Cierre de Casa Puga: adiós a un legado de 107 años en Almería

Cierre de Casa Puga: adiós a un legado de 107 años en Almería

El 25 de marzo de 2015 cerró Casa Puga en Almería, un emblemático bar con 107 años de historia, dejando un legado en la comunidad.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Mundo 13.01.2025

El 25 de marzo de 2015 se marcó un hito en la historia de Almería: la emblemática taberna Casa Puga, un símbolo de la vida social y gastronómica de la ciudad, cerró sus puertas tras 107 años de ininterrumpida actividad. Este cierre no solo significó el final de un establecimiento, sino el término de una era que había acompañado a varias generaciones de almerienses a lo largo de la República, la Dictadura y la Monarquía. La decisión de Leonardo y José Martín, los últimos propietarios de Casa Puga, de cerrar el local no se debió a problemas económicos, sino a una nueva normativa de alquileres que limitaba su capacidad de planificación a largo plazo. La historia de Casa Puga se remonta a 1870, aunque el edificio en el que se ubica data de 1813. Desde su fundación, ha sido un lugar de encuentro para amigos y familias, convirtiéndose en un referente indiscutible de la hostelería almeriense. Leonardo Martín, padre de los actuales propietarios, inauguró el establecimiento en 1947, y a partir de entonces se consolidó como un punto de referencia no solo por su oferta gastronómica, sino por la calidez de su ambiente y la cercanía con su clientela. Con el cierre de Casa Puga, muchos almerienses se sintieron nostálgicos. En 2015, una campaña en redes sociales recogió cerca de 2000 firmas para intentar salvar el local, reflejando el cariño y la admiración que suscita este emblemático bar. La entrega y dedicación de los hermanos Martín, que desde la muerte de su padre en 1986 gestionaron el negocio familiar, se convirtieron en sinónimos de hospitalidad y compromiso con la tradición. Los hermanos Martín han sabido adaptarse a los cambios en la hostelería a lo largo de las décadas, manteniendo siempre la esencia de Casa Puga. Leo Martín recuerda con cariño cómo, en sus inicios, ayudaba a su padre desde pequeño, y destaca que el auténtico valor de su trabajo radicaba en la capacidad de forjar lazos amistosos con sus clientes, muchos de los cuales se convirtieron en amigos a lo largo de los años. Este vínculo emocional fue, sin duda, uno de los aspectos que hicieron de Casa Puga un lugar tan especial. Las tapas de Casa Puga han sido otro de los grandes atractivos del local. Desde la famosa ensaladilla rusa hasta los riñones a la plancha, cada platillo ha estado preparado con un esmero que ha perdurado a lo largo del tiempo. Los hermanos Martín han sabido innovar y ofrecer tanto tapas tradicionales como raciones familiares, promoviendo un ambiente acogedor que atraía a toda la familia, en contraposición a la imagen de bar exclusivamente masculino que predominaba en sus inicios. La tradición del vino alpujarreño de la Contraviesa también forma parte de la historia de Casa Puga, donde se estima que se consumían alrededor de 10,000 litros anuales, un testimonio del cariño que se le tenía a los productos locales. Las anécdotas de celebridades que visitaron el local, desde actores de cine hasta toreros y políticos, son otro de los capítulos que enriquecen su legado. La leyenda cuenta que incluso el rey Juan Carlos I expresó su deseo de visitar Casa Puga en su primera visita a Almería. A lo largo de los años, los hermanos Martín han sido testigos de los cambios que han afectado a la hostelería y la cultura gaditana. Leo anticipa que en 30 o 40 años, es posible que el carácter de los bares de Almería se vea afectado, lamentando que muchas de las tradiciones que han definido su esencia podrían estar en peligro de extinción. Sin embargo, él y su hermano José se sienten orgullosos de haber mantenido viva la tradición de Casa Puga, un espacio donde la comunidad siempre encontró un hogar. A pesar de que Casa Puga ha cerrado sus puertas, su legado perdura en el corazón de Almería. La tradición de comprar lotería en Casa Puga, aunque nunca ha dado premios mayores, es un ejemplo de cómo las costumbres se transmiten de generación en generación. Este gesto simbólico de esperanza refleja la indomable conexión que los almerienses sienten hacia el lugar, un vínculo que sobrevivirá más allá de su cierre. En resumen, Casa Puga no fue solo un bar; fue un pilar en la vida social de Almería, un refugio de recuerdos y un ejemplo de cómo la gastronomía y la amistad pueden entrelazarse para crear historias memorables. La historia de los hermanos Martín se convierte así en un homenaje a una tradición que, aunque física, se mantiene viva en el espíritu de quienes compartieron un momento en sus mesas.

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