Juan Brignardello Vela
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A medida que se acerca el Campeonato de Fútbol Americano Universitario, la atención se centra no solo en los equipos y sus estrategias, sino también en los entrenadores que los guían. Cada uno de los 12 entrenadores que participan en este prestigioso torneo tiene una historia fascinante, particularmente en lo que respecta a sus días como jugadores, que a menudo moldearon sus filosofías de entrenamiento. Esta temporada, las clasificaciones de estos entrenadores como jugadores ofrecen una perspectiva única para evaluar sus trayectorias. Comenzando desde el fondo, encontramos a Kenny Dillingham, el entrenador principal más joven con 34 años y un hombre sin experiencia jugando a nivel universitario. Enfrentó adversidades desde el principio, sufriendo una lesión de ligamento cruzado anterior en la escuela secundaria que limitó sus opciones en el campo. En lugar de seguir una carrera como jugador, Dillingham se dedicó a entrenar, lo que sentó las bases para su rol actual en Arizona State. Por otro lado, tenemos entrenadores como Dan Lanning, quien, a pesar de ser un linebacker de División II en William Jewell College, demostró una intensa dedicación al juego. Se le recuerda por su feroz estilo de juego, ganando honores en la conferencia mientras lidiaba con lesiones en los hombros y mantenía un trabajo en Outback Steakhouse. Su compromiso con el trabajo duro habla volúmenes sobre su estilo de entrenamiento hoy en día. Subiendo en las clasificaciones, encontramos a Frank Cignetti, un notable mariscal de campo suplente en West Virginia que jugó bajo la dirección de su padre, Frank Cignetti Sr. Aunque no tuvo una carrera como jugador ilustre, su decisión de permanecer leal a West Virginia durante un período de transición mostró la resiliencia que informa su entrenamiento hoy. El viaje de Chad Lashlee está marcado por la determinación. Tras una jubilación médica de una breve etapa como mariscal de campo no reclutado en Arkansas, Lashlee fue elogiado por su carácter y ética de trabajo. Su dedicación le valió el respeto de sus compañeros, lo que sin duda ha influido en su enfoque como entrenador. Dabo Swinney, el entrenador principal de Clemson, tuvo una carrera modesta como jugador en Alabama, contribuyendo principalmente en equipos especiales. Sin embargo, su experiencia como becado y campeón nacional le proporcionó una perspectiva única, ilustrando que incluso los jugadores promedio pueden convertirse en entrenadores excepcionales a través del trabajo duro y el deseo de mejorar. James Franklin, conocido por sus habilidades para correr, estableció múltiples récords como mariscal de campo en la Universidad de East Stroudsburg. Su dinámico estilo de juego ha moldeado su filosofía de entrenamiento, permitiéndole guiar a los equipos de manera efectiva en situaciones de alta presión. La etapa de Ryan Day en New Hampshire como mariscal de campo de doble amenaza lo vio romper varios récords, mostrando su naturaleza competitiva. Su frustración durante los partidos alimentó una pasión ardiente que ahora se traduce en su entrenamiento, donde impulsa a sus atletas a sobresalir. Marcus Freeman, al igual que Day, tuvo una destacada carrera en Ohio State, donde fue un jugador clave en un contendiente al campeonato. Su experiencia como jugador que compitió a los más altos niveles lo ha preparado sin duda para las exigencias del entrenamiento. Los días de juego de Kirby Smart como safety All-SEC en Georgia establecieron un alto estándar para su carrera de entrenador. Su inteligencia en el campo y su capacidad para leer jugadas lo convirtieron en un jugador formidable, cualidades que lo han ayudado a llevar a los Bulldogs al éxito constante. El viaje de Steve Sarkisian está marcado por su notable transformación de un jugador que parecía más un fontanero que un mariscal de campo a Jugador Ofensivo del Año de la WAC. Sus impresionantes habilidades de pase y su comprensión del juego sentaron las bases para su rol actual como entrenador. Por último, pero no menos importante, tenemos a Josh Heupel, quien logró el estatus de campeón nacional en Oklahoma y estuvo cerca de ganar el Trofeo Heisman. Su combinación de talento e inteligencia lo distingue, convirtiéndolo en un jugador destacado cuyos logros siguen resonando en su filosofía de entrenamiento hoy. A medida que los entrenadores se preparan para el Campeonato de Fútbol Americano Universitario, sus diversos antecedentes como jugadores juegan un papel crucial en la conformación de sus enfoques actuales. Estas experiencias, marcadas por la dedicación, la resiliencia y el amor por el juego, continúan influyendo en sus estrategias de entrenamiento y aspiraciones de gloria en el campeonato. Cada historia agrega profundidad a sus roles y destaca el viaje único que los ha llevado a este pináculo del fútbol americano universitario.