Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La reciente aprobación de lecanemab, un medicamento diseñado para ralentizar el deterioro en las etapas iniciales de la enfermedad de Alzheimer, ha desencadenado una discusión compleja dentro del sistema de salud del Reino Unido. Mientras que la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios (MHRA) ha dado luz verde al tratamiento, el Instituto Nacional para la Salud y la Excelencia en la Atención (NICE) ha declarado que no estará disponible en el Servicio Nacional de Salud (NHS), argumentando que los beneficios no justifican los altos costos asociados con el medicamento. Lecanemab, que marca un hito significativo como el primer tratamiento para la demencia en obtener aprobación regulatoria en más de dos décadas, ha demostrado en ensayos clínicos que puede retrasar la progresión del Alzheimer entre cuatro y seis meses. Esto se logra al dirigirse a las proteínas beta-amiloides conocidas por formar placas disruptivas en los cerebros de quienes sufren esta forma común de demencia. Dado que la demencia sigue siendo la principal causa de muerte en el Reino Unido, la introducción de un nuevo tratamiento trae esperanza, pero también plantea preguntas críticas sobre la accesibilidad y la asequibilidad. La decisión de NICE subraya el delicado equilibrio entre la innovación en la atención médica y las limitaciones financieras del NHS. Se estima que el medicamento costará más de 20,000 libras anuales en EE. UU., y los costos adicionales de infusión, que se reportan alrededor de 500 libras por visita, complican aún más la situación. Dado que los pacientes deben recibir estos tratamientos cada dos semanas durante 18 meses, la carga financiera acumulativa presenta un desafío formidable para el NHS. Aumentando la complejidad, solo una pequeña fracción—aproximadamente el 2%—de los pacientes con Alzheimer en el Reino Unido tiene actualmente acceso a las herramientas diagnósticas necesarias para determinar la elegibilidad para lecanemab, como escáneres PET o punciones lumbares. Esto deja a muchas personas sin la oportunidad de beneficiarse de lo que podría ser un tratamiento pionero. Hilary Evans-Newton, directora ejecutiva de Alzheimer’s Research UK, expresó su decepción con la decisión de NICE, enfatizando que este movimiento efectivamente restringe el acceso a aquellos que pueden permitirse pagar de forma privada. Hizo un llamado a renovar las negociaciones entre NICE, el fabricante del medicamento Eisai y el NHS, instando a una acción rápida por parte de los funcionarios de salud para encontrar un camino viable hacia adelante. El profesor Jonathan Benger, director médico de NICE, señaló que si bien la aprobación es un hito, los costos asociados presentan un obstáculo significativo para el NHS. La realidad es que la provisión de tales tratamientos requiere no solo el medicamento en sí, sino también un marco de atención médica bien dotado de recursos capaz de apoyar su administración y monitoreo. Las implicaciones de esta decisión van más allá de lecanemab. Daniel Thomas, jefe de políticas en Alzheimer’s Research, advirtió que otros tratamientos que se avecinan, como donanemab de Eli Lilly, pueden enfrentar obstáculos similares en cuanto a acceso y asequibilidad, lo que aumenta las preocupaciones para los pacientes y las familias que enfrentan las duras realidades de la enfermedad de Alzheimer. En una nota esperanzadora, el profesor Sir Stephen Powis de NHS England indicó que el servicio de salud anticipa la posible aprobación de 27 medicamentos adicionales que actualmente están en ensayos clínicos avanzados para 2030. Esto resalta un futuro lleno de posibilidades, condicionado a la capacidad del NHS para adaptarse y adoptar estas nuevas terapias. Si bien la aprobación regulatoria de lecanemab es un desarrollo prometedor en la lucha contra el Alzheimer, la desconexión entre el éxito regulatorio y la disponibilidad práctica dentro del NHS plantea preocupaciones significativas. A medida que las partes interesadas navegan por estos desafíos, el enfoque debe seguir centrado en garantizar que los pacientes reciban la atención que necesitan sin la carga de costos prohibitivos. El camino hacia un acceso equitativo a tratamientos innovadores está lejos de haber terminado, y las voces de quienes se ven afectados por el Alzheimer seguirán siendo vitales para dar forma al camino a seguir.