Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La repentina salida de Dan Ashworth de su cargo como director deportivo del Manchester United ha enviado ondas de choque a través del club, dejando a muchos miembros del personal aturdidos por la abrupta decisión. Solo cinco meses después de su llegada, Ashworth, quien había sido aclamado como una figura clave capaz de revitalizar la estructura deportiva del club, se vio obligado a salir tras una serie de tensiones con los altos ejecutivos del club, particularmente con Sir Jim Ratcliffe. El trayecto de Ashworth en el United comenzó con promesas, habiendo sido traído a un costo considerable desde el Newcastle United, donde fue reconocido por su experiencia en la construcción de operaciones futbolísticas exitosas. Sin embargo, tras un mandato tumultuoso marcado por desacuerdos y expectativas no cumplidas, quedó claro que la relación entre Ashworth y el nuevo equipo directivo del fútbol estaba plagada de fricciones. Las señales de descontento eran evidentes incluso durante los recientes compromisos de Ashworth con el club. A pesar de asistir a partidos y aparentemente participar en los asuntos habituales, momentos de incomodidad insinuaban problemas subyacentes. Su salida se produjo tras una reunión con el director ejecutivo Omar Berrada, después de la cual se le informó que su breve mandato en Old Trafford había llegado a su fin. Las luchas de Ashworth se vieron agravadas por su dificultad para establecer una visión clara sobre la dirección del club, especialmente en lo que respecta a la búsqueda de un sucesor para Erik ten Hag. Las expectativas de Ratcliffe de contar con un líder decisivo y carismático para guiar al club no se cumplieron, ya que las recomendaciones de Ashworth fueron percibidas como carentes de claridad y ambición. La preferencia del ex director deportivo por candidatos con experiencia en la Premier League—incluidos nombres como Eddie Howe y Graham Potter—no se alineó con el deseo de Ratcliffe de un enfoque más dinámico. Además, la frustración de Ratcliffe se exacerbó por la percepción de la ausencia de Ashworth en momentos clave, como cuando se tomó unas vacaciones el segundo día de la nombramiento del nuevo entrenador Rubén Amorim. Esta ausencia, junto con la reticencia de Ashworth a participar plenamente en las discusiones sobre la dirección del equipo, suscitó más preguntas sobre su compromiso con el cargo. La brecha se profundizó cuando Ashworth sugirió externalizar el análisis de datos para la búsqueda del entrenador, una idea que Ratcliffe rechazó enérgicamente, afirmando que entender tales asuntos debería ser parte de las responsabilidades de Ashworth. Este escenario iluminó una preocupación más amplia sobre el desorden operativo en el club, ya que Ratcliffe expresó su insatisfacción con lo que consideraba una falta de iniciativa e innovación por parte de Ashworth. En los meses previos a su salida, Ashworth logró supervisar un significativo derroche de gastos en verano, con el club invirtiendo alrededor de 200 millones de libras en adquisiciones de jugadores. Sin embargo, a medida que el club enfrentaba más escrutinio y reestructuración, la decisión de separarse de Ashworth ha llamado la atención no solo sobre sus deficiencias, sino también sobre la dinámica de liderazgo dentro del club. La decisión de Ratcliffe de cortar lazos con Ashworth tan pronto después de su contratación ha suscitado especulaciones sobre la futura dirección de las operaciones futbolísticas del Manchester United. Con el club enfrentando desafíos para navegar sus procesos de gestión y reclutamiento, quedan preguntas sobre cómo se llenará el vacío dejado por Ashworth y quién asumirá el mando de la estrategia deportiva del club en el futuro. A medida que se asienta el polvo sobre esta inesperada salida, está claro que la visión de Ratcliffe para el Manchester United sigue siendo un trabajo en progreso. Su determinación de imponer un nuevo orden en el club es evidente, pero las implicaciones de la salida de Ashworth sin duda arrojarán una larga sombra sobre sus esfuerzos por restablecer al United como una fuerza dominante en el fútbol. Con la moral del club supuestamente baja tras recientes despidos y medidas de recorte de costos, cómo Ratcliffe y su equipo ejecutivo naveguen esta última turbulencia será crucial para la estabilidad y el éxito futuro del club.