Monarquía al borde: el rey Carlos enfrenta desafíos sin precedentes y descontento público.

Monarquía al borde: el rey Carlos enfrenta desafíos sin precedentes y descontento público.

En 2024, el apoyo público a la monarquía británica se desplomó, lo que generó debates sobre su relevancia en medio de desafíos y un escrutinio financiero.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Mundo 30.12.2024

A medida que se desarrollaba 2024, la familia real británica se enfrentaba a desafíos sin precedentes que han suscitado discusiones sobre su relevancia y futuro. La monarquía, que alguna vez fue percibida como una piedra angular de la identidad nacional, está presenciando un cambio significativo en el sentimiento público, particularmente a raíz de datos de encuestas recientes que indican un sorprendente declive en el apoyo al Rey Carlos. En una serie de encuestas, el apoyo a la monarquía cayó por debajo del 50% por primera vez, con una encuesta de Savanta revelando que solo el 48% del público favorece a la institución real como jefe de estado. Esta tendencia se volvió más pronunciada en Escocia, donde solo el 33% expresó apoyo por la realeza, lo que llevó a muchos a cuestionar el lugar de la monarquía en una democracia moderna. Tristan Grayford, del grupo de campaña Our Republic, ofreció una visión sobre el decreciente atractivo de la familia real. Señaló que el Rey Carlos carece de la presencia institucional de décadas que encarnaba su madre, la Reina Isabel II. El marcado contraste entre los dos monarcas no ha pasado desapercibido, ya que Carlos enfrenta presiones y críticas que su madre rara vez encontraba. Expresó su preocupación por la respuesta apagada de los medios a estas revelaciones de encuestas, enfatizando la importancia de un momento en el que el apoyo a la monarquía puede ser tan precario. El año estuvo marcado por incidentes notables que catalizaron el escrutinio público de la familia real. En octubre, durante una visita a Australia, el Rey Carlos fue confrontado por la senadora Lidia Thorpe, quien declaró abiertamente: "No eres mi rey", destacando el creciente descontento en torno a los lazos coloniales y los derechos indígenas. Este incidente subrayó un sentimiento más amplio entre las antiguas colonias, donde las demandas de justicia reparativa y reconocimiento de injusticias históricas han ganado impulso. Grayford comentó que los días de Carlos "jugando a ser emperador" están contados, ya que las naciones previamente explotadas por el Imperio Británico buscan confrontar su pasado colonial. En Nueva Zelanda, la situación reflejó la de Australia, ya que las tribus maoríes apelaron a la intervención real en asuntos políticos. La respuesta del Palacio de Buckingham, que afirmaba que estaba fuera de su jurisdicción, ejemplificó aún más la desconexión entre la percepción de la monarquía de sí misma como una figura unificadora y las expectativas de las naciones colonizadas. Grayford especuló que el declive de la familia real como institución global es inminente, mientras que el destino de la monarquía en el Reino Unido sigue siendo incierto. Las finanzas de la familia real fueron objeto de escrutinio más adelante en el año, cuando el programa Dispatches de Channel 4 emitió una investigación que revelaba la magnitud de los lucrativos contratos de alquiler del Rey Carlos y el Príncipe William con instituciones públicas, incluyendo el NHS y las fuerzas armadas. Con millones generados por estos acuerdos, muchos expresaron su preocupación por las implicaciones de la riqueza real en medio de una creciente crisis del costo de vida en el Reino Unido. Grayford calificó esta revelación como una de las historias reales más significativas en los últimos años, arrojando luz sobre los tratos financieros a menudo pasados por alto de la monarquía. Para agravar estos desafíos, estaba el asombroso costo de £72 millones de la coronación del Rey Carlos, lo que suscitó un mayor debate sobre el papel de la monarquía en un momento de dificultades económicas para muchos ciudadanos. Grayford criticó la naturaleza ostentosa de la ceremonia, sugiriendo que era una exhibición inapropiada de riqueza cuando se contrasta con las luchas que enfrentan las personas comunes. Argumentó que la familia real parece desconectada de las realidades de la vida cotidiana, continuando con "tratos sucios" que han pasado sin cuestionamiento durante años. A medida que 2024 llega a su fin, la creciente división entre la monarquía y el público sugiere un momento crucial en la historia de la familia real. Grayford lamentó que el hogar real parece estar arraigado en tradiciones obsoletas, sin reconocer el cambiante panorama de la opinión pública. El año ha estado definido por una serie de revelaciones y confrontaciones que desafían la legitimidad de la monarquía, dejando a muchos preguntándose si este podría ser, de hecho, el principio del fin para la institución real británica.

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