Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En un contexto de creciente preocupación por la seguridad ante desastres naturales, el Instituto Geofísico del Perú (IGP) ha emitido una advertencia sobre la posible ocurrencia de un terremoto de magnitud 8.8 en la costa central del país. Este anuncio ha llevado a las autoridades a intensificar las medidas de preparación y respuesta ante una eventualidad que podría desencadenar un tsunami devastador. La situación ha puesto en relieve la importancia de contar con refugios adecuados que garanticen la seguridad de la población. En respuesta a esta alerta, las autoridades locales han identificado varios edificios que están acondicionados para funcionar como refugios en caso de un terremoto. Estos espacios, situados estratégicamente en el distrito de La Punta, Callao, han sido diseñados siguiendo estrictas normas de construcción antisísmica. La ubicación de estos refugios es fundamental, ya que se busca facilitar el acceso a la población en momentos críticos, cuando cada segundo cuenta. La Municipalidad de La Punta ha sido clara al comunicar que estos edificios serán utilizados como refugios de evacuación vertical. En un país que vive bajo el constante riesgo sísmico, esta medida se presenta como "la única opción viable" para garantizar la seguridad de los residentes y visitantes del Callao. La idea detrás de la evacuación vertical es que, en caso de un gran sismo, no habrá tiempo suficiente para evacuar horizontalmente, ya que las calles podrían estar obstruidas o resultar peligrosas. El alcalde de La Punta ha enfatizado la necesidad de esta estrategia, señalando que ante un sismo de gran magnitud, la evacuación hacia los pisos superiores de los edificios puede ser la única alternativa para resguardar a las personas. Este enfoque es singular en el país y resalta la necesidad de adaptar las prácticas de emergencia a las características particulares de la región. El próximo Simulacro Nacional Multipeligro 2024, programado para el 15 de agosto, se presenta como una oportunidad clave para poner a prueba estas medidas de seguridad. Durante este evento, se simulará un terremoto de magnitud 8.8 con epicentro en la costa central del Perú, lo que permitirá a las autoridades medir la efectividad de los planes de evacuación y respuesta existentes. El simulacro no solo servirá para evaluar las infraestructuras, sino también para mejorar la coordinación entre los diversos organismos de respuesta, como Defensa Civil, bomberos y servicios de salud. Además de poner a prueba las capacidades de respuesta institucional, este simulacro tiene como objetivo educar a la ciudadanía sobre la importancia de estar preparados. La participación activa de la población es crucial en situaciones de emergencia, y la educación sobre cómo actuar puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte en momentos críticos. Las autoridades han hecho un llamado a la población para que se informe sobre los edificios designados como refugios y que participe activamente en el simulacro. Conocer la ubicación de estos refugios y los procedimientos a seguir puede ser decisivo en una emergencia. Las instituciones educativas también han sido instadas a colaborar, integrando la formación sobre emergencias en sus programas. Es fundamental que los ciudadanos comprendan que la preparación es una responsabilidad compartida. No se trata solo de seguir instrucciones de las autoridades, sino de adoptar una cultura de prevención en la que cada persona participe activamente en su propia seguridad y en la de los demás. En conclusión, la alerta del IGP y la preparación de los refugios en La Punta son pasos cruciales hacia una respuesta más efectiva ante los desastres naturales. La posibilidad de un terremoto de gran magnitud es una realidad que no se puede ignorar, y la mejor defensa que la población puede tener es estar informada, preparada y lista para actuar. La colaboración entre las autoridades y la ciudadanía es esencial para enfrentar con éxito estos desafíos y salvaguardar la vida de todos.