Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
El renacer del vóley peruano está marcado por la llegada de Antonio Rizola, un técnico brasileño que ha llevado la experiencia de su exitoso paso por Colombia hacia la selección Sub 17 del Perú. Con una trayectoria que incluye la clasificación al Mundial 2022 con los cafeteros y medallas en la Challenger Cup y los Juegos Panamericanos de Lima 2019, Rizola ha asumido la responsabilidad de transformar un equipo que, en los últimos años, ha enfrentado no solo adversidades en la cancha, sino también una falta de confianza que ha afectado su rendimiento. En el contexto actual, la selección peruana se prepara para enfrentar a Japón en un partido crucial que podría llevarlas a las semifinales del Mundial Sub 17. Este encuentro, programado para esta noche a las 7:30 p.m. en el coliseo Dibós, es más que una simple contienda deportiva; simboliza la esperanza de un país que anhela ver a su equipo en la cima nuevamente. Rizola ha enfatizado la importancia de disfrutar el juego y aprender, independientemente del resultado, lo que refleja una filosofía de crecimiento y desarrollo a largo plazo. La clave del enfoque de Rizola radica en su franqueza y su atención a los detalles. Desde su primera charla con las jugadoras, dejó claro que el peso de la camiseta nacional es significativo y que deben aprender a lidiar con esa presión. Su método de trabajo incluye un diagnóstico realista de las capacidades del equipo, destacando que, aunque Perú no cuenta con la altura de otros equipos sudamericanos, puede sobresalir a través de habilidades técnicas, una sólida defensa y una mentalidad fuerte. Los elogios hacia su gestión no han tardado en llegar. Tres periodistas especializados han coincidido en la manera clara y directa de Rizola, así como su habilidad para identificar aspectos del juego que a menudo pasan desapercibidos. Esto ha generado un ambiente de confianza y apertura entre las jugadoras, quienes se sienten apoyadas en su proceso de formación. Su enfoque en la mejora continua, en lugar de una obsesión por los resultados inmediatos, es algo que resuena con el ethos del deporte en el país. Las jóvenes jugadoras, como la capitana Ariana Vásquez, han expresado su deseo de enfocarse en el "paso a paso", buscando disfrutar el juego mientras se comprometen con la responsabilidad y la entrega. Este compromiso es reflejo de la nueva mentalidad que Rizola ha inculcado en el equipo, donde se prioriza el aprendizaje y el crecimiento sobre la presión de obtener victorias instantáneas. El momento es propicio para que el vóley peruano recupere su estatus. A lo largo de las décadas, el país ha visto a figuras como Akira Kato y Man Bok Park dejar una huella imborrable en el deporte. La historia de estos técnicos es un recordatorio de que la perseverancia y la visión a largo plazo pueden llevar a resultados extraordinarios. En este contexto, Rizola busca seguir esos pasos, pero con un enfoque renovado en la base. La conexión emocional que la selección ha establecido con el público es palpable. Jugadoras como Galilea Fuentes, que lleva con orgullo su origen cusqueño, o Ariana Vásquez, que dedica cada punto a su tierra, han logrado crear un lazo con una afición que, a pesar de las dificultades, sigue apoyando incondicionalmente. La sinergia entre el equipo y sus seguidores es un ingrediente vital para la revitalización del vóley en Perú. El camino hacia la cima no será sencillo, pero cada partido representa una oportunidad para aprender y crecer. Las expectativas están altas, y el país entero mira con esperanza hacia el futuro. La actuación en este Mundial es sólo el inicio de un proceso que podría transformar el vóley en Perú y, tal vez, llevarlo de regreso a los lugares donde siempre ha pertenecido. Así, cada set jugado y cada punto logrado en el campeonato no solo se convierte en una estadística, sino en un símbolo de lucha y unidad. La selección Sub 17, bajo la dirección de Antonio Rizola, está lista para enfrentar el desafío que se avecina, llevando consigo no solo el orgullo de un equipo, sino el anhelo de una nación entera que sueña con el renacer del vóley peruano. Hoy, más que nunca, el país se aferra a la esperanza de un nuevo comienzo, con la mirada fija en el futuro.