La gloria del campeonato te espera: Cuatro entrenadores buscan legado y liderazgo en el enfrentamiento de playoff.

La gloria del campeonato te espera: Cuatro entrenadores buscan legado y liderazgo en el enfrentamiento de playoff.

El College Football Playoff es crucial para los entrenadores Day, Sarkisian, Freeman y Franklin, ya que la victoria podría otorgarles un papel importante en el futuro del deporte.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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A medida que el playoff de fútbol americano universitario se acerca a su clímax, las apuestas nunca han sido más altas para los cuatro entrenadores en pie: Ryan Day de Ohio State, Steve Sarkisian de Texas, Marcus Freeman de Notre Dame y James Franklin de Penn State. Los playoffs de este año no solo ofrecen la tentadora perspectiva de un campeonato nacional, sino que también representan una oportunidad para que estos entrenadores aseguren un papel más poderoso dentro de un panorama en rápida evolución en el fútbol universitario. Para estos cuatro, la importancia de un campeonato va más allá del trofeo y del bono que lo acompaña. En un deporte que está experimentando una transformación significativa—marcada por la evolución de los derechos de los jugadores, la influencia del portal de transferencias y el impacto de las disposiciones sobre nombre, imagen y semejanza (NIL)—el entrenador ganador obtendrá una plataforma para influir en conversaciones que importan. Con la jubilación de Nick Saban, una voz clave en el deporte, y la salida de otras figuras notables como Jim Harbaugh y Mack Brown, el vencedor de este año está listo para llenar un vacío de liderazgo. Ninguno de los cuatro entrenadores finalistas ha asegurado previamente un título nacional, lo que hace que este playoff sea particularmente crucial. Las últimas tres de cuatro temporadas han culminado en campeonatos ganados por entrenadores que no tenían títulos previos, lo que enfatiza la dinámica cambiante del fútbol universitario donde los campeones de primera vez son cada vez más comunes. Actualmente, solo dos entrenadores activos—Kirby Smart de Georgia y Dabo Swinney de Clemson—han levantado el trofeo del campeonato nacional, cada uno con dos títulos a su nombre. A medida que el deporte enfrenta problemas críticos, la influencia del nuevo campeón podría moldear su futuro. Las conversaciones en curso sobre las regulaciones de NIL, las implicaciones del portal de transferencias y la dirección general del fútbol universitario necesitan una voz fuerte—alguien que despierte respeto y tenga la autoridad que viene con el éxito en el campeonato. Un título puede elevar a un entrenador de mero participante en estas discusiones a un importante tomador de decisiones. Los entrenadores de este playoff han enfrentado su parte de desafíos para llegar a este punto. La gestión de Ryan Day fue cuestionada tras las derrotas consecutivas ante Michigan, mientras que la carrera temprana de Sarkisian se vio empañada por su despido de USC debido a problemas personales. La posición de Freeman en Notre Dame estuvo bajo escrutinio tras derrotas decepcionantes, y el récord de Franklin contra los principales rivales ha recibido críticas. Sin embargo, la introducción del formato de playoff de 12 equipos ha permitido a estos entrenadores no solo asegurar victorias impresionantes, sino también silenciar a sus escépticos, demostrando que son líderes más que capaces. Históricamente, el Orange Bowl de este año tiene una importancia adicional, ya que ningún entrenador negro ha llegado jamás a un juego de campeonato nacional de FBS. Tanto Freeman como Franklin han expresado la profunda importancia de romper esta barrera en un deporte donde la representación negra entre los entrenadores principales sigue siendo mínima. Una victoria para cualquiera de los dos entrenadores resonaría más allá del campo, simbolizando un progreso hacia una mayor inclusión en el liderazgo del fútbol universitario. En medio de este contexto, el papel del entrenador principal ha estado cambiando bajo el peso de los recientes cambios en el deporte. La pandemia destacó una tendencia en la que los directores atléticos y los presidentes universitarios tomaron el centro del escenario en la toma de decisiones, a menudo dejando de lado a los entrenadores. Además, la introducción de NIL y el portal de transferencias ha diluido el poder tradicional que los entrenadores ejercían sobre sus programas y jugadores. A medida que estas dinámicas continúan evolucionando, existe una necesidad urgente de un entrenador ganador de un campeonato para navegar por este nuevo terreno. Líderes emergentes como Kenny Dillingham en Arizona State y Dan Lanning en Oregon parecen abrazar estos cambios, señalando un posible cambio en la filosofía de entrenamiento. Sin embargo, el deporte también anhela una figura con reconocimiento nacional que lo guíe a través de estas aguas desconocidas—un papel que estará disponible para el vencedor de los playoffs de este año. A medida que se desarrolla el playoff, la anticipación crece no solo por qué entrenador reclamará el título nacional, sino por quién se emergerá como la nueva voz del fútbol universitario, listo para guiar al deporte a través de sus desafíos y oportunidades en los años venideros. Las apuestas son indudablemente altas, y quien reclame la victoria no solo grabará su nombre en los libros de historia, sino que también ganará el poder de moldear el futuro del fútbol universitario.

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