Juan Brignardello Vela
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La llegada de Kylian Mbappé al Real Madrid ha sido una unión muy esperada que ha capturado los corazones y la imaginación de los aficionados al fútbol de todo el mundo. El mes pasado, mientras se encontraba ante una multitud ruidosa de 80,000 personas en el Santiago Bernabéu, la superestrella francesa expresó sentimientos que resonaron profundamente con los madridistas: sus sueños de vestir la icónica camiseta blanca y su gratitud por el apoyo inquebrantable de los aficionados del club a lo largo de los años. No es inusual que los jugadores proclamen sus aspiraciones de toda la vida al unirse a un nuevo club, pero el viaje de Mbappé a Madrid es único. Durante años, ha deslumbrado a los aficionados anotando goles cruciales contra los Blancos mientras rechazaba consistentemente las propuestas para unirse a ellos. Sin embargo, el cariño del que habló era palpable, impregnado de una historia que comenzó en su infancia. Creciendo idolatrando a leyendas del Real Madrid como Zinedine Zidane y Cristiano Ronaldo, el amor de Mbappé por el club está entrelazado en el mismo tejido de su narrativa futbolística. Notablemente, comenzó a aprender español cuando era adolescente, un testimonio de su compromiso de algún día vestir los famosos colores del Madrid. El día de su presentación, Mbappé visitó las instalaciones de entrenamiento del club, donde se reunió con su nuevo entrenador, Carlo Ancelotti, y firmó su contrato en presencia del presidente Florentino Pérez. Las modernas instalaciones de Valdebebas contrastaban marcadamente con su primera visita en diciembre de 2012, cuando, siendo un mero adolescente, fue recibido con los brazos abiertos por Zidane. Ese encuentro inicial sentó las bases de lo que muchos consideran un destino que ha estado en formación durante mucho tiempo. Cuando era un niño, Mbappé recibió un modelo del Bernabéu como regalo, prometiendo a sus padres que algún día los llevaría al estadio. Esa promesa ahora se ha cumplido, mientras inicia su viaje como jugador del club que siempre ha amado. Sus primeras experiencias con el equipo estuvieron llenas de emociones encontradas: enfrentándose al Real Madrid en la UEFA Champions League mientras jugaba para el PSG, donde mostró su inmenso talento y dejó a los aficionados soñando con lo que podría ser. A pesar de los numerosos altibajos en su carrera, incluida una transferencia fallida en 2017 cuando optó por el PSG en lugar de Madrid bajo el consejo de Zidane, la conexión entre Mbappé y el Real Madrid se mantuvo sólida. El fervor de los aficionados madridistas nunca disminuyó, ya que coreaban su nombre durante las presentaciones de otros jugadores y animaban sus éxitos, incluida una destacada actuación en la Copa del Mundo. La temporada pasada, la anticipación en torno a la posible llegada de Mbappé se intensificó, culminando con el anuncio de PSG sobre su nuevo contrato, que dejó a muchos seguidores del Madrid con el corazón roto. Sin embargo, a medida que su contrato se acercaba a su fin, la esperanza resurgió, y cuando finalmente se unió al club, fue un momento que se sintió predestinado. En su presentación, Mbappé irradiaba alegría y humildad, reconociendo el fervor que había experimentado de los aficionados durante años. Sosteniendo el modelo del Bernabéu que había atesorado en su juventud, articuló un vínculo que trascendía la típica relación jugador-club. A medida que el Real Madrid se prepara para enfrentar a Atalanta en la Supercopa de la UEFA, los aficionados esperan ansiosos el debut de un jugador que ha estado destinado a vestir sus colores durante mucho tiempo. La historia de Kylian Mbappé no se trata solo de un traspaso futbolístico; es un relato de sueños cumplidos, conexiones forjadas a lo largo del tiempo y la promesa de momentos emocionantes aún por venir en los sagrados terrenos del Santiago Bernabéu.