La emotiva despedida de Marc-André Fleury: Una noche legendaria de celebración y homenaje.

La emotiva despedida de Marc-André Fleury: Una noche legendaria de celebración y homenaje.

Marc-Andre Fleury recibió una emotiva despedida en Quebec, mostrando emoción y habilidad con un partido sin goles, celebrando su carrera legendaria.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

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Deportes 31.01.2025
En una noche que se sintió más como un gran final que como un simple partido de hockey, Marc-Andre Fleury se despidió de su provincia natal de Quebec en una impresionante exhibición de emoción y habilidad. Mientras los Minnesota Wild se enfrentaban a los Montreal Canadiens en el Bell Centre, el mundo del hockey observó cómo una de sus figuras más queridas recibió una despedida de héroe, completa con vítores, lágrimas y una actuación de blanqueo que parecía casi escrita por el destino. Con poco menos de ocho minutos restantes en el tercer período, el juego se detuvo para un emotivo homenaje. El Jumbotron se iluminó con un mensaje felicitando a Fleury por su "carrera legendaria", y la multitud estalló en una ovación de pie que resonó en todo el recinto. Era una hermosa amalgama de aficionados: seguidores de los Wild adornados con camisetas verdes y devotos seguidores de los Canadiens, todos unidos en su admiración por un hombre que ha trascendido el deporte. Familiares y amigos viajaron desde la ciudad natal de Fleury, Sorel-Tracy, para presenciar este momento conmovedor, que estuvo marcado por los cánticos de "¡FLEURY!" resonando en el venerado lugar. Para Fleury, el momento fue abrumador. "Un par de ojos borrosos," admitió, destacando el honor que significaba compartir una experiencia así con los aficionados y sus seres queridos. Mientras patinaba en círculos, absorbiendo la atmósfera, era evidente que el marcador—eventualmente un decisivo 4-0 a favor de Minnesota—era irrelevante. Esta noche era exclusivamente de Fleury, y él respondió con una actuación que fue tanto hábil como profundamente emocional. Los jugadores de los Wild compartieron el sentimiento, con el alero Marcus Foligno describiendo la escena como "loca," donde la multitud reaccionó casi como si estuvieran presenciando un concierto de rock. El compañero de equipo nacido en Quebec, Freddy Gaudreau, expresó la dificultad de contener sus emociones, encapsulando la magia del momento al llamarlo "hockey en su forma más pura." Fleury, un fanático de toda la vida de los Canadiens, creció idolatrando leyendas como Patrick Roy, y ahora se encontraba honrado de una manera que se sentía surrealista. Habiendo ganado la Copa Stanley tres veces, el legado de Fleury va más allá de las simples estadísticas; ha ganado una reputación como una de las figuras más carismáticas del deporte, adorado no solo por su habilidad, sino también por su alegría contagiosa y humildad. Como señaló el presidente de operaciones de hockey de los Wild, Bill Guerin, la personalidad perdurable y la pasión de Fleury lo han convertido en una figura querida en varios mercados. Los compañeros de equipo de Fleury también estaban decididos a honrarlo al dar su mejor esfuerzo en el hielo, limitando a los Canadiens a solo ocho disparos a lo largo de los primeros dos períodos—un claro testimonio de su deseo de no decepcionar a su portero en una noche tan monumental. El propio Fleury reconoció el estrés y la anticipación únicos que sintió, bromeando sobre querer evitar dejar entrar una avalancha de goles. A medida que se desarrollaba el juego, Fleury mostró su brillantez característica con una colección de impresionantes paradas, mejorando aún más la narrativa de la velada. Se convirtió en el primer jugador en la historia de la NHL en lograr un blanqueo tanto como adolescente como a los 40 años o más—un hito apropiado para un jugador cuya carrera ha estado definida por momentos extraordinarios. Después del pitido final, los compañeros de equipo de Fleury lo rodearon para abrazarlo, pero el momento destacado llegó inesperadamente cuando los Canadiens se alinearon para un apretón de manos, un acto de respeto mutuo que epitomizó la camaradería en el hockey. "Fue un gesto humillante," comentó Fleury sobre el gesto, destacando el respeto que ha ganado en toda la liga. Mientras Fleury reflexionaba sobre su notable carrera tras el partido, consideraba las relaciones que ha construido y el respeto que ha obtenido de sus compañeros y aficionados por igual. Mientras contempla lo que vendrá—ya sea un papel en la gestión del hockey o algo completamente diferente—está completamente presente en este momento, saboreando los últimos capítulos de su ilustre carrera. Para Fleury, esta noche no fue solo un final; fue una celebración de su viaje, uno lleno de alegría, pasión y amor por el juego. Al recibir su última ovación, saludando a la multitud que lo adoraba, dejó una impresión duradera en todos los que lo presenciaron. En un deporte definido por la feroz competencia, la despedida de Fleury no fue solo un final, sino un hermoso recordatorio de las conexiones y recuerdos que hacen que el hockey sea realmente especial.
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