Los aficionados de los White Sox soportan una dolorosa temporada de luchas y una esperanza esquiva de redención.

Para los aficionados de los Chicago White Sox, la temporada 2023 ha sido poco más que un doloroso ejercicio de resistencia. Como un seguidor de toda la vida del equipo, he sido testigo de los altibajos que conlleva llevar el blanco y negro. Pero este año se siente diferente; es una lucha sin precedentes que ha captado la atención nacional, mucho para el desagrado de aquellos de nosotros que preferiríamos pasar desapercibidos. Típicamente, los White Sox son opacados por sus rivales de la ciudad, los Cubs, cuya histórica trayectoria y reciente éxito en campeonatos los han mantenido en el centro de atención. Sin embargo, incluso cuando los Sox son ignorados, logran mantener viva la fe entre su leal afición, que a menudo lleva su afiliación como un símbolo de honor. Esta temporada, sin embargo, ha transformado ese símbolo en un pesado ancla, arrastrándonos más profundamente a la desesperación. Después de un destello de esperanza durante una victoria el 10 de mayo contra los Cleveland Guardians—un juego en el que los Sox conectaron tres jonrones y celebraron un raro éxito—la oscuridad volvió a instalarse. Esa noche se sintió como ganar un pequeño premio mayor, un momento fugaz de alegría en un paisaje de otro modo sombrío. Poco sabía que se convertiría en un recuerdo definitorio de una temporada llena de decepciones. La posterior racha de 21 juegos perdidos se convirtió en una sombría nota histórica, y de repente, los White Sox eran el tema de conversación del béisbol por todas las razones equivocadas. Con un asombroso récord de 28-89, surge la pregunta: ¿cuándo volverán a ser favorecidos los White Sox? De manera sorprendente, han sido favoritos en solo ocho de sus 117 juegos esta temporada. Esta estadística destaca no solo las luchas del equipo, sino que también plantea preocupaciones sobre su rendimiento futuro. ¿La única razón para las pocas probabilidades favorables? La presencia de Garrett Crochet, un prometedor lanzador que ha sido, en el mejor de los casos, un leve rayo de esperanza en una nube de tormenta. La última vez que los White Sox fueron favoritos fue el 12 de julio contra los Pittsburgh Pirates, un juego que coincidió con el inicio de su infame racha de derrotas. A pesar de Crochet en el montículo, no lograron salir adelante, un presagio de la miseria que vendría. La tendencia solo parece empeorar si consideramos el hecho de que el equipo no ha podido capitalizar ni siquiera las expectativas mínimas. Con un récord de solo 5-3 cuando son favorecidos, y habiendo perdido los últimos tres de esos juegos, está claro que la confianza en este equipo está disminuyendo. A medida que nos dirigimos hacia la recta final de la temporada, la pregunta es grande: ¿habrá más oportunidades para que los White Sox se conviertan en favoritos? Con las aperturas de Crochet pareciendo ser el único billete hacia victorias potenciales, cada salida adquiere una importancia monumental. Sin embargo, con un límite de innings que podría restringir sus apariciones a medida que la temporada avanza, el panorama se vuelve aún más sombrío. Mirando hacia adelante, los Sox tienen enfrentamientos contra equipos con récords perdedores—los Texas Rangers y los Oakland Athletics—donde podrían encontrarse como favoritos si Crochet está en el montículo. Pero es una esperanza frágil, una que depende en gran medida de su capacidad para mantenerse sano y efectivo. El espectro de otra desastrosa racha de derrotas sobrevuela al equipo, un recordatorio de que los fracasos pasados pueden repetirse fácilmente. En medio de toda esta agitación, me encuentro retrocediendo a un estado de disonancia cognitiva, optando por pretender que la temporada es simplemente una pesadilla pasajera. Mientras observo desde la línea de banda, no puedo evitar contemplar el destino de esta franquicia que ha sufrido tanto. Hasta que los vientos cambien y una semblanza de competencia regrese al South Side, la pregunta permanece: ¿volverán a ser favorecidos los White Sox? Por ahora, parece que la esperanza es tan esquiva como una racha ganadora.