Juan Brignardello Vela
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Belinda Bencic, la medallista de oro olímpica y exnúmero 4 del mundo, ha hecho un regreso notable al circuito de la WTA después de tomarse un tiempo para dar la bienvenida a su primer hijo, Bella, al mundo en abril de 2024. Tras una victoria dominante sobre la número 14 del mundo, Anna Kalinskaya, en Adelaide, Bencic expresó su incredulidad por estar de vuelta en el tenis competitivo, diciendo: “Ni siquiera pensé que estaría aquí”. Actualmente clasificada como número 421, su camino de regreso a la cancha no es solo un regreso tras una lesión, sino un cambio significativo en su carrera tras una licencia por maternidad que muchas atletas en su deporte han tomado en los últimos años. Bencic se encuentra entre un número creciente de tenistas que han logrado equilibrar la maternidad con sus carreras profesionales. Históricamente, tener un bebé se veía a menudo como una decisión que terminaba con la carrera de las atletas. Sin embargo, el panorama ha cambiado drásticamente, especialmente después de momentos icónicos como el de Serena Williams ganando el Abierto de Australia mientras estaba embarazada en 2016. Este cambio ha alentado a otras jugadoras, como Victoria Azarenka y Naomi Osaka, a regresar a la competencia después de tener hijos, ilustrando que es posible equilibrar la vida familiar con las exigencias del deporte profesional. En una reciente entrevista, Bencic habló sobre su confianza en volver a su nivel de juego anterior, si no es que superarlo. Cita la inspiración que ha obtenido de otras madres en el deporte, incluidas Alysson Felix y Williams, quienes han establecido un estándar de lo que es alcanzable tanto en la maternidad como en el atletismo. El regreso de Bencic al tenis competitivo no solo es un viaje personal, sino también parte de una tendencia más amplia de normalización dentro del deporte, donde tener hijos a mitad de carrera es cada vez más aceptado. La WTA ha evolucionado para ser más solidaria con las jugadoras que regresan de la licencia por maternidad, implementando regulaciones que permiten a las madres utilizar sus clasificaciones previas al embarazo para ingresar a los torneos. Además, hay recursos de salud adaptados disponibles para las jugadoras, que incluyen apoyo para la lactancia, recuperación posparto y nutrición. Sin embargo, a pesar de estos avances, todavía hay una falta de provisiones universales de cuidado infantil en los torneos, dejando a muchas jugadoras navegando en este complejo panorama sin el apoyo adecuado. La historia de regreso de Bencic también es una de resiliencia y adaptación. Después de dar a luz, se centró en reconstruir su condición física, regresando gradualmente a la cancha y ajustándose a la vida como nueva madre. Sus experiencias reflejan los desafíos emocionales que conlleva equilibrar la competencia y la maternidad, un sentimiento compartido por muchas atletas en situaciones similares. A medida que se prepara para su primer Grand Slam de la temporada, Bencic no solo está lista para competir, sino que también abraza los cambios en su vida, afirmando que el tenis, aunque sigue siendo importante, se ha vuelto "más como un trabajo" y no el único enfoque de su existencia. El camino por delante puede seguir presentando desafíos, pero el viaje de Bencic es emblemático de una era cambiante en el tenis femenino. Con más atletas rompiendo barreras y estableciendo ejemplos, la narrativa en torno a la maternidad en el deporte continúa evolucionando, fomentando un entorno más inclusivo para las futuras generaciones de jugadoras. Al entrar en el Abierto de Australia con una perspectiva renovada, tanto dentro como fuera de la cancha, la historia de Bencic seguramente resonará con muchas, inspirando a una nueva ola de atletas femeninas a perseguir sus sueños mientras abrazan la maternidad.