Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La reciente controversia que envuelve a la arquerista mexicana Alejandra Valencia ilustra un dilema recurrente en el ámbito deportivo: la relación entre el rendimiento de los atletas y el apoyo económico que reciben. Tras su destacada actuación en los Juegos Olímpicos de París 2024, donde ganó una medalla, la noticia de la reducción de su beca por parte de la Comisión Nacional del Deporte (Conade) ha generado un amplio debate sobre los criterios que rigen la asignación de recursos a los deportistas. Valencia se mostró sorprendida y contrariada en sus redes sociales al enterarse de que su apoyo económico había disminuido, a pesar de haber alcanzado un logro significativo en su carrera. Desde su perspectiva, la Conade interpretó su desempeño como "bajo", a pesar de que su medalla olímpica debería ser un indicativo del éxito y la dedicación que ha demostrado a lo largo de los años. Esta situación pone de relieve la falta de flexibilidad en las reglas de operación, que parecen no adaptarse a la realidad y exigencias del deporte. La Conade, por su parte, emitió un comunicado en el que defendió su decisión, argumentando que Valencia ha sido beneficiada con un total de casi 8 millones de pesos desde 2019, lo que, desde su perspectiva, demuestra un compromiso con el apoyo a la atleta. La justificación se basa en un análisis de rendimiento que considera los resultados en competencias, un criterio que, aunque sistemático, puede no capturar la complejidad de cada disciplina deportiva. A lo largo de su carrera, Valencia ha sido una figura central en el arco mexicano, y su desempeño en los últimos Juegos Olímpicos, donde obtuvo el sexto lugar en la prueba de Arco Recurvo Individual, ha sido un testimonio de su esfuerzo y dedicación. Sin embargo, el enfoque de la Conade sobre los resultados puede parecer severo, al reducir el apoyo a un atleta que ha demostrado, en efecto, su valía en la competencia internacional. La arquerista no solo cuestionó la lógica detrás de la reducción de su beca, sino que también instó a la Conade a realizar un análisis más profundo sobre cómo se mide el rendimiento de los atletas. En su hilo en X, Valencia planteó la necesidad de reformular las normas que rigen la asignación de becas, sugiriendo que estas deberían considerar las especificidades de cada deporte y los logros individuales de los atletas, más allá de un simple ranking o posición en competencias. Este incidente también pone en evidencia un aspecto importante sobre la administración del deporte en México. Muchos atletas enfrentan la constante presión de obtener resultados óptimos en eventos internacionales, y la dinámica de apoyo económico puede influir en su rendimiento y motivación. La respuesta de la Conade a esta situación podría ser un momento crucial para replantear cómo se estructuran los apoyos. La comunidad deportiva ha reaccionado ante la controversia, con voces que respaldan a Valencia y piden un cambio en las políticas que rigen la asignación de recursos. Muchos argumentan que la reducción de becas, especialmente tras una victoria tan importante, envía un mensaje desalentador a otros atletas en el país que luchan por alcanzar la excelencia. La presión que enfrentan los deportistas no solo proviene de la competencia, sino también de un sistema que, en ocasiones, parece no valorar adecuadamente sus esfuerzos. Mientras tanto, Ana Gabriela Guevara, titular de la Conade, se encuentra en una encrucijada. La necesidad de mantener un marco regulatorio firme es crucial, pero también lo es la capacidad de reconocer el esfuerzo y los logros de los atletas. La respuesta de la Conade a este episodio puede definir su legado y el futuro de muchos deportistas en México. Alejandra Valencia ha planteado un llamado claro a la acción, no solo para su situación personal, sino en favor de todos los deportistas mexicanos. En un país donde el deporte es una fuente de orgullo nacional, es imperativo que los sistemas de apoyo puedan adaptarse y evolucionar, reconociendo el compromiso y la dedicación que cada atleta aporta al país en el escenario internacional. La solución a esta controversia no solo debe implicar a la arquerista, sino a todos aquellos que sueñan con representar a México en el deporte.