Juan Brignardello Vela
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En un desarrollo significativo que señala un cambio en la diplomacia regional, altos diplomáticos árabes se reunieron en Damasco el lunes para mantener encuentros con el nuevo liderazgo de Siria, encabezado por Ahmed al-Shara. Esto marca el último intento de las naciones árabes por restaurar relaciones con Siria, que había estado en gran medida aislada bajo la administración del ex presidente Bashar al-Assad, quien fue recientemente derrocado por una coalición de fuerzas rebeldes. Las visitas del Ministro de Relaciones Exteriores de Jordania, Ayman Safadi, y del Ministro de Estado para Asuntos Exteriores de Qatar, Mohammed Al-Khulaifi, son especialmente notables, ya que representan algunos de los primeros compromisos diplomáticos de alto nivel desde la destitución de al-Assad hace dos semanas. El ministerio de Relaciones Exteriores jordano anunció que Safadi mantuvo "extensas conversaciones" con al-Shara, mientras que la llegada de Al-Khulaifi poco después indica un gran interés por parte de estas naciones en fomentar lazos con el nuevo gobierno. El telón de fondo de estas visitas es un cambio marcado en el panorama geopolítico de la región. Muchas naciones árabes habían cortado lazos con Siria tras la violenta represión de al-Assad a los movimientos democráticos que estallaron durante la Primavera Árabe en 2011, lo que finalmente se convirtió en una prolongada guerra civil. A lo largo de los años, algunos de los antiguos adversarios de Siria, incluidos Arabia Saudita, han reconsiderado sus posturas, sugiriendo que un renovado compromiso podría estabilizar la tumultuosa región. Julien Barnes-Dacey, director del programa de Medio Oriente y África del Norte en el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, señaló que los estados árabes ahora perciben una oportunidad más prometedora con al-Shara al mando, especialmente después de que los intentos previos de comprometerse con al-Assad no lograran mucho progreso. Las preocupaciones iniciales sobre las conexiones pasadas de al-Shara con Al-Qaeda se han mitigado por sus garantías de un gobierno pragmático e inclusivo, que ha recibido respuestas favorables de los líderes regionales. Paul Salem, del Instituto del Medio Oriente, enfatizó el potencial de un cambio en las alianzas regionales, particularmente a la luz de la alineación histórica de Siria con Irán, una potencia predominantemente chiita. Los países árabes de mayoría sunita ven una oportunidad para recalibrar sus relaciones, especialmente en un contexto donde Qatar ha asumido un papel de liderazgo al apoyar al nuevo gobierno, contrastando con su anterior negativa a comprometerse con al-Assad. Las discusiones del lunes también insinuaron importantes perspectivas económicas para Siria, con al-Shara expresando gratitud por el compromiso de Qatar de invertir en infraestructura crítica, incluidos los sectores de energía y los aeropuertos. Esto se alinea con un tema más amplio de naciones árabes que reconocen la necesidad de estabilidad y apoyo para la población siria mientras el país navega por su paisaje postconflicto. Safadi de Jordania planteó problemas urgentes que enfrenta su nación, particularmente la situación de aproximadamente 620,000 refugiados sirios registrados y la necesidad de su regreso seguro y voluntario. También destacó las preocupaciones regionales compartidas sobre el terrorismo y el tráfico de drogas que han afectado a Jordania debido a la inestabilidad en Siria. En un intento por remodelar su imagen pública, al-Shara optó por un atuendo formal durante estas reuniones diplomáticas, alejándose de los uniformes militares que se asociaban previamente con el liderazgo. Sus esfuerzos por comprometerse tanto con funcionarios jordanos como qataríes ilustran un compromiso por reparar los lazos con la comunidad internacional y establecer una nueva narrativa para Siria. El acercamiento no se limita a las naciones árabes. Al-Shara también ha interactuado con el ministro de Relaciones Exteriores de Turquía y figuras políticas libanesas, buscando abordar las complejidades de las relaciones regionales que han estado históricamente tensas por las acciones pasadas de Siria bajo el régimen de Assad. En particular, el reconocimiento de al-Shara del papel anterior de Siria en Líbano como fuente de ansiedad señala un posible cambio hacia relaciones más constructivas con sus vecinos. A medida que el panorama diplomático continúa evolucionando, la afluencia de delegaciones árabes a Siria puede ser solo el comienzo de un esfuerzo más amplio por estabilizar el país y reintegrarlo en el ámbito árabe tras años de distanciamiento. Sin embargo, como advierten los expertos, la recuperación de Siria dependerá de la disposición de estas naciones para proporcionar recursos tangibles y respaldo político, lo cual será crítico para afrontar los desafíos que se avecinan.