Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
A medida que continúan las discusiones sobre la posible celebración de los Juegos de la Mancomunidad de 2026 en Glasgow, las apuestas nunca han sido tan altas para el deporte escocés. La posibilidad de que el país se pierda este evento significativo ha generado preocupaciones que van mucho más allá de las implicaciones financieras inmediatas, con algunos funcionarios advirtiendo que podría representar una amenaza seria para el futuro del atletismo de alto rendimiento en Escocia. Desde que el estado australiano de Victoria se retiró de la organización de los Juegos el pasado julio, las autoridades escocesas han estado considerando una versión reducida del evento. La razón detrás de este alcance reducido proviene del deseo de mitigar el aumento de costos, un problema que ha afectado a muchos eventos deportivos modernos en todo el mundo. Sin embargo, a medida que las negociaciones persisten, el reciente anuncio del Primer Ministro John Swinney de que el Gobierno escocés no asignará fondos públicos a la candidatura ha levantado cejas y aumentado la inquietud entre los partidarios de los Juegos. Commonwealth Games Scotland (CGS) se mantiene optimista. CGS ha presentado un caso convincente, enfatizando que su propuesta no solo es innovadora, sino también rentable y sostenible. Aseguran que los Juegos pueden regresar a Glasgow sin la necesidad de respaldo financiero gubernamental, un punto crucial considerando el clima económico actual y las discusiones en curso sobre el gasto público. Los beneficios económicos potenciales de albergar los Juegos en Glasgow son sustanciales, con estimaciones que sugieren que podría generar hasta 100 millones de libras. Esta cifra abarca no solo los ingresos directos del turismo y la hospitalidad, sino también beneficios a largo plazo para las empresas locales y la promoción de la salud y el estado físico entre la población escocesa. La perspectiva de perder estas inyecciones financieras es vista por muchos como una pérdida significativa, especialmente a la luz de los desafíos que muchos sectores han enfrentado en los últimos años. Además, las implicaciones de no albergar los Juegos de la Mancomunidad se extienden al ámbito del deporte de alto rendimiento en Escocia. Con el país ya lidiando con la financiación y el apoyo a los atletas, no conseguir este evento podría obstaculizar el desarrollo de futuros talentos deportivos e infraestructura. Los expertos argumentan que albergar un evento tan prestigioso serviría tanto de escaparate como de trampolín para los atletas escoceses, proporcionando una experiencia invaluable en un escenario internacional. El tiempo corre, y a medida que las discusiones avanzan, la presión recae sobre el Gobierno escocés y CGS para llegar a un consenso que permita a Glasgow volver a estar en el centro de atención. El sentimiento expresado por muchos atletas locales, entusiastas y partes interesadas es claro: la oportunidad de albergar los Juegos de la Mancomunidad en 2026 no es simplemente una oportunidad para la gloria; es un momento crucial que podría definir el futuro del deporte en Escocia durante los próximos años. A medida que Glasgow se encuentra al borde de un regreso triunfal a la Mancomunidad o la decepción de dejar escapar esta oportunidad, las esperanzas de la comunidad siguen centradas en las negociaciones. La llamada a la acción es urgente, y muchos están apoyando la idea de que permitir que Glasgow se pierda este prestigioso evento sería, de hecho, una tragedia.