Crisis de VIH en África tras drásticos recortes de fondos por parte de Trump

Crisis de VIH en África tras drásticos recortes de fondos por parte de Trump

El recorte de Trump a fondos para el VIH en África pone en riesgo a millones, aumentando infecciones y muertes en un contexto de crisis sanitaria.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Salud HACE 17 HORAS

La reciente decisión del presidente Donald Trump de recortar drásticamente los fondos destinados a la lucha contra el VIH en África ha comenzado a tener efectos devastadores en el continente. Con la eliminación de aproximadamente 4.200 millones de dólares en financiación, crucial para el funcionamiento de clínicas y programas de tratamiento, millones de personas que dependen de estos recursos se encuentran ahora en una situación de vulnerabilidad sin precedentes. Este ajuste no solo amenaza la salud de quienes viven con el virus, sino que también se prevé un incremento alarmante de nuevas infecciones y muertes por sida en los próximos años. El PEPFAR (Plan Presidencial de Emergencias para Alivio del Sida), creado en 2003 por George W. Bush, fue un pilar fundamental en la lucha contra el VIH en África. A pesar de los avances logrados en las últimas décadas, el continente sigue siendo el más afectado por la epidemia, con 25,6 millones de personas viviendo con VIH y 380.000 muertes anuales según la Organización Mundial de la Salud (OMS). La directora para África oriental de ONU Sida, Anne Githuku-Shongwe, ha señalado que en naciones como Tanzania, Zambia, Malaui, Kenia y Uganda, más del 60% de la respuesta al sida dependía de la financiación estadounidense. El abrupto recorte ha dejado a estas naciones en una incertidumbre alarmante. La falta de un proceso de transición ordenada ha sido ferozmente criticada. Salim Abdool Karim, director del Centro del Programa de Investigación sobre el Sida de Sudáfrica (Caprisa), califica la medida como “preocupante” y denuncia la falta de diálogo por parte del gobierno estadounidense. “Simplemente nos escribieron una carta y nos dijeron que dejáramos de trabajar”, lamenta. Este enfoque abrupto no solo puede ser visto como un ejercicio de poder, sino también como un acto que pone en peligro la vida de millones. Pese a que el gobierno de Trump permitió el 28 de enero exenciones al recorte, estas no se han materializado en la práctica. Organizaciones como Médicos Sin Fronteras han reportado que, a pesar de la aprobación de una exención limitada, muchas personas ya han perdido el acceso a tratamientos vitales. La incertidumbre sobre el futuro de estos tratamientos es palpable entre la población afectada, que teme no recibir la atención médica necesaria. Los datos son preocupantes. En países como la República Democrática del Congo, Mozambique, Tanzania y Zambia, el financiamiento internacional es esencial para los programas de VIH, siendo la RDC la más dependiente de EE.UU. con un 89% de sus fondos provenientes de este país. A nivel regional, se estima que 1,4 millones de personas en Tanzania y 2,4 millones en Mozambique dependen de los antirretrovirales financiados por Estados Unidos. La interrupción de estos fondos ha llevado a la clausura de clínicas y servicios, afectando gravemente a los más vulnerables, incluyendo a mujeres, niñas y población LGTBIQ. El impacto se ha sentido particularmente en Côte d'Ivoire y Zimbabue, donde programas específicos para la atención de adolescentes y mujeres han sido severamente afectados. En el contexto actual, los gobiernos africanos han respondido anunciando esfuerzos para llenar el vacío, pero muchos carecen de los recursos necesarios para hacerlo de manera efectiva. “El gasto anual per cápita en salud es mucho más bajo de lo que se necesita para tratar a un paciente con VIH”, destaca Abdool Karim, evidenciando la profunda crisis que se avecina. El panorama se torna aún más sombrío si se considera que, sin la financiación estadounidense, se estima que de aquí a 2028 podría haber entre 30.000 y 64.000 nuevas infecciones y entre 600 y 1.200 muertes adicionales. Sin embargo, expertos advierten que estas cifras podrían ser incluso más alarmantes, con un número significativo de pacientes que podrían dejar de recibir su medicación debido a la falta de recursos. Los gobiernos africanos ahora enfrentan la grave tarea de priorizar el financiamiento para el VIH dentro de sus presupuestos, lo que podría significar sacrificar otras áreas de la atención médica. La situación exige una respuesta global concertada, que contemple la reactivación de fondos y la búsqueda de donantes alternativos que puedan ayudar a rellenar el vacío dejado por Estados Unidos. En resumen, la decisión del ex presidente Trump de recortar la financiación para combatir el VIH en África no solo ha puesto en riesgo a millones de personas, sino que también ha desencadenado una crisis de salud pública con repercusiones que podrían ser devastadoras. La comunidad internacional debe actuar con urgencia para abordar esta crisis y asegurar que el acceso a tratamientos vitales no se convierta en un lujo inalcanzable para quienes más lo necesitan.

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