Retirada de la Reserva Federal complica la cooperación climática global

Retirada de la Reserva Federal complica la cooperación climática global

La retirada de la Reserva Federal de la NGFS genera preocupación sobre la cooperación climática global y el debilitamiento de acciones para la sostenibilidad.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Política 17.02.2025

La reciente decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) de retirarse de la Network for Greening the Financial System (NGFS) ha suscitado preocupación en el ámbito de la cooperación climática global. Esta red, que busca integrar la política monetaria con las exigencias de un cambio climático inminente, se enfrenta ahora a un desafío significativo ante la deserción de uno de sus miembros más influyentes. La retirada de la Fed se produce en un contexto donde la coordinación internacional es más crucial que nunca, evidenciando un debilitamiento en los esfuerzos globales para alcanzar la neutralidad de carbono. Desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, las dinámicas políticas han cambiado drásticamente. La Fed, bajo la presidencia de Jerome Powell, había inicialmente mostrado una voluntad de participar en la NGFS en 2020, en un clima político más favorable al compromiso climático tras la salida de Trump. Sin embargo, el regreso del ex presidente ha desencadenado una serie de acciones que parecen alinearse más con sus posturas que con las de su sucesor, Joe Biden. Esta retirada de la NGFS sin presiones externas pone de manifiesto un cambio en la actitud hacia la política climática, que ha pasado a ser considerada un asunto del gobierno en lugar de un compromiso global. La estrategia que subyace a la NGFS es que el cambio climático no solo es una cuestión ambiental, sino también una oportunidad para rediseñar el sistema financiero hacia un futuro más sostenible. La idea de que el clima es un bien común que requiere la participación activa de todos los actores económicos es un principio fundamental de esta red. Sin embargo, la salida de la Fed complica la construcción de un marco sólido para la cooperación, al igual que ha debilitado el sistema creado por el Acuerdo de París. A medida que el mundo enfrenta alertas climáticas cada vez más graves, la situación se torna crítica. Las temperaturas siguen aumentando, superando los 1.6 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales. Los puntos de no retorno, que podrían desencadenar fenómenos climáticos catastróficos, se acercan rápidamente, lo que pone de relieve la urgencia de la acción colectiva. A pesar de ello, el interés por la cooperación climática parece decaer, y muchos países han comenzado a priorizar sus intereses económicos inmediatos sobre la sostenibilidad a largo plazo. Este cambio en las prioridades globales refleja un desplazamiento de la narrativa climática hacia otras áreas, como el crecimiento del carbono y la inteligencia artificial. La cooperación internacional, que alguna vez fue impulsada por un sentido de responsabilidad común, ahora se encuentra fragmentada. En lugar de trabajar juntos hacia un objetivo común, los países parecen estar operando en un marco de relaciones de poder, donde los intereses nacionales prevalecen sobre los compromisos globales. La falta de unidad en torno a la cuestión climática se ha vuelto evidente incluso en instituciones que históricamente han defendido políticas ambientales robustas. En la Comisión Europea, por ejemplo, se cuestionan las estrategias que apoyan el Green Deal, un plan que había sido considerado un hito en los esfuerzos por mitigar el cambio climático. Las tensiones internas reflejan la confusión sobre cómo avanzar en un contexto donde los líderes políticos parecen más ocupados en sus agendas nacionales que en la colaboración internacional. El panorama actual sugiere que la transformación hacia un futuro sostenible está lejos de ser una prioridad compartida. La evidencia de que el cambio climático es una crisis global sigue siendo abrumadora, pero la voluntad política para abordarlo parece desvanecerse. A medida que las alertas se intensifican, la comunidad internacional se enfrenta a un dilema crucial: ¿cómo reconciliar los intereses nacionales con la necesidad urgente de una acción climática colectiva? Los efectos de esta fragmentación se sentirán en el futuro. La ausencia de un liderazgo comprometido y la falta de cooperación podrían resultar en un costo muy alto para las generaciones venideras. En un mundo donde cada vez más se priorizan las relaciones de poder sobre la colaboración, la pregunta que queda es si la humanidad podrá unirse frente a un desafío que no conoce fronteras. La retirada de la Fed es solo un síntoma de un problema más amplio, uno que requiere una reevaluación urgente de cómo los gobiernos y las instituciones manejan la crisis climática en un mundo interconectado. En última instancia, el futuro de la cooperación climática depende de la voluntad de los líderes de reconocer que el cambio climático no es solo un problema ambiental, sino un desafío que afecta a todos los aspectos de la vida humana. Si no se actúa con urgencia y determinación, el legado que dejaremos será uno de oportunidades perdidas en la lucha por un planeta habitable.

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