Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La situación en la Reserva Ecológica El Ángel, en la provincia de Carchi, es alarmante. Este miércoles, los equipos de bomberos y personal militar se encuentran en la fase final de las operaciones para extinguir el último foco de calor de un incendio forestal que ya ha devastado más de 300 hectáreas de este vital ecosistema. Según el subsecretario de la Secretaría de Gestión de Riesgos de la Zona 1, Jimmy Marcillo, la magnitud de las llamas superó los dos metros de altura, convirtiéndose en un espectáculo desolador visible desde varias comunidades cercanas. El incendio, que comenzó el pasado sábado 31 de agosto, se ha extendido rápidamente debido a los fuertes vientos, que han alcanzado velocidades de hasta 60 kilómetros por hora. Estos vientos no solo avivaron las llamas, sino que también complicaron enormemente las labores de extinción, ya que el terreno escarpado y de difícil acceso de la zona conocida como Puntas Piedras dificultó el ingreso del personal especializado. Los bomberos y comuneros utilizaron herramientas manuales como batefuegos, palas y machetes, pero la situación sigue siendo crítica. La Reserva Ecológica El Ángel es un hábitat crucial para diversas especies de fauna, incluyendo cóndores, osos, pumas y venados de cola blanca. Los biólogos que monitorean la situación desde el centro de operaciones han expresado su preocupación, especialmente tras la destrucción de lo que se conoce como el Comedero de Osos. Carlos Castro, líder ambiental de la zona, ha señalado que estos animales han sido forzados a abandonar su hábitat, y lo mismo podría aplicarse a muchas otras especies que podrían verse afectadas por el fuego. Los efectos a largo plazo de este incendio son difíciles de cuantificar. Expertos como Carlos Velasco Enríquez, consultor y asesor ambiental, advierten que las consecuencias podrían ser irreversibles y que muchas especies de flora y fauna pueden haber desaparecido. Por su parte, el biólogo Andrés Laguna enfatiza que estos desastres ambientales son incomparables y afectan profundamente al país, dado que la reserva es un ecosistema sensible y estratégico que proporciona múltiples bienes y servicios ambientales, incluyendo la fijación de carbono y el mantenimiento del ciclo hídrico. A la situación en El Ángel se suma un panorama igualmente preocupante en otras partes de Carchi, donde en las últimas 48 horas se han registrado diez incendios forestales en Guayaquil. Las autoridades han alertado que muchos de estos fuegos son consecuencia de malas prácticas agrícolas, donde las quemas controladas se escapan de control, generando efectos adversos tanto sobre la naturaleza como sobre la vida humana. A medida que el incendio en la reserva se apaga, también se abre la urgencia de iniciar un programa de recuperación de la vegetación. Las autoridades locales han comenzado a planificar acciones para restaurar las áreas afectadas, especialmente en lo que respecta a los frailejones y pajonales que son esenciales para el equilibrio ecológico de la región. Sin embargo, la falta de infraestructura adecuada y el acceso limitado representan un desafío considerable para las labores de recuperación. El alcalde de Espejo, Arnaldo Cuacés, ha destacado el esfuerzo conjunto de los equipos de respuesta ante emergencias, quienes han trabajado incansablemente en condiciones adversas y han tenido que caminar durante horas para llegar a los puntos más afectados. El Comité de Operaciones Emergentes de Espejo ha seguido de cerca la evolución del incendio, y aunque se ha informado que el fuego parece estar controlado, la vigilancia continúa para evitar cualquier reactivación. La situación en la Reserva Ecológica El Ángel es un recordatorio de la fragilidad de nuestros ecosistemas y del impacto que las acciones humanas pueden tener en ellos. La combinación de altas temperaturas, vientos fuertes y prácticas agrícolas irresponsables ha resultado en un daño considerable que podría tardar décadas en recuperarse. Es fundamental que se implementen políticas efectivas y se fomente la educación ambiental para evitar que estos desastres se repitan en el futuro. Finalmente, el repunte de incendios forestales en Carchi no solo afecta a la biodiversidad, sino que también pone en riesgo la vida de muchas personas en las comunidades cercanas. Es imperativo que tanto las autoridades como la población tomen conciencia de la importancia de conservar estos espacios naturales y promuevan prácticas sostenibles que protejan tanto al medio ambiente como a las poblaciones que dependen de él.