Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
Liam Walker, el capitán de la selección nacional de fútbol de Gibraltar, articuló las complejidades que rodean la identidad y el orgullo nacional en una reciente conversación con The Athletic. Tras el partido de la UEFA Nations League contra Liechtenstein, que terminó en un empate 2-2, se le preguntó a Walker sobre el controvertido cántico de los jugadores españoles Rodri y Álvaro Morata, “Gibraltar es español”, que realizaron durante las celebraciones tras la victoria de España en el Campeonato de Europa en julio. La Asociación de Fútbol de Gibraltar (GFA) presentó una queja que llevó a la UEFA a sancionar a los dos jugadores con un partido de suspensión por su “violación de las reglas básicas de conducta decente” y por desacreditar el deporte. Gibraltar, un territorio que mide apenas 6.8 kilómetros cuadrados, está impregnado de una historia complicada moldeada por su ubicación estratégica en la confluencia del océano Atlántico y el mar Mediterráneo. Su pasado está marcado por conquistas y controles de diversas civilizaciones, incluidos los fenicios, romanos y visigodos. Ahora, el territorio se encuentra atrapado en una lucha política entre España y el Reino Unido, particularmente acentuada después del referéndum del Brexit de 2017, que trajo un mayor escrutinio sobre el estatus de Gibraltar como parte del Reino Unido y, sin embargo, fuera de la UE. Walker expresó los sentimientos de muchos en Gibraltar cuando afirmó: “Sabemos de dónde venimos, sabemos lo que somos y solo queremos ser respetados por eso”. Enfatizó que, a pesar de los matices políticos, el pueblo de Gibraltar siente un inmenso orgullo por representar su territorio en el escenario internacional. “No importa lo que se diga en el ámbito político, estamos muy orgullosos de representar a Gibraltar, nuestro hogar, nuestro país”, declaró. Los cánticos de Morata y Rodri no solo han encendido discusiones en torno al fútbol; han profundizado en la identidad y la historia de los gibraltareños, que a menudo se sienten malinterpretados tanto en España como en el Reino Unido. Gabriella Falero, una exatleta que representó a Gibraltar, destacó la identidad única de los gibraltareños: “Un gibraltareño es muy británico pero no es inglés”, explicó, señalando la herencia diversa que forma la población, que incluye raíces de Italia, Malta, España y Portugal. A pesar del dolor causado por los cánticos de los jugadores españoles, muchos gibraltareños parecen adoptar un enfoque pragmático. “Todos vimos lo que Rodri y Morata dijeron en los medios, pero políticamente eso es más un asunto de Madrid”, comentó Falero, transmitiendo un sentido de indiferencia hacia las teatralidades políticas que a menudo eclipsan su identidad. Sin embargo, también fue evidente que los cánticos tuvieron un efecto tangible en las relaciones comunitarias, con informes de tensiones aumentadas, particularmente en bares y tiendas locales, tras la victoria de España. El trasfondo del fútbol en Gibraltar está cargado de significado histórico. Aunque Gibraltar ha sido miembro de la UEFA desde 2013, el camino hacia el reconocimiento ha estado plagado de oposición por parte de España, que históricamente ha reclamado soberanía sobre el territorio. A medida que Walker y sus compañeros de equipo se visten con sus camisetas, encarnan una aspiración colectiva: un deseo no solo de jugar al fútbol, sino de afirmar su identidad y lugar en el mundo. A medida que Gibraltar se dirige hacia sus celebraciones del Día Nacional, los sentimientos de autodeterminación resuenan con fuerza. Banderas que proclaman “la autodeterminación es nuestro derecho” adornan los espacios públicos, reflejando la ferviente esperanza de los gibraltareños de definir su propia identidad, libres de maquinaciones políticas externas. El contraste en las experiencias de la comunidad durante los partidos de fútbol en comparación con las celebraciones del orgullo nacional ilustra la lucha continua por el reconocimiento y el respeto, no solo en el deporte, sino en el panorama geopolítico más amplio. La atmósfera en el estadio Europa Point durante el reciente partido era eléctrica, pero los ecos de los cánticos políticos aún persistían. La decepción de Walker después del juego seguía siendo palpable, mientras enfatizaba el arduo trabajo y la dedicación de su equipo, afirmando: “Nos preparamos para esto; es por lo que muchos de nosotros vivimos”. A medida que el sol se pone sobre Gibraltar y las bandas locales tocan himnos de autoidentidad, se hace evidente que, aunque el fútbol pueda servir como un campo de batalla para los sentimientos políticos, el pueblo de Gibraltar continuará forjando su propio espacio, orgulloso y resuelto en su identidad como gibraltareños.