Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La historia de la Segunda Guerra Mundial está repleta de eventos dramáticos y figuras icónicas, pero pocos relatos son tan sorprendentes como el del actor Clark Gable y su insólita conexión con Adolf Hitler. A lo largo de la contienda, Gable, reconocido por su papel en "Lo que el viento se llevó", no solo se convirtió en un símbolo de la cultura estadounidense, sino que también atrajo la atención del propio líder nazi, quien llegó a ofrecer una recompensa por su captura. Gable se alistó en la Fuerza Aérea de Estados Unidos en agosto de 1942, una decisión que sorprendió a muchos, ya que ya había alcanzado la fama en la pantalla grande. Sin embargo, el actor sintió la necesidad de contribuir a su país en un momento tan crítico. Su participación no se limitó a las tareas de filmación, ya que se arriesgó en varias ocasiones volando en un B-17, donde pudo ver de cerca los horrores de la guerra. Su valentía lo llevó a sustituir a artilleros heridos, enfrentándose a situaciones que habrían hecho temblar a muchos hombres. El hecho de que una figura tan admirada como Gable estuviera en el frente de batalla no pasó desapercibido. La comunidad de cineastas y soldados que lo rodeaba le dio el apodo de "Little Hollywood Group". A pesar de sus intentos de mantenerse alejado del estrellato, su fama lo seguía a donde quiera que fuera, lo que hizo que su presencia se convirtiera en un objetivo para los medios y, de manera inesperada, para el régimen nazi. Hitler, conocido por su obsesión con el cine y la propaganda, no tardó en enterarse de la presencia de Gable en Europa. De hecho, el dictador alemán había manifestado en varias ocasiones su admiración por el actor, lo que llevó a que enviara un mensaje claro a sus propagandistas: la captura de Gable sería un golpe publicitario monumental. Este despliegue de interés por parte de Hitler resultó en un extraño juego de poder, donde la fama de un actor se convirtió en una herramienta de propaganda. El nieto de Gable, Clark Gable III, reveló que su abuelo era consciente de la recompensa de 5,000 dólares ofrecida por su captura. La idea de ser utilizado como un trofeo de guerra por el régimen nazi era aterradora. En un comentario que refleja tanto su sentido del humor como su preocupación, Gable comentó que “el hijo de puta me pondrá en una jaula, como a un gorila”. Este temor era más que justificado, dado que Hitler planeaba utilizar al actor como un símbolo de la victoria alemana sobre Estados Unidos. A medida que la guerra se intensificaba, la amenaza sobre Gable no solo se limitaba a su captura. Se dice que, ante la frustración por no poder atrapar al actor, Hitler dio órdenes para que los pilotos de la Luftwaffe intentaran derribarlo en los cielos europeos. Gable llegó a expresar su inquietud al respecto, afirmando que si un avión se estrellaba, él también caería con él, lo que ponía en peligro no solo su vida, sino también la de quienes volaban a su lado. Afortunadamente para Gable, su carrera en el ejército concluiría en 1944, y regresaría a la vida cinematográfica que había dejado atrás. La guerra pudo haber terminado, pero la historia de su peculiar conexión con uno de los dictadores más infames del siglo XX perduraría como un curioso epílogo de su vida. La ironía de que un hombre que se enfrentaba a la oscuridad del totalitarismo, como Gable, se convirtiera en un objetivo para el mismo, resalta lo absurdo de la guerra y la naturaleza humana. La figura de Gable, atrapada entre su famoso papel en Hollywood y la brutal realidad de la guerra, se ha convertido en una leyenda. Mientras que los horrores de la contienda arrasaron con la vida de millones, la historia de Gable recuerda que incluso en los momentos más oscuros se pueden encontrar destellos de humanidad y el absurdo de la fama. Con el paso del tiempo, la historia de Clark Gable y la curiosa obsesión de Hitler se han convertido en una anécdota más dentro del inmenso relato de la Segunda Guerra Mundial. Hoy, esa conexión sigue siendo un recordatorio de cómo el arte y la guerra pueden entrelazarse de maneras inesperadas, dejando huellas que perduran a través de las generaciones. La vida de Gable, con sus altibajos y sus desafíos, demuestra que incluso los íconos más grandes pueden ser tocados por la sombra de la guerra, transformando su papel en la historia de formas que nunca habrían imaginado.