Asesinato de ejecutivo de UnitedHealthcare reabre debate sobre ética en seguros de salud

Asesinato de ejecutivo de UnitedHealthcare reabre debate sobre ética en seguros de salud

El asesinato de Brian Thompson reaviva el debate sobre la ética en el sistema de seguros de salud en EE. UU. y sus efectos en los pacientes.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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El trágico asesinato de Brian Thompson, director ejecutivo de UnitedHealthcare, ha puesto una vez más en el centro del debate la cruda realidad del sistema de seguros de salud en Estados Unidos. Thompson, cuya gestión estuvo marcada por la implementación de estrategias centradas en la reducción de costos y el aumento de las ganancias, se convierte en un símbolo de la confrontación entre el bienestar del paciente y los intereses económicos de las compañías aseguradoras. Este suceso ha revivido las voces críticas que insisten en que el sector prioriza sus beneficios sobre la atención al paciente. Wendell Potter, exejecutivo de Cigna con una trayectoria de más de dos décadas en la industria de seguros, ha compartido su propia experiencia y reflexiones sobre lo que él denomina una crisis de conciencia. Potter dejó su puesto en Cigna tras darse cuenta de que las estrategias mercantiles, como el "consumismo" en la atención médica, no solo eran problemáticas, sino profundamente dañinas. Esta estrategia, promovida en un intento de hacer que los consumidores absorbieran una mayor parte de los costos médicos, ha llevado a un aumento de las deudas médicas entre los asegurados. La narrativa de Potter es desgarradora. En su relato, describe cómo se sentó en una reunión donde se discutían planes de deducibles altos, dirigidos a "empoderar" a los consumidores, a pesar de la evidencia de que estos planes eran inadecuados para la mayoría de la población, especialmente aquellos con enfermedades crónicas. El sentir de que la industria de seguros contribuye a que los estadounidenses carezcan de acceso a la atención médica necesaria es una crítica constante en su discurso. Su experiencia en una clínica médica gratuita fue el catalizador que lo llevó a renunciar a su trabajo. Al observar a personas con seguro médico esperando en largas filas para recibir atención, Potter se dio cuenta de que el modelo que apoyaba estaba condenando a muchos a una vida de sufrimiento y deuda. El hecho de que muchos de estos individuos no pudieran cubrir sus gastos de bolsillo, a pesar de contar con una póliza, ilustra una falla sistémica que afecta a millones en el país. El caso de Brian Thompson ha abierto nuevamente el debate sobre las prácticas éticas de las aseguradoras. El asesinato de Thompson ha sido un recordatorio trágico de que detrás de la jerga corporativa y las estrategias comerciales, existen vidas humanas que dependen de decisiones que se toman en juntas directivas. Esto ha llevado a un escrutinio renovado de cómo las compañías de seguros, como UnitedHealthcare y Cigna, han operado durante décadas, presionadas por sus accionistas para maximizar beneficios a expensas de la atención al paciente. Las cifras no mienten: desde 1993, la cantidad que las aseguradoras destinan a la atención médica ha disminuido drásticamente. El gasto promedio en atención ha caído de 95 centavos por cada dólar en primas a 85 centavos en 2011. Este cambio ha significado que las aseguradoras han comenzado a adquirir prácticas médicas, en un esfuerzo por controlar cada vez más la atención y, a su vez, incrementar sus beneficios. Mientras tanto, los pacientes enfrentan deducibles que pueden alcanzar hasta 18,900 dólares, una barrera insuperable para muchas familias. La situación se complica aún más con las autorizaciones previas, que son cada vez más restrictivas. Los pacientes deben navegar por un laberinto burocrático que muchas veces les niega la atención que necesitan. La crítica a este sistema es clara: las aseguradoras de salud están más preocupadas por sus resultados financieros que por el bienestar de sus afiliados. El caso de Nataline Sarkisyan, una joven cuya historia se hizo famosa tras la negativa de Cigna a cubrir un trasplante, es un trágico ejemplo del costo humano de estas políticas. Su muerte, posterior a una batalla mediática sobre su atención médica, dejó una huella indeleble en Potter, quien se sintió incapaz de seguir defendiendo un sistema que se niega a priorizar la vida de los pacientes. Esta experiencia fue un punto de quiebre que lo llevó a abandonar su carrera. Las elecciones que toman las aseguradoras son impulsadas por la presión de los accionistas, y no por el bienestar de los pacientes. Potter destaca la desconexión que existe entre los resultados médicos y las decisiones corporativas, lo que plantea serias preguntas sobre la ética de las operaciones en el sector salud. La conversación que ha surgido a raíz del asesinato de Thompson podría ser una oportunidad para repensar y reformar un sistema que necesita urgentemente una revisión. A medida que la comunidad médica y los defensores de los derechos de los pacientes continúan alzando la voz, es vital que se mantenga el foco en el impacto que estas decisiones tienen en la vida de las personas. La muerte de Thompson no debe ser vista solo como un trágico suceso aislado, sino como un llamado a la acción para un cambio sistémico en un sector que ha priorizado las ganancias sobre la atención. La pregunta que queda en el aire es si esta ola de discusión llevará a una verdadera reforma que beneficie a quienes realmente importan: los pacientes.

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