Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En la vibrante atmósfera del pub The Salisbury en Haringey, una animada debate se desarrolló una noche, impulsado por las fluctuantes fortuna del Tottenham Hotspur. La conversación rápidamente tomó un giro hacia el mundo arcano de las estadísticas del fútbol, enfocándose particularmente en el concepto muy criticado de los goles esperados, o xG. Este intercambio animado contó con Dominic Townsend, un ferviente seguidor del Wycombe Wanderers, quien expresó su desdén por el xG, calificándolo de "bulls*** de periodismo fancy". Al otro lado de la barra estaba Duncan Alexander, un experto en datos de The Athletic, armado con una gran cantidad de conocimiento sobre los fundamentos estadísticos del fútbol moderno. En su esencia, la discusión giró en torno al propósito y la aplicación del xG, una métrica diseñada para cuantificar la calidad de las oportunidades de gol. Para Townsend, el término carecía de claridad y parecía complicar en exceso el juego. "Creo que 'goles posibles' es una mejor manera de expresarlo", sugirió, abogando por un enfoque más intuitivo para entender las oportunidades de anotación. Luchó con la noción de que un jugador pudiera tener un xG mayor que los goles que anotó, señalando la ilógica inherente que percibía en la métrica. Sin embargo, Duncan defendió el xG como una herramienta analítica valiosa, explicando que sirve para medir la calidad de las oportunidades basándose en datos históricos, como la probabilidad de marcar desde posiciones específicas en el campo. Enfatizó que, si bien el xG puede pintar un cuadro incompleto en escenarios de un solo partido, se vuelve cada vez más perspicaz cuando se utiliza en muestras más grandes, revelando tendencias en el rendimiento y la forma de un equipo. El escepticismo de Townsend no se limitó solo al xG. También cuestionó la presentación general de datos en los medios de comunicación del fútbol convencional, particularmente en plataformas como Match of the Day de la BBC, donde métricas como el xG a menudo se muestran sin un contexto adecuado. Esta crítica dio pie a una conversación sobre la brecha de conocimiento que existe entre los comentaristas, algunos de los cuales utilizan estadísticas sin comprender completamente sus implicaciones u orígenes. El debate se trasladó a otras métricas estadísticas, incluyendo las asistencias esperadas (xA), PPDA (pases por acción defensiva) y el campo inclinado. Townsend expresó interés en cómo estas métricas más nuevas podrían mejorar la comprensión de la contribución de un jugador al juego, particularmente para aquellos que pueden no anotar con frecuencia pero que aún exhiben habilidades excepcionales en la creación de juego. Alexander destacó la importancia del xA en el reconocimiento del valor de los pases creativos y las sutilezas que pueden moldear los resultados de los partidos. A medida que la conversación avanzaba, ambos hombres destacaron el cambio cultural en la analítica del fútbol, señalando que las audiencias más jóvenes están cada vez más familiarizadas con estos términos. Alexander observó que, si bien algunos tradicionalistas pueden resistirse a la incorporación de datos en las discusiones sobre fútbol, la creciente influencia de la analítica es innegable, particularmente entre los aficionados que se encuentran en el ámbito impulsado por datos de los deportes estadounidenses. A pesar de sus puntos de vista divergentes, surgió un respeto mutuo a medida que tanto Townsend como Alexander reconocieron el valor de los datos para enriquecer la experiencia futbolística. La discusión culminó en un entendimiento compartido de que los datos no deben eclipsar la alegría intrínseca del juego, sino más bien servir como una herramienta complementaria para el análisis y la apreciación. A medida que avanzaba la noche, el debate entre el aficionado y el experto subrayó un diálogo más amplio en la comunidad futbolística: la relación en evolución entre el fandom tradicional y la analítica moderna. Para muchos, el corazón del fútbol radica en su imprevisibilidad y resonancia emocional, mientras que para otros, los números ofrecen un nuevo lente a través del cual ver el hermoso juego. En una era donde los datos se están volviendo tan omnipresentes como los goles que coronan, el desafío sigue siendo encontrar un equilibrio que honre tanto la creatividad en el campo como las ideas detrás de los números.