Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La pintoresca vista de los botes de remos de Cornualles deslizándose graciosamente sobre el agua evoca un sentido de tradición y comunidad, con remeros que a menudo se ven trabajando en unísono, impulsados por el ritmo de sus remos. Estas embarcaciones, valoradas por su significado histórico y su competitividad, son más que simples barcos; son un símbolo de resiliencia y destreza artesanal. Sin embargo, los dedicados artesanos que construyen estos icónicos botes enfrentan ahora desafíos significativos que amenazan el futuro de este querido deporte. Según la Asociación de Botes de Remo de Cornualles (CPGA), el deporte ha experimentado un crecimiento notable, pasando de 10 clubes modestos hace tres décadas a más de 90 clubes en todo el mundo. Este aumento en el interés ha sido alentador, ya que más personas abrazan el espíritu comunitario y la naturaleza competitiva del deporte. Sin embargo, los constructores que elaboran estos barcos están lidiando con el aumento de los costos de construcción, lo que ha dificultado cada vez más su trabajo. La construcción de un bote de remos es un trabajo de amor, que requiere habilidad artesanal y materiales de calidad para cumplir con los específicos estándares establecidos para la competencia. Sin embargo, los constructores han informado que el costo de los materiales ha aumentado, afectando su capacidad para producir estas embarcaciones a un precio competitivo. El precio de la madera, en particular, se ha convertido en un problema apremiante. Tradicionalmente, la madera de alta calidad ha sido esencial para crear los botes ligeros pero robustos que son sinónimos del deporte. Sin embargo, un suministro decreciente de madera de calidad ha agravado los desafíos que enfrentan los constructores, que ahora se ven obligados a navegar tanto por los costos crecientes como por las dificultades de abastecimiento. Estos desafíos no son solo económicos; amenazan la esencia misma del deporte. El diseño y la construcción distintivos de los botes de remos requieren tipos particulares de madera, y sin acceso a los materiales adecuados, la integridad de los barcos podría verse comprometida. Esto podría provocar un efecto dominó, impactando a los clubes que dependen de estos botes para la competencia y el entrenamiento, y, en última instancia, afectando el crecimiento de un deporte que ha visto una trayectoria tan positiva en los últimos treinta años. A medida que la CPGA continúa expandiendo su alcance y promoviendo el deporte a nivel global, la necesidad de una solución sostenible a los desafíos que enfrentan los constructores de botes se vuelve cada vez más urgente. Muchos constructores abogan por un mayor apoyo tanto de organismos locales como nacionales para ayudar a abordar estos problemas, ya sea a través de subsidios para materiales, inversiones en prácticas forestales sostenibles o iniciativas para fomentar nuevos constructores en el oficio. Mientras las olas del océano acarician las costas de Cornualles, el futuro del remo en botes de remos se encuentra en la balanza. La pasión por el deporte sigue siendo fuerte, pero es esencial que las raíces de esta tradición—los artesanos y sus botes—sean apoyadas y preservadas. De lo contrario, la encantadora vista de los botes de remos de Cornualles navegando por el mar podría convertirse en un recuerdo nostálgico en lugar de una realidad vibrante, dejando un vacío en los corazones de aquellos que aprecian el deporte.