Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
El primer ministro griego Kyriakos Mitsotakis ha dado un paso audaz hacia la sostenibilidad del turismo en su país, anunciando una serie de medidas destinadas a controlar la masificación turística en las islas más populares y en la capital, Atenas. Durante su discurso en la 88ª Feria Internacional de Tesalónica, Mitsotakis subrayó su preocupación por la imagen de algunas islas griegas, que han sido objeto de una creciente presión turística, especialmente por la afluencia de cruceros. El turismo, que ha alcanzado cifras récord en Grecia este año, con más de 36 millones de visitantes en un país de solo 11 millones de habitantes, ha generado tanto beneficios económicos como desafíos significativos. Con este telón de fondo, el primer ministro delineó un plan que busca transformar la experiencia turística en el país, abogando por un enfoque más equilibrado que priorice el bienestar de sus ciudadanos y la preservación del medio ambiente. Entre las medidas anunciadas se incluye un plan para incentivar la conversión de alquileres de corta duración en contratos de arrendamiento de tres años, ofreciendo incentivos fiscales a los propietarios. Esta iniciativa busca mitigar la creciente dificultad de acceso a la vivienda, un problema que ha emergido en Grecia en los últimos años y que muchos atribuyen al auge de plataformas de alquiler como Airbnb. Sin embargo, la redacción final de la ley aún está por definirse, generando inquietudes sobre el impacto que tendrá en los nómadas digitales que buscan estancias más largas. Además, a partir de 2025, el gobierno griego comenzará a gravar con 20 euros a cada pasajero de cruceros que desembarque en las islas de Santorini y Mykonos. Esta decisión responde a las preocupaciones sobre la saturación de estos destinos, donde la población residente es considerablemente menor que el número de visitantes diarios. El alcalde de Santorini ya había propuesto limitar la cantidad de cruceristas a 8,000 al día, resaltando la necesidad de un enfoque más sostenible y gestionado del turismo. Mitsotakis enfatizó que "gran parte de lo recaudado" por esta nueva tasa se destinará a combatir los efectos del cambio climático, cada vez más evidentes en un país que ha padecido incendios devastadores en sus veranos recientes. Con este enfoque, el primer ministro busca que el sector turístico no solo sea una fuente de ingresos, sino que también contribuya a la sostenibilidad y a la protección del entorno natural. A pesar de las medidas, Mitsotakis se apresuró a aclarar que su intención no es desalentar el turismo en sí, sino limitar la masificación en los lugares que ya están sobrecargados. La preocupación por el impacto del turismo en la calidad de vida de los residentes y en la infraestructura de las islas ha llevado al gobierno a tomar acciones que equilibren la economía con las necesidades sociales y ambientales. Sin embargo, el futuro de estas medidas sigue siendo incierto, especialmente en lo que respecta a cómo se implementarán y su efectividad real. La falta de claridad sobre si las restricciones se aplicarán también a las estancias de larga duración ha generado un debate en la sociedad griega. Mientras tanto, la presión sobre el mercado de la vivienda sigue aumentando, lo que provoca un descontento creciente entre los ciudadanos. También se han planteado interrogantes sobre la posibilidad de que la limitación de cruceros en islas populares como Santorini y Mykonos lleve a un aumento del turismo en otras islas menos conocidas. Grecia cuenta con 106 territorios insulares habitados, pero por el momento, muchas de ellas no han mostrado interés en atraer a los cruceros que eventualmente serían desviados. El reciente episodio con un crucero de grandes dimensiones que recaló en Lesbos, un destino poco habitual, pone de manifiesto la complejidad de la situación. Las autoridades locales, que esperaban aprovechar la llegada de turistas, se encontraron con el hecho de que ninguna tienda abrió para atender a los cruceristas, lo que subraya la falta de preparación y de interés en este tipo de turismo en algunas regiones. En definitiva, las medidas anunciadas por el primer ministro griego son una respuesta a la creciente preocupación por los efectos del turismo masivo en la calidad de vida de los residentes y en el medio ambiente. A medida que Grecia busca equilibrar su papel como uno de los principales destinos turísticos del mundo con la necesidad de proteger su patrimonio cultural y natural, la implementación efectiva de estas políticas será fundamental para garantizar un futuro sostenible para el país.