Santander enfrenta debate por sismos: expertos abogan por preparación y resiliencia

Santander enfrenta debate por sismos: expertos abogan por preparación y resiliencia

Santander enfrenta un debate por su sismicidad tras recientes temblores. Expertos destacan la necesidad de preparación y construcción segura.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro

La región de Santander ha estado en el centro de un intenso debate en torno a la sismicidad que la caracteriza, especialmente tras los recientes temblores registrados esta semana que alcanzaron magnitudes de 4.8 y 4.6 en la escala de Richter. Estos movimientos telúricos han llevado a muchos a preguntarse por qué esta zona es tan propensa a los sismos. Los expertos, como el geólogo Flover Rodríguez-Portillo, explican que la respuesta radica en la complejidad geológica y tectónica del área. Colombia, y en particular Santander, se encuentra sobre la intersección de varias placas tectónicas importantes. Según Rodríguez-Portillo, la Placa Sudamericana y la Placa de Nazca son las principales responsables de los movimientos sísmicos en la región. Esta interacción crea un escenario propenso a la ocurrencia de temblores, dado que las tensiones acumuladas entre las placas se liberan de manera repentina, generando sismos. "Estos movimientos son expresiones naturales de la tierra que, en el caso de Santander, son parte de su realidad geológica", destaca el director de la Asociación Colombiana de Geólogos y Geofísicos de la Energía. El reciente sismo de 4.6, que tuvo su epicentro en Los Santos, es solo uno de los muchos eventos que han sacudido la región en las últimas décadas. Aunque la mayoría de estos sismos no han dejado daños significativos, su frecuencia genera un clima de inquietud entre los habitantes de la zona. Según el Servicio Geológico, el 83% de los colombianos vive en áreas que enfrentan algún nivel de riesgo sísmico. Esto se traduce en la necesidad de fortalecer la infraestructura y la preparación ante posibles emergencias. El temor por los sismos en Santander no es infundado. Históricamente, la región ha experimentado movimientos telúricos significativos. Uno de los más recordados ocurrió el 11 de marzo de 2015, cuando un sismo de 6.6 grados generó pánico en Bucaramanga. A pesar de su magnitud, no se reportaron víctimas, lo que pone de relieve la importancia de la profundidad a la que ocurren estos fenómenos, que en muchos casos, como el de 2015, fue considerablemente alta. Las diferencias entre magnitud e intensidad son aspectos que Rodríguez-Portillo insiste en que la población debe entender. Mientras que la magnitud se refiere a la energía liberada por un sismo, la intensidad mide el impacto que este puede tener en un área determinada. Esta distinción es crucial, ya que un sismo puede ser muy fuerte en términos de magnitud, pero si se produce a gran profundidad, su efecto puede ser mínimo en la superficie. La prevención y la preparación son los temas que Rodríguez-Portillo propone como fundamentales para mitigar los efectos de un sismo. "No se trata de predecir cuándo ocurrirá el próximo terremoto, sino de estar listos para enfrentar sus consecuencias", señala. La implementación de planes de evacuación y la educación sobre cómo reaccionar durante un sismo son medidas esenciales que deben adoptarse en las comunidades más vulnerables. A pesar de la desinformación y los mitos que a menudo rodean a los sismos, la labor de los medios de comunicación y las instituciones educativas es vital. Informar a la ciudadanía sobre la naturaleza de estos fenómenos y sobre las medidas de seguridad que deben tomarse es la clave para disminuir el pánico y la incertidumbre. Además, Rodríguez-Portillo hace un llamado a las autoridades para que se priorice la construcción de infraestructuras más resistentes a sismos. "No se trata solo de construir, sino de construir bien, considerando la sismicidad de la región", afirma. La adaptación y la resiliencia son conceptos que deben guiar el desarrollo urbano en Santander. Así, mientras los temblores continúan como parte de la vida cotidiana en Santander, la comunidad científica y la población en general deben trabajar juntos para entender y prepararse para estos fenómenos naturales. La educación, la infraestructura adecuada y la conciencia social son los pilares que permitirán a los santandereanos enfrentar los desafíos que presentan los sismos, minimizando sus efectos adversos en la vida y la infraestructura de la región.

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