
Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.




Las pérdidas económicas ocasionadas por catástrofes naturales a nivel global alcanzaron la asombrosa cifra de 368.000 millones de dólares (337.600 millones de euros) durante el año 2024. Esta cifra representa un incremento del 14% en comparación con la media del siglo XXI, evidenciando no solo la magnitud de los desastres, sino también la creciente vulnerabilidad de las comunidades ante fenómenos climáticos extremos. De este total, las aseguradoras asumieron pérdidas que superaron los 145.000 millones de dólares (133.000 millones de euros), lo que pone de manifiesto el impacto que estos eventos tienen no solo en la población, sino también en el sector financiero. El Informe sobre la situación del mercado asegurador, elaborado por la consultora Willis, resalta que los fenómenos meteorológicos se están volviendo cada vez más frecuentes y costosos. Este aumento en la intensidad y en la frecuencia de tormentas severas se asocia no solo al cambio climático, sino también al crecimiento de la población y a la elevada exposición de bienes materiales, lo que incrementa el riesgo de catástrofes que pueden generar pérdidas multimillonarias. Uno de los aspectos más alarmantes que se desprende del informe es el aumento de la brecha de protección en el sector asegurador. En 2024, las pérdidas no aseguradas alcanzaron la cifra de 223.000 millones de dólares (204.500 millones de euros), representando el 60% de los costos totales derivados de las catástrofes. Este hecho plantea un grave desafío tanto para comunidades como para gobiernos, que deben afrontar la ardua tarea de reconstruir las áreas afectadas sin la cobertura adecuada. Entre los eventos más destacados, se encuentra la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) que afectó a España, posicionándose como uno de los diez desastres naturales más costosos del año. Este tipo de fenómenos subraya la necesidad urgente de contar con medidas más eficaces de prevención y respuesta ante desastres, además de generar un debate sobre cómo mejorar la cultura de la asegurabilidad en la población. A pesar de este panorama desalentador, el sector asegurador ha mostrado signos de consolidación en la mayoría de sus líneas de negocio. El informe de Willis menciona que, durante 2024, el mercado ha experimentado un crecimiento evidente y la generación de nuevo negocio es una tendencia que se espera continúe en el futuro cercano. Esta dinámica podría ofrecer una oportunidad para que las aseguradoras adapten sus productos y servicios a las nuevas realidades del clima y la economía. Sin embargo, el estudio también señala que, a pesar de la apertura de las aseguradoras a explorar nuevos segmentos de mercado y a asumir riesgos previamente excluidos, las amenazas del mercado siguen siendo elevadas. Los riesgos de liquidez y financiación han mostrado una tendencia al alza, lo que a su vez genera inquietud en un contexto económico global cada vez más incierto. Los problemas de solvencia y rentabilidad se mantienen en niveles mediocres, lo que indica que, aunque el sector pueda estar en expansión, también enfrenta serias dificultades que podrían comprometer su estabilidad a largo plazo. En este sentido, las perspectivas para 2025 son aún inciertas, especialmente en lo que respecta a los factores sociales, medioambientales y de gobernanza (ESG). A medida que se avanza hacia el futuro, el creciente escepticismo y las dinámicas cambiantes en los acuerdos ambientales se traducen en una incertidumbre que podría obstaculizar el progreso hacia los objetivos de sostenibilidad a largo plazo. Así, la adaptación de las aseguradoras a estos nuevos retos será fundamental para garantizar su relevancia y viabilidad en un mundo en constante cambio. Por otro lado, el informe también apunta a un ligero aumento en la digitalización y en los riesgos cibernéticos, especialmente en el cuarto trimestre de 2024. La creciente preocupación por la seguridad de la información y la posibilidad de que los riesgos cibernéticos se materialicen con mayor probabilidad exige que el sector asegurador refuerce sus estrategias y soluciones en este ámbito. En conclusión, los datos presentados en el informe de Willis no solo reflejan el estado actual del mercado asegurador, sino que también resaltan la necesidad urgente de adaptación y transformación ante un entorno que se vuelve cada vez más desafiante. Las catástrofes naturales, junto con las nuevas dinámicas de riesgo, obligan a todos los actores involucrados a repensar sus estrategias y a buscar soluciones innovadoras que permitan mitigar los daños y proteger a las comunidades vulnerables.