Juan Brignardello Vela
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Leon Draisaitl se ha consolidado firmemente como uno de los grandes de todos los tiempos en la NHL, un estatus que se ha reforzado con su reciente extensión de contrato que lo posiciona como el jugador mejor pagado de la liga a partir de la próxima temporada. El superestrella alemán, que firmó un contrato de ocho años con un valor promedio anual de 14 millones de dólares, ha dejado claro que, aunque aprecia el reconocimiento, no está impulsado por el ego. En cambio, Draisaitl ha optado por permanecer bajo el foco de los Edmonton Oilers, junto a su compañero superestrella Connor McDavid. A pesar de la sombra que proyecta el extraordinario talento de McDavid, las contribuciones de Draisaitl a los Oilers no pueden ser subestimadas. A menudo considerado como el mejor centro número 2 de su era, su conjunto de habilidades rivaliza con las de los grandes jugadores del juego, incluidos leyendas como Mark Messier y Sergei Fedorov. Draisaitl es un creador de juego dinámico, a menudo descrito como un "anotador de 50 goles que pasa primero", que ha demostrado de manera constante su destreza ofensiva, exhibiendo una capacidad excepcional para anotar mientras facilita jugadas para sus compañeros. Las estadísticas destacan la importancia de Draisaitl para el éxito de los Oilers. Entró en los playoffs de 2024 solo detrás de Wayne Gretzky y Mario Lemieux en anotaciones, y con 902 puntos en su carrera, se erige como el jugador alemán con más goles en la historia de la NHL. Su rendimiento durante los playoffs, especialmente al sobresalir en la ausencia de McDavid, ha iluminado aún más su capacidad como líder en el hielo. Esta temporada ha sido particularmente estelar para Draisaitl. Liderando la NHL con 24 goles y acumulando 52 puntos en solo 34 partidos, ha demostrado una habilidad para elevar su juego, a menudo realizando jugadas notables incluso cuando se empareja con compañeros de línea menos experimentados. Su resiliencia y cualidades de liderazgo no solo han beneficiado su propio rendimiento, sino que también han sido un catalizador para el crecimiento de sus compañeros. Tanto los jugadores como los entrenadores de los Oilers reconocen la combinación única de fisicalidad y finesse de Draisaitl. Su capacidad para controlar el puck y hacer jugadas desde áreas confinadas suscita comparaciones con grandes del hockey como Jaromir Jagr. Esta combinación de habilidades convierte a Draisaitl en un oponente formidable, capaz de cambiar el impulso de un juego con su presencia. Además, su comprensión del juego ha madurado, con mejoras notadas no solo en su juego ofensivo, sino también en el defensivo. El éxito de los Oilers en partidos cerrados puede atribuirse a jugadores como Draisaitl, que reconocen la importancia de un juego equilibrado. A medida que el equipo se esfuerza por convertirse en un contendiente perenne, la comprensión de Draisaitl sobre el hockey situacional se ha vuelto crucial. A pesar de compartir el hielo con McDavid—frecuentemente considerado el mejor jugador de la liga—Draisaitl es más que un compañero secundario. Su sinergia es lo que hace que la ofensiva de los Oilers sea una de las más potentes de la liga. La dupla se complementa perfectamente, con la velocidad y agilidad de McDavid contrarrestando la fuerza y precisión de Draisaitl. Juntos, crean una dinámica única que desafía a los equipos contrarios y asegura que cada jugador pueda prosperar individualmente mientras contribuye al éxito general del equipo. A los ojos de muchos, las contribuciones de Draisaitl a menudo pasan desapercibidas, opacadas por las notables hazañas de McDavid. Sin embargo, aquellos que han jugado a su lado reconocen la profundidad de su talento y el impacto que tiene en el juego. Su humildad y enfoque en el trabajo en equipo sugieren que Draisaitl no busca elogios; en cambio, su objetivo es solidificar su legado como uno de los grandes de todos los tiempos. A medida que continúa sobresaliendo en el hielo, está claro que Draisaitl no se limita a aprovecharse de la fama de su compañero. En cambio, está forjando un legado propio, uno definido por habilidad, liderazgo y una profunda comprensión del juego que va mucho más allá de las estadísticas individuales. En la gran narrativa de la historia del hockey, Leon Draisaitl está indudablemente escribiendo su propio capítulo—un capítulo que habla de grandeza en su propio derecho.