Éxitos individuales de atletas peruanos en París 2024 evidencian falta de apoyo estatal

Éxitos individuales de atletas peruanos en París 2024 evidencian falta de apoyo estatal

Los deportistas peruanos brillan en París 2024, pero enfrentan deficiencias de apoyo estatal. Éxitos individuales resaltan la falta de respaldo.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Deportes 11.08.2024

En el marco de los Juegos Olímpicos de París 2024, las historias de los deportistas peruanos han cobrado una relevancia particular, destacando tanto sus logros individuales como las deficiencias en el sistema de apoyo estatal hacia el deporte. Mientras algunos atletas como Stefano Peschiera han brillado con su desempeño en la competencia, otros han señalado las carencias de respaldo que han enfrentado en el camino hacia este monumental evento deportivo. El caso de Peschiera es emblemático; se trata del único medallista peruano hasta el momento en estos juegos. A pesar de su éxito, se ha revelado que ha tenido que asumir parte de sus gastos, lo que pone de manifiesto una vez más la desconexión entre el Estado y las necesidades de sus atletas. El ministro de Educación reconoció que hubo aportes gubernamentales, pero la realidad es que el apoyo integral aún es un sueño distante. Por otro lado, la marchista Mary Luz Andía ha sido clara al expresar que su notable actuación, al alcanzar el puesto decimosegundo, fue lograda “a pesar de no haber contado con el apoyo del IPD”. Esta declaración subraya cómo, a menudo, el esfuerzo individual de los deportistas se convierte en un acto heroico en un entorno donde la infraestructura y los recursos son limitados. Además, su colega Kimberly García, quien sí recibió apoyo gubernamental, ha destacado la disparidad en el acceso a recursos que aún persiste en el deporte peruano. La situación de la surfista Alonso Correa es similar, ya que a pesar de ser uno de los beneficiados por el programa del IPD, su federación no pudo cubrir los costos de equipamiento esencial para su entrenamiento. Este patrón recurrente de atletas que deben lidiar con la falta de apoyo y recursos plantea interrogantes sobre la efectividad de las políticas estatales destinadas al deporte. Evelyn Inga, otra destacada marchista que logró un diploma olímpico, ha expresado que, a pesar de ser parte del mismo programa, la falta de estabilidad económica es un obstáculo constante. La inconsistencia en los financiamientos y la falta de un plan claro para cada disciplina son aspectos que deben ser urgentemente abordados si el Perú desea seguir viendo triunfos en el ámbito deportivo. La realidad es que, muchas veces, los triunfos se ven como victorias individuales, donde los atletas destacan por su talento y perseverancia, a menudo en medio de un sistema que parece más bien desinteresado. Esto genera una paradoja: mientras millones de peruanos celebran los logros de sus compatriotas, el reconocimiento se centra en el esfuerzo personal y no en un verdadero apoyo colectivo. Sin embargo, a pesar de estas críticas y la falta de un respaldo robusto, la euforia que sienten los peruanos por los logros de sus atletas es palpable. La alegría por una medalla, aunque sea a través de un deporte del que muchos no tienen conocimiento profundo, refleja un deseo de unidad y orgullo nacional. En ese sentido, la medalla de Peschiera, así como las hazañas de otros atletas, son también motivo de celebración colectiva, aunque el reconocimiento de que estos éxitos son consecuencia de un esfuerzo individual se mantiene firme. En medio de esta mezcla de orgullo y crítica, hay una lección importante que aprender. Los logros de los atletas peruanos deberían servir como un llamado a la acción para que el Estado reevalúe su compromiso con el deporte. En lugar de considerar el apoyo como una dádiva, es necesario establecer una inversión ambiciosa y sostenida que permita a cada atleta alcanzar su máximo potencial sin las limitaciones que hoy enfrentan. Así, tras cada éxito individual, queda la reflexión de que mientras el deporte peruano no reciba el impulso que merece, continuaremos viendo triunfos que, aunque celebrados, no reflejan un esfuerzo colectivo. Agradeciendo a Stefano y a todos los que han brillado en París, la esperanza reside en que, algún día, los logros se sientan como victorias de un Perú unido, respaldado por un Estado comprometido en apoyar a sus deportistas.

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