Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
A medida que el mundo dirige su mirada hacia los Juegos Paralímpicos de París, pocas historias son tan conmovedoras y controvertidas como la de Valentina Petrillo. Listo para competir en la prueba de 400m T12, esta velocista transgénero de 50 años ya ha generado un gran revuelo dentro de la comunidad atlética, provocando debates que van mucho más allá de los confines de la pista. Con su participación, se ponen en primer plano las preguntas sobre la inclusión de atletas trans en los deportes, abarcando cuestiones de equidad, ciencia y el futuro del atletismo competitivo. El camino de Petrillo hacia el atletismo no ha sido sencillo. Diagnosticada con la enfermedad de Stargardt a una edad temprana, su trayectoria parecía estar llena de obstáculos hasta que comenzó a practicar el para-atletismo a los 41 años, compitiendo inicialmente en categorías masculinas. Desde su transición en 2018 y la posterior terapia hormonal, ha emergido como una competidora formidable, ganando múltiples títulos, incluidas dos medallas de bronce en el Campeonato Mundial de Para Atletismo. Sin embargo, su ascenso no ha estado exento de críticas. Algunos atletas, incluida Katrin Mueller-Rottgardt, han expresado preocupaciones sobre las posibles ventajas que Petrillo podría tener por haber pasado por la pubertad masculina. Las reglas que rigen la participación de atletas trans varían considerablemente entre los deportes. El Comité Paralímpico Internacional (CPI) permite que las personas legalmente reconocidas como mujeres compitan en categorías femeninas, siempre que mantengan niveles de testosterona por debajo de un umbral específico. Esta política contrasta marcadamente con las regulaciones de World Athletics, que excluyen a las mujeres trans de las categorías femeninas. Esta divergencia ilustra la complejidad y el enfoque a menudo inconsistente que los organismos deportivos adoptan sobre la inclusión, una disparidad que muchos expertos creen que complica la conversación sobre la equidad en la competencia. Los críticos de la elegibilidad de Petrillo argumentan que sus experiencias pasadas como atleta masculino podrían darle ventajas físicas sobre las mujeres cisgénero. Sin embargo, la ciencia que rodea este tema está lejos de ser concluyente. Los estudios indican que, aunque la supresión de testosterona puede mitigar algunos beneficios derivados de la pubertad masculina, no anula por completo las diferencias fisiológicas que pueden existir. Alun Williams, profesor de genómica del deporte y el ejercicio, enfatiza el desafío de recopilar datos completos que reflejen con precisión las sutilezas del rendimiento atlético en diferentes deportes. A medida que el debate continúa, es esencial reconocer el aspecto humano de esta conversación. Para Petrillo, participar en los Paralímpicos no se trata simplemente de competir; representa la culminación de años de lucha y autoaceptación. Ha expresado su creencia de que su identidad y la de otras personas trans no deberían ser motivo de discriminación en los deportes. En sus palabras, la naturaleza binaria de las regulaciones deportivas actuales no logra acomodar las complejidades de la identidad de género. Los partidarios de la inclusión, como la exestrella del fútbol Megan Rapinoe, abogan por un enfoque centrado en la equidad y la empatía. Argumentan que la evidencia no respalda las afirmaciones de un dominio desenfrenado por parte de los atletas trans, sugiriendo, en cambio, que el enfoque debería estar en crear espacios inclusivos para todos los competidores. A medida que nos acercamos a los Paralímpicos, las discusiones sobre la participación de Petrillo probablemente se intensificarán, planteando preguntas que desafían los mismos fundamentos de la equidad competitiva. El CPI ha reiterado su compromiso de respetar a los atletas trans, al tiempo que reconoce la necesidad de un diálogo continuo informado por la ciencia. Tales conversaciones son cruciales mientras el mundo del deporte navega por estas aguas inexploradas, buscando soluciones que honren tanto la inclusión como la equidad. En última instancia, el desempeño de Valentina Petrillo en París no solo contribuirá a su narrativa personal, sino que también servirá como un momento pivotal en el discurso en curso sobre la identidad de género en el atletismo. A medida que las líneas entre la inclusividad y la equidad continúan difuminándose, el futuro de los deportes puede depender de nuestra capacidad para encontrar un equilibrio que respete tanto los derechos de los atletas individuales como la integridad de la competencia.