Debut emocionante de Perú en Mundial Sub-17 de Voleibol a pesar de la derrota

Debut emocionante de Perú en Mundial Sub-17 de Voleibol a pesar de la derrota

La selección peruana debutó en el Mundial Sub-17 de Voleibol con una derrota ante Brasil, pero dejó una promesa de futuro brillante.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

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Deportes 18.08.2024

La noche del debut de la selección peruana en el Mundial Sub-17 de Voleibol fue un espectáculo que evocó recuerdos de épocas doradas del deporte en el país. El Coliseo Eduardo Dibós, emblemático recinto deportivo limeño, se convirtió en un mar de banderas blanquirrojas y un bullicio ensordecedor que acompañó a las jóvenes atletas en su enfrentamiento inaugural contra la poderosa selección de Brasil. A pesar de la derrota por 3-0, la afición salió de la gradería con la sensación de que el equipo había dejado una huella y una promesa de un futuro brillante. Desde el inicio del encuentro, el espíritu competitivo del equipo peruano fue palpable. La líbero Liana Torres destacó desde los primeros puntos con su asombrosa capacidad de recepción, convirtiéndose en la salvaguarda del equipo. Su actuación fue crucial, pues mantuvo la esperanza de los hinchas al contestar cada ataque brasileño. Por su parte, la capitana Ariana Vásquez, cuyo desempeño fue en aumento a lo largo del partido, reflejó el coraje y la determinación que se requerían frente a un rival de tal envergadura. El primer set fue un claro ejemplo de la tenacidad de Perú, que se mantuvo en el juego gracias a una recepción ordenada y a la distribución acertada de Alexa Vega, quien mostró destellos de calidad en su labor como armadora. Sin embargo, la experiencia y fortaleza física de Brasil se impusieron, llevándose el set por 25-20. La afición, lejos de desalentarse, aplaudió el esfuerzo de su equipo, creando una atmósfera de apoyo que resonó en cada rincón del coliseo. En el segundo set, Perú pareció revitalizado. Las atacantes Paola Moreano y Ariana Vásquez se lanzaron en una ofensiva feroz, logrando una ventaja momentánea de 15-13. Sin embargo, la presión del juego y el cansancio comenzaron a pasar factura. A pesar de los intentos de mantenerse en la lucha, el equipo se estancó en 15 puntos mientras Brasil, con su habitual solidez, cerraba el set con un contundente 25-15. Los gritos de aliento de los fanáticos no cesaron, testimoniando una fe inquebrantable en la capacidad de sus jóvenes promesas. El tercer y último set se tornó más complicado para Perú. Con la inclusión de nuevas jugadoras, Antonio Rizola intentó cambiar el ritmo del juego, pero el desgaste físico y mental de las atletas empezó a reflejarse en errores no forzados que facilitaron el trabajo a su rival. Brasil, aprovechando la falta de concentración peruana, extendió su dominio y selló el encuentro con un 25-16. Aun así, muchos vieron este partido no como un simple resultado, sino como el inicio de un camino prometedor en el torneo. La actuación de cada jugadora merece un reconocimiento especial. Camila Monge, aunque no se destacó en ataque, mostró garra en el bloqueo, mientras que Gianella Chanca y Shaddia Campos aportaron en momentos clave, aunque necesitarán ajustar su desempeño en los próximos partidos. En la banca, la armadora Camila Rebata dejó entrever su potencial, pudiendo ser una pieza clave en el próximo encuentro. La jornada inaugural del campeonato también fue testigo de otros resultados destacados, incluyendo la victoria de la selección argentina sobre Egipto. En el ambiente competitivo del Coliseo, se palpó el clima de camaradería entre las distintas selecciones, que comparten el sueño de alcanzar grandes logros en el mundo del voleibol. La afición peruana, impresionada por la entrega de su equipo, se marchó con la emoción latente de lo que vendrá. El siguiente partido, contra Canadá, se presenta como una oportunidad de redención. Con una preparación intensa y la experiencia adquirida en esta primera contienda, los nervios deben dar paso a la confianza y la emoción. Este Mundial Sub-17 representa no solo el deseo de competir, sino también un momento de unión y orgullo para el país. Las risas, los abrazos, y especialmente los gritos de aliento resonaron con fuerza, recordando que el verdadero espíritu del deporte radica en la pasión y el compromiso hacia la mejora continua. Con el Coliseo Dibós como escenario, el futuro del voleibol peruano parece brillar. Las jóvenes atletas han dado un paso al frente, y el camino apenas comienza. La promesa de un nuevo amanecer para el voleibol en el país se siente en el aire, y los corazones de los peruanos laten al unísono mientras se preparan para el próximo desafío.

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