
Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.




Deportes 26.02.2025
La reciente represión de la FIA contra el lenguaje soez está generando un debate significativo dentro de la comunidad del automovilismo, mientras los pilotos y los aficionados lidian con las nuevas regulaciones sobre conducta inapropiada introducidas a principios de año. Esta iniciativa, que incluye la posibilidad de multas elevadas, deducciones de puntos en el campeonato e incluso prohibiciones de participar en carreras, ha surgido de discusiones en curso sobre la necesidad de mantener la integridad y el profesionalismo de las transmisiones del automovilismo.
La controversia cobró fuerza a principios de este mes cuando el piloto del Campeonato Mundial de Rally (WRC), Adrien Fourmaux, se convirtió en el primero en ser penalizado bajo las nuevas reglas por usar lenguaje ofensivo durante una entrevista televisada. Tras este incidente, los pilotos del WRC expresaron colectivamente sus preocupaciones, emitiendo un comunicado que pedía una "solución urgente" a lo que describieron como sanciones "inaceptables". Esta reacción subraya la tensión entre las ambiciones regulatorias de la FIA y las emociones crudas que definen las carreras competitivas.
Los orígenes de esta represión se remontan a septiembre de 2024, cuando el presidente de la FIA, Mohammed Ben Sulayem, afirmó que los atletas del automovilismo deberían adherirse a un estándar de conducta más profesional, declarando célebremente: "no somos raperos". Sus comentarios, junto con incidentes posteriores que involucraron a pilotos de alto perfil como Max Verstappen, quien enfrentó servicio comunitario por lenguaje inapropiado durante una conferencia de prensa, han alimentado las discusiones sobre los límites del comportamiento aceptable en el mundo de alta presión de los deportes de motor.
En el corazón del nuevo marco de la FIA se encuentra el Código Deportivo Internacional (ISC), que ha sido revisado para especificar las pautas sobre conductas inapropiadas. Las nuevas reglas categorizan varias series de automovilismo por severidad, siendo la Fórmula Uno clasificada en el nivel cuatro, que abarca las sanciones más estrictas. Las multas por usar lenguaje ofensivo en F1 pueden ascender a 120,000 € (124,800 $) para los infractores reincidentes, mientras que el WRC, clasificado en un nivel inferior, impone multas más ligeras. Las regulaciones también estipulan que las sanciones pueden aumentar por múltiples infracciones dentro de un período de dos años.
Sin embargo, la vaguedad de las regulaciones ha levantado cejas. El artículo 20 del ISC define la conducta inapropiada de manera amplia, lo que ha llevado a preocupaciones sobre cómo los comisarios interpretarán y aplicarán estas reglas. La intención de la FIA de mejorar la transparencia en las decisiones ha sido recibida con escepticismo por parte de los pilotos, quienes argumentan que la naturaleza emocional de las carreras dificulta controlar los arrebatos apasionados.
A medida que el debate continúa, han surgido voces notables dentro del deporte. Verstappen reconoció el desafío de controlar el lenguaje en un entorno lleno de adrenalina, pero enfatizó la importancia de entender el contexto de tales expresiones. Carlos Sainz expresó sentimientos similares, sugiriendo que, si bien los pilotos deben esforzarse por mantener el profesionalismo en sus apariciones mediáticas, la emoción cruda mostrada durante las carreras no debería ser excesivamente controlada.
Además, las reacciones de otras organizaciones de carreras destacan la falta de uniformidad en cómo se trata dicho comportamiento en las distintas disciplinas del automovilismo. NASCAR e IndyCar, que no están gobernadas por la FIA, no han implementado regulaciones explícitas contra el lenguaje soez, incluso permitiendo que se censuren los exabruptos durante las transmisiones, un marcado contraste con la postura estricta de la FIA.
El reciente impulso de la FIA por la responsabilidad en el uso del lenguaje está destinado a redefinir la relación entre los pilotos y el organismo regulador. Con la nueva temporada a la vista, muchos en la comunidad del automovilismo están pidiendo claridad y un enfoque más equilibrado, uno que preserve la autenticidad del deporte mientras navega por las expectativas de profesionalismo.
A medida que las emociones se intensifican y las reglas son más escrutadas, está claro que los esfuerzos de la FIA por controlar el lenguaje soez requerirán un diálogo continuo con los pilotos y las partes interesadas para garantizar que esta iniciativa sirva a los mejores intereses del deporte sin sofocar la pasión que lo alimenta. A medida que estas discusiones se desarrollan, el mundo del automovilismo observa de cerca, ansioso por ver cómo se mantendrá el equilibrio entre la conducta y la autenticidad en la arena de alta velocidad de las carreras competitivas.
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