El Marsch de Canadá denuncia el sesgo arbitral de Concacaf antes del crucial enfrentamiento contra EE. UU.

El Marsch de Canadá denuncia el sesgo arbitral de Concacaf antes del crucial enfrentamiento contra EE. UU.

El entrenador de Canadá, Jesse Marsch, critica a los árbitros de la Concacaf por una supuesta falta de respeto, amplificando las frustraciones antes de un partido crucial contra Estados Unidos.

Juan Brignardello, asesor de seguros

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Deportes 24.03.2025

En una conferencia de prensa celebrada en la víspera del partido por el tercer lugar de la Liga de Naciones contra Estados Unidos, el entrenador de Canadá, Jesse Marsch, expresó una profunda frustración por lo que percibe como un patrón de larga data de falta de respeto dirigido hacia su equipo por parte de los árbitros de Concacaf. Este sentimiento se intensificó especialmente tras la derrota de Canadá en las semifinales ante México, donde una controvertida no sanción de un posible penalti contra el defensor Derek Cornelius se convirtió en un punto focal de discusión. Marsch mencionó un incidente específico al inicio del partido en el que Cornelius supuestamente fue fouled por Edson Álvarez de México en el área penal. A pesar de que las repeticiones en video indicaban que había ocurrido una falta, no se sancionó penalti y, en cambio, se le otorgó a México un tiro libre. La situación planteó interrogantes sobre la efectividad del VAR, lo que dejó a Marsch y a sus jugadores frustrados y cuestionando los estándares de arbitraje en su región. "Mi frustración (respecto al posible penalti) palidece en comparación con su ira", comentó Marsch, destacando el impacto emocional que el arbitraje ha tenido en sus jugadores. Han sentido esta falta de respeto percibida durante demasiado tiempo, y ha afectado su confianza y enfoque en los partidos. El delantero Jonathan David expresó este sentimiento, indicando que ya se estaba preparando mentalmente para ejecutar un penalti momentos antes de que ocurriera el incidente, lo que señala cuán crucial podría haber sido ese momento para cambiar el resultado del partido. Marsch no se contuvo en su crítica al arbitraje. "El hecho de que ni siquiera se revise es inadmisible", afirmó enfáticamente, subrayando una creciente preocupación de que los equipos canadienses no están recibiendo el mismo nivel de escrutinio o respeto por parte de los árbitros que sus oponentes. Sus jugadores expresaron visiblemente su frustración al árbitro Héctor Martínez, pero fueron recibidos con silencio, ya que parecía que no se consultó al VAR. Esta lucha continua contra los sesgos percibidos en el arbitraje parece actuar como un grito de unión para el equipo de Marsch. Mientras se preparan para enfrentar a EE. UU. en un partido cargado de implicaciones políticas y regionales, Marsch disfruta de la mentalidad de desvalido que históricamente ha acompañado al fútbol canadiense. Señaló la necesidad de que su equipo gane respeto en tales escenarios de alta presión, particularmente contra un rival que a menudo ha sido favorecido en competiciones internacionales. A pesar del enfoque en el equipo de EE. UU. en las discusiones previas al partido, Marsch mantuvo una postura clara, esquivando preguntas sobre las recientes dificultades de los estadounidenses. "No es mi trabajo", dijo con una sonrisa, indicando que sigue enfocado en el camino de su propio equipo en lugar de dejarse llevar por narrativas sobre sus rivales. El partido, que se desarrolla en un contexto de tensas dinámicas políticas entre Canadá y EE. UU., representa más que solo un juego. Como señaló el defensor Alistair Johnston, este encuentro representa un choque con lo que muchos perciben como el mayor oponente político de Canadá. Es un recordatorio de que los deportes a menudo se cruzan con problemas sociales más amplios, y los jugadores son muy conscientes de este contexto. A medida que Canadá continúa ascendiendo en el ranking del fútbol internacional, la combinación de preocupaciones sobre el arbitraje y la atmósfera cargada que rodea su rivalidad con EE. UU. tiene el potencial de moldear no solo el resultado de sus partidos, sino también el futuro del deporte en el país. El compromiso de Marsch de construir un legado significativo para el fútbol canadiense es evidente, y parece decidido a fomentar un ambiente donde el respeto y el juego limpio sean primordiales. En la antesala de competiciones cruciales como la Copa Oro y la Copa Mundial de 2026, el desafío de Marsch será navegar estas complejas aguas del arbitraje, el orgullo nacional y la rivalidad mientras infunde confianza y resiliencia en sus jugadores. A medida que se preparan para el partido de alta presión del domingo, las lecciones aprendidas de sus experiencias recientes sin duda jugarán un papel fundamental en la trayectoria futura de Canadá en el escenario internacional.

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