Juan Brignardello Vela
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La selección peruana se enfrenta a un escenario complicado en su camino hacia la clasificación para el Mundial de 2026. Con un equipo que ha sufrido bajas significativas y una crisis de rendimiento evidente, el nuevo director técnico, Jorge Fossati, se encuentra en la difícil tarea de armar un once competitivo para el crucial partido contra Colombia, programado para el 6 de septiembre. Sin la presencia de figuras clave como Paolo Guerrero, Christian Cueva y André Carrillo, las expectativas son bajas, y muchos aficionados se preguntan qué puede aportar Fossati en su primer gran compromiso al mando de la Blanquirroja. Desde la última doble jornada de Eliminatorias, en noviembre de 2022, el equipo ha tenido un camino accidentado. Las derrotas ante Argentina y Bolivia dejaron una herida abierta que, a pesar de la llegada de Fossati, no se ha cerrado, especialmente tras una Copa América decepcionante donde el equipo no logró marcar un solo gol y terminó en la última posición de su grupo. El estilo de juego que busca implementar Fossati, con un sistema 3-5-2, requiere de jugadores en su mejor forma, algo que ha sido esquivo para la selección en los últimos meses. El nuevo esquema tiene como objetivo aportar intensidad y profundidad al juego, pero el rendimiento de los futbolistas no ha estado a la altura de las exigencias. La falta de creatividad en el mediocampo y la ineficacia en el ataque han sido evidentes, lo que ha llevado a Fossati a realizar cambios en la alineación. Carlos Zambrano, a pesar de su avanzada edad y las dudas sobre su capacidad física, ha asumido un rol de liderazgo en la defensa, mientras que Oliver Sonne ha sido convocado por su versatilidad en el campo. La elección de los jugadores que acompañarán a Gianluca Lapadula en el ataque es otro punto crítico. Con Guerrero ausente y Carrillo en un estado de forma cuestionable, las opciones para Fossati son limitadas. Bryan Reyna y Piero Quispe se perfilan como los posibles acompañantes en la delantera, pero la falta de experiencia y consistencia en partidos de alta presión añade más incertidumbre a la estrategia del técnico. La situación se complica aún más con la ausencia de Renato Tapia, quien, aunque ha fichado recientemente por el Leganés, no ha jugado un partido oficial desde junio. Su posible inclusión en el equipo dependerá de su capacidad para adaptarse rápidamente a la competición y recuperar el ritmo de juego. En su lugar, Wilder Cartagena ha sido el elegido para manejar la contención en el mediocampo, pero su rendimiento hasta ahora ha sido insuficiente en un equipo que necesita urgentemente jugadores que marquen la diferencia. A medida que se acerca el partido contra Colombia, la presión sobre Fossati aumenta. Las críticas por el rendimiento defensivo y la falta de gol han comenzado a circular, y muchos aficionados se preguntan si el entrenador podrá encontrar la clave para revertir la situación. La urgencia por obtener puntos en esta jornada es palpable, y cualquier resultado que no sea una victoria podría comprometer aún más las aspiraciones de Perú en el camino hacia el próximo Mundial. En el contexto actual, la selección necesita no solo consolidar una alineación, sino también establecer una identidad de juego que permita a los jugadores sentirse cómodos y seguros en el campo. Con una dependencia excesiva de figuras que no atraviesan su mejor momento, el equipo corre el riesgo de entrar en una espiral negativa que podría resultar en una presión aún mayor de cara a futuros compromisos. La expectativa entre los aficionados es incierta. La ilusión por ver a una Blanquirroja competitiva se mezcla con la preocupación por la falta de gol y la inconsistencia en el juego. Fossati tiene la tarea de motivar a un grupo que, aunque tiene potencial, ha demostrado ser frágil en momentos cruciales. El partido contra Colombia será una prueba de fuego para el nuevo técnico y su capacidad de adaptación, así como para los jugadores, que deben demostrar que pueden superar las adversidades. La historia de la selección peruana está llena de altibajos, y este momento podría ser un punto de inflexión. Un buen resultado ante Colombia podría revitalizar la confianza del equipo y de los aficionados, mientras que una derrota podría resultar en una crisis de identidad. Todo está en juego en este encuentro, y los ojos de la nación estarán puestos en Fossati, quien, a pesar de las adversidades, tiene la oportunidad de escribir un nuevo capítulo en la historia reciente del fútbol peruano.