando que a veces, el camino menos transitado es el que lleva a destinos extraordinarios. A medida que se prepara para otra temporada en la UFL, los aficionados y observadores estarán atentos, esperando que este rey de primavera finalmente encuentre su trono en la NFL.
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