
Juan Brignardello Vela
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En una dramática reconfiguración del panorama político de Nepal, el resurgimiento de sentimientos pro-monárquicos ha provocado reacciones contundentes por parte de los principales líderes políticos. Esto ocurre tras la participación activa del ex rey Gyanendra Shah en eventos públicos y el visible impulso que han ganado los partidarios de la monarquía. Los líderes políticos actuales no han escatimado en críticas, enmarcando las acciones del ex rey como obsoletas e imprácticas. El primer ministro KP Sharma Oli ha sido particularmente vocal, desafiando recientemente al ex rey a poner a prueba su supuesta popularidad formando un partido político y presentándose a las elecciones. Hablando en un programa en Mahottari, Oli afirmó: "Actuemos de acuerdo con la constitución. Si el ex rey es popular, forme un partido y compita en la elección." Sus palabras reflejan un escepticismo más amplio hacia el movimiento monárquico, sugiriendo que las aspiraciones del ex rey pertenecen a una era pasada. El ex primer ministro Pushpa Kamal Dahal, dirigiéndose a los medios en un evento de campaña, expresó un sentimiento similar. Describió el empuje de los realistas para restaurar la monarquía como "imposible", etiquetando las decisiones pasadas de Gyanendra como "errores colosales." Dahal enfatizó que cualquier intento de revivir la monarquía solo mancharía la reputación restante del ex rey. Sus comentarios resuenan con una parte significativa de la población que ve la monarquía como un vestigio del pasado autocrático de Nepal. El ministro del Interior, Ramesh Lekhak, y el ministro de Tecnología de la Información y Comunicación, Prithvi Subba Gurung, también se pronunciaron, afirmando firmemente que la monarquía no puede ser una alternativa a la república establecida de Nepal. Lekhak lanzó un desafío directo a Gyanendra, sugiriendo que si realmente deseaba el poder, debería entrar en la arena política abiertamente. Gurung, por su parte, señaló que, aunque el ex rey es tratado con respeto en Nepal, su familia merece un escrutinio por su explotación histórica de la nación. El trasfondo de estas tensiones políticas incluye un reciente mitin organizado por el Partido Rastriya Prajatantra (RPP) en Katmandú, donde los llamados a la restauración de la monarquía resonaron entre los asistentes. Los monárquicos argumentan que el reciente mensaje en video de Gyanendra en el Día de la Democracia ha rejuvenecido su causa, con el ex rey enfatizando la necesidad de unidad y sacrificio para el progreso de Nepal. Su mensaje indica una disposición a volver a la esfera política, aunque bajo la afirmación de que no busca beneficios personales. Sumando a la narrativa, el vicepresidente senior del RPP, Rabindra Mishra, comentó en una entrevista que el sentimiento público está cambiando notablemente. Afirmó que muchos ven a Gyanendra de manera más favorable ahora que en el pasado y sugirió que el ex rey podría aprovechar un creciente desencanto con el sistema político actual. "Después de 17 años, el rey Gyanendra ya no es considerado un villano en Nepal," declaró, avivando aún más el debate sobre el posible renacimiento de la monarquía. En un giro interesante, el presidente del RPP, Rajendra Lingden, respondió a los desafíos de los líderes políticos afirmando que el movimiento pro-monárquico tiene suficiente apoyo sin necesidad de que Gyanendra se postule para un cargo. Sus comentarios destacan las complejidades del diálogo político mientras la nación lidia con su identidad en el contexto de la reciente historia. A medida que el debate se intensifica, una cosa queda clara: la conversación sobre la monarquía y el republicanismo en Nepal está lejos de resolverse. Con ambas partes expresando sus posturas, el futuro del panorama político de Nepal se encuentra en un delicado equilibrio, influenciado tanto por la nostalgia del pasado como por las aspiraciones de un futuro democrático.