Juan Brignardello Vela
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La selección Sub-17 de vóley de Perú ha capturado la atención del país con su destacado desempeño en la Copa Mundial que se desarrolla en casa. Las victorias contundentes ante Canadá y República Dominicana pusieron de relieve el potencial de este joven equipo, pero fue su épica victoria en los octavos de final contra Argentina la que realmente marcó un hito en la historia del deporte nacional. Este emocionante encuentro, que se definió en un quinto set lleno de tensión, no solo garantizó su avance a los cuartos de final, sino que también encendió la chispa de la esperanza en un deporte que ha ofrecido tantas alegrías a los peruanos. Las figuras emergentes de este conjunto, como la capitana Ariana Vásquez, han comenzado a dejar una huella imborrable en el voleibol peruano. Con un talento que ha brillado en el campeonato, Vásquez se destaca no solo por sus habilidades en el campo, sino también por su liderazgo y carisma. En una reciente entrevista, la capitana expresó el enfoque del equipo en “jugar con diversión, responsabilidad, garra y ánimos”, una mentalidad que ha resonado profundamente en el grupo y en la afición. Su historia es representativa del esfuerzo y la dedicación que han llevado a estas jóvenes al escenario mundial. El talento de la selección se extiende a otras jugadoras clave como Alexa Vega Centeno, Guianella Chanca y Paola Moreano, quienes provienen de diferentes regiones del país, destacando la diversidad y el alcance del voleibol en Perú. Cada una de estas atletas ha sido formada en clubes reconocidos y ha trabajado arduamente para alcanzar el nivel que hoy exhiben. Sus trayectorias son un testimonio del compromiso que hay detrás de cada victoria y cada punto conseguido. Gianella Chanca, por ejemplo, comenzó su carrera en el club Sport Cedano y, tras ser seleccionada por Rebaza Acosta, demostró su valía al convertirse en central y eventualmente como atacante punta. Su historia de superación y su llegada a Lima son inspiradoras, mostrando que el camino hacia el éxito está pavimentado con esfuerzo y sacrificio. Al igual que ella, Paola Moreano ha tenido un desarrollo notable, siendo versátil en varias posiciones de ataque y ya en camino a integrarse al equipo de mayores de su club, lo que muestra la confianza en su talento y potencial. La figura de Antonio Rizola, el nuevo técnico del equipo, ha sido crucial en este resurgimiento del voleibol peruano. Con una trayectoria impresionante en Brasil y Colombia, Rizola ha implementado una metodología de entrenamiento centrada en la calidad sobre la cantidad, creando un ambiente de confianza y diálogo. Su enfoque ha permitido que las jugadoras se desarrollen no solo como atletas, sino también como un equipo cohesionado, capaz de enfrentar adversidades con calma y determinación. Esta filosofía de trabajo ha comenzado a rendir frutos, reflejándose en el rendimiento del equipo en el mundial. El impacto de Rizola se ha notado especialmente en momentos críticos durante los partidos, donde su presencia y liderazgo han proporcionado calma y dirección al equipo. Su capacidad para motivar a las jugadoras y transmitir confianza en sus habilidades es un componente esencial en el éxito que han alcanzado hasta ahora en el torneo. Al observar su comportamiento en los partidos, es evidente que el entrenador ha logrado construir un equipo que no solo compite, sino que también disfruta del juego, lo cual es fundamental para el crecimiento del deporte en el país. El contexto del voleibol peruano también resalta la importancia de este proyecto. La reciente actuación decepcionante en el último Sudamericano y la búsqueda de clasificación olímpica revelaron las áreas que necesitaban revisión y mejora. La Federación Peruana de Voleibol tomó esa realidad como una oportunidad para emprender un cambio radical al contratar a Rizola, quien ha demostrado ser el líder necesario para guiar a las jóvenes promesas hacia un futuro más brillante. Este equipo Sub-17, además de ser una esperanza para el presente, también se erige como un modelo a seguir para las futuras generaciones de voleibolistas en Perú. No solo están compitiendo en un evento mundial, sino que están inspirando a jóvenes deportistas a soñar en grande y a trabajar arduamente por sus objetivos. La historia de cada jugadora, su dedicación y el soporte que han recibido son ejemplos claros de que el esfuerzo conjunto puede llevar a grandes logros. Con el apoyo de sus familias, entrenadores y la comunidad, las jóvenes de la selección Sub-17 están demostrando que el voleibol en Perú tiene un futuro prometedor. La pasión por el deporte y el deseo de superarse son valores que trascienden el terreno de juego, y que, sin duda, seguirán impulsando a estas talentosas deportistas hacia nuevas alturas. El mundo del vóley está observando, y el equipo de Rizola está listo para demostrar que el futuro del deporte peruano es brillante.