Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En una era en la que las citas modernas a menudo parecen desafiantes, un remedio sorprendente está escalando paredes—literalmente. Las paredes de escalada en todo el Reino Unido se han convertido en centros prósperos para el romance, donde la pasión compartida por la escalada fomenta conexiones que trascienden los entornos de citas tradicionales. Conversaciones recientes con entusiastas revelan una tendencia encantadora: la comunidad de escaladores no se trata solo de elevación física; también se trata de elevar los lazos sociales. "Se me han acercado y hemos charlado un poco, tal vez escalado un poco juntos, y al final intercambiamos números," comparte un escalador que ha encontrado chispas volando entre el polvo de magnesio. La creciente popularidad de la escalada en roca se puede atribuir a varios factores, incluyendo su debut olímpico en los Juegos de Tokio 2020 y el reciente triunfo del escalador británico Toby Roberts en los Juegos de París 2024. Según el Consejo Británico de Montañismo, aproximadamente 400,000 personas participan en escalada al menos dos veces al mes, reflejando el atractivo en auge de este deporte. Con más de 400 gimnasios de escalada esparcidos por todo el Reino Unido, nunca ha sido más fácil encontrar un lugar para ascender tanto figurativa como literalmente. Gill Peet, gerente de la pared de escalada Onyx en Blackburn, describe estos lugares como similares a un "club juvenil para adultos", enfatizando la dinámica social inherente al deporte. Los escaladores a menudo se encuentran en espacios reducidos, ya sea que estén planeando nuevas rutas o simplemente recuperando el aliento. Este ambiente fomenta naturalmente la camaradería, con muchos escaladores compartiendo consejos, trucos e historias mientras descansan entre ascensos. El aspecto social no termina cuando la escalada lo hace. Muchos escaladores extienden sus interacciones más allá de las paredes, optando a menudo por tomar un café o algo de comer en las cafeterías ubicadas dentro de los centros de escalada. "Hablo más en la pared de escalada de lo que escalo," admite Rose Henderson, quien conoció a su pareja, Mark Garbe, en un grupo de Meetup en 2015. Su relación floreció en el mismo entorno que ahora sirve como su columna vertebral social. Viviendo juntos en Ayrshire, la pareja ha creado un estilo de vida entrelazado con la escalada, eligiendo destinos de vacaciones en función de su proximidad a lugares de escalada. Han explorado las rutas escénicas del Hebridean Way y han emprendido viajes en grupo a renombrados lugares de escalada como Fontainebleau en Francia. Su dedicación al deporte no solo fortalece su vínculo, sino que también enriquece su vida social, que gira en torno a actividades y eventos relacionados con la escalada. A medida que la escalada continúa alcanzando nuevas alturas en popularidad, está claro que este deporte hiper-social no solo es una vía para la condición física, sino también una escena de emparejamiento próspera para aquellos que buscan conexiones que escalen más allá de la superficie. Ya sea forjando amistades o encontrando el amor, la pared de escalada está demostrando ser un terreno fértil para relaciones incipientes, con muchas más historias de romance que probablemente emergerán de los agarres polvorientos de los gimnasios de escalada del Reino Unido.