Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En el corazón de Los Ángeles, ha surgido una nueva era de visualización deportiva que atrae a los aficionados a Cosm, un bar deportivo de vanguardia que promete una experiencia inmersiva para aquellos que anhelan la emoción del fútbol en vivo. Con una pantalla de 87 pies que transporta a los clientes directamente a la acción desde estadios icónicos como Craven Cottage, este lugar está redefiniendo la forma en que los aficionados se relacionan con sus equipos favoritos a 5,000 millas de distancia. En una reciente mañana de domingo, el enfrentamiento entre Fulham y Arsenal atrajo la atención tanto de fanáticos acérrimos como de curiosos. Mientras Pablo Maurer de The Athletic se acomodaba en su asiento en Cosm, se encontró flanqueado por una mezcla de aficionados locales al fútbol, algunos aún recuperándose de una noche de celebraciones futbolísticas, y una atmósfera que zumbaba de anticipación. La experiencia es similar a entrar en un parque temático diseñado para los amantes del deporte, donde los asientos cómodos y las opciones de comida premium tienen prioridad sobre la vibra tradicionalmente áspera de un bar deportivo. Sin embargo, el atractivo de la tecnología y el lujo viene con algunas advertencias. Mientras Maurer disfrutaba de las comodidades modernas y el lujoso entorno, rápidamente se dio cuenta de que su vista estaba parcialmente obstruida, un guiño irónico a los asientos restringidos que caracterizan muchos eventos deportivos en vivo. A pesar de los contratiempos, la emoción se mantenía palpable cuando Raúl Jiménez de Fulham anotó temprano, desatando vítores de los leales seguidores esparcidos entre la multitud. El contraste entre ver desde Cosm y estar físicamente presente en Craven Cottage no podría haber sido más marcado. Los aficionados en el histórico estadio de Londres enfrentaron los elementos, con la lluvia empapándolos mientras navegaban por los rituales previos al partido. La atmósfera vibrante se enriqueció con las antiguas tradiciones del día del partido: filas para programas, bromas entre aficionados y la emoción de la anticipación que conlleva ser parte de la multitud. La experiencia era táctil y visceral, notablemente diferente de la brillante fachada del montaje de alta tecnología de Cosm. Mientras Maurer intentaba disfrutar de los mejores ángulos de visión a través de la variedad de cámaras, los fallos técnicos le recordaron los desafíos inherentes de la visualización remota. La transmisión se interrumpió varias veces, lo que provocó cánticos pidiendo una contraseña de Wi-Fi, una divertida yuxtaposición en un lugar de alta gama que pretendía replicar la experiencia comunitaria de asistir a un partido en vivo. Esta lucha reflejó una verdad más amplia sobre la desconexión entre la innovadora experiencia de visualización y la energía cruda y sin filtros del fútbol en vivo. En contraste, la experiencia en tiempo real en Craven Cottage era eléctrica, donde los aficionados disfrutaban del drama del partido. Los seguidores del Arsenal experimentaron altibajos al celebrar un gol anulado, mientras que los aficionados de Fulham saboreaban los momentos de triunfo. La palpable tensión entre los seguidores rivales, los suspiros y vítores colectivos, y la camaradería tangible formaban el núcleo de lo que hace que asistir a un partido en vivo sea una experiencia irreemplazable. El intento de Cosm de combinar lujo con deporte es encomiable, pero en última instancia resalta los desafíos de replicar la atmósfera auténtica de los estadios impregnados de historia y tradición. Con precios de entradas que rivalizan con los de los eventos en vivo, surge una pregunta importante: ¿puede la tecnología realmente reemplazar la pasión y la imprevisibilidad de una experiencia en persona? Al sonar el silbato final y los aficionados dispersarse tanto del bar como del estadio, los ecos de experiencias variadas persistieron. Para algunos, la conveniencia de ver desde Cosm es una opción atractiva, ofreciendo un vistazo de la acción sin las molestias de viajar. Para otros, nada puede reemplazar la emoción de estar en medio de la acción, rodeado de otros aficionados y sintiendo el latido del juego. Al final, ya sea en Cosm o en Craven Cottage, el amor por el fútbol une a los aficionados. Cada lugar ofrece algo único, y a medida que la Premier League continúa atrayendo audiencias en todo el mundo, ambas experiencias probablemente coexistirán, atendiendo a diferentes gustos y deseos. Mientras Maurer regresaba por las calles empapadas de lluvia de Los Ángeles, se dio cuenta de que, aunque el futuro de la visualización deportiva está aquí, quizás sea mejor disfrutarlo junto a las tradiciones atesoradas que hacen que el fútbol sea verdaderamente especial.