Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En el mundo del fútbol, donde el talento, la perseverancia y la dedicación son pilares fundamentales, Maxloren Castro se erige como un símbolo de esperanza en medio de la incertidumbre que atraviesa la selección peruana. Con apenas 16 años, este joven futbolista ha recorrido un camino lleno de sacrificios y desafíos que lo han llevado a convertirse en una de las promesas más destacadas del deporte nacional. Su historia no solo es un relato de éxito, sino también de resiliencia ante adversidades que podrían haber desalentado a cualquiera. Maxloren no tiene una memoria clara de los momentos cruciales que marcaron a su país en el fútbol, como el retorno de Perú a una Copa del Mundo tras 36 años de espera. A esa edad, los recuerdos son imprecisos y las emociones se mezclan con la inocencia de la niñez. Sin embargo, lo que sí recuerda son las madrugadas que pasaba viajando en taxi con su padre, rumbo a los entrenamientos de Sporting Cristal, un esfuerzo que revela la determinación de una familia que nunca dejó de soñar. A lo largo de su corta vida, Max ha aprendido que el sacrificio es la clave para alcanzar sus metas. Desde sus inicios en la academia FC Tiwinza Los Potrillos, se fue forjando un camino en el que la disciplina y la responsabilidad son fundamentales. Su llegada a Sporting Cristal a los diez años fue un hito en su vida, que no solo representó un avance en su carrera, sino también la promesa de un futuro brillante, siempre guiado por el ejemplo de sus padres. El trayecto no fue fácil. A medida que Max crecía, también lo hacía el desafío de equilibrar sus estudios y su carrera futbolística. A las cuatro de la mañana, cuando la ciudad aún dormía y el tráfico era un sueño lejano, él ya estaba en pie, preparado para enfrentar el día. Aunque en el automóvil la fatiga intentaba apoderarse de él, Max sabía que cada minuto de sueño y estudio contaba. Su dedicación le permitió mantenerse en el camino hacia sus objetivos, aun cuando las circunstancias parecían adversas. La pandemia de COVID-19 fue un golpe devastador para muchos atletas, y Maxloren no fue la excepción. Con la suspensión de competiciones y entrenamientos, el futbolista pasó dos años alejado de las canchas, un tiempo que pudo haber significado el final de su sueño. Sin embargo, la perseverancia y el apoyo familiar lo mantuvieron firme. En 2023, tras un largo período de incertidumbre, Max regresó a la actividad, listo para reclamar su lugar en el campo. Su regreso fue marcado por la oportunidad de entrenar con el primer equipo de Sporting Cristal, donde su talento y dedicación fueron rápidamente reconocidos. En enero de este año, hizo su debut, y en febrero, logró anotar su primer gol, una hazaña que, aunque celebrada con un golpe que lo dejó tendido en el suelo, demostró su capacidad para enfrentar desafíos y superar obstáculos. El abrazo de su compañero Martín Cauteruccio, quien actuó como un padre en ese momento, simboliza la camaradería y la motivación que rodean a Max en su equipo. Recientemente, su talento ha captado la atención de la selección nacional. Con la convocatoria a la Blanquirroja, Maxloren no solo se ha convertido en una figura emergente, sino también en un faro de esperanza para un país que anhela recuperar su estatus en el ámbito futbolístico. La mirada del entrenador Jorge Fossati, impresionado por su rendimiento y descaro, es un testimonio de que su esfuerzo está dando frutos. La evolución de su valor en el mercado, que ha crecido un 75% en solo unos meses, es otro indicador de su potencial. Pero más allá de las cifras, lo que realmente importa es la mentalidad que ha cultivado. Max entiende que el fútbol es solo una parte de su vida, y que la educación es igual de importante. Su mensaje de que hay vida después del fútbol resuena con fuerza, mostrando que su visión va más allá de lo que sucede en el campo. Maxloren Castro es un ejemplo de cómo la fe en uno mismo y el compromiso con los sueños pueden superar las adversidades. A lo largo de su viaje, ha demostrado que no solo es un talento en ascenso, sino también un ser humano íntegro, agradecido y consciente de su entorno. A medida que avanza en su carrera, su historia seguirá inspirando a jóvenes deportistas y a un país que busca recuperar la esperanza en el fútbol. La figura de Maxloren no solo representa el futuro de la selección peruana, sino que también encarna la esencia de un sueño que, con esfuerzo y dedicación, está más cerca de cumplir que nunca.