Stefano Peschiera conquista bronce y une a la familia Boza en celebración deportiva

Stefano Peschiera conquista bronce y une a la familia Boza en celebración deportiva

Stefano Peschiera logra medalla de bronce en vela, un triunfo que une a la familia Boza-Peschiera y llena de orgullo al deporte peruano.

Juan Brignardello, asesor de seguros

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Deportes 08.08.2024

La historia del deporte peruano ha estado marcada por momentos de gloria y sacrificio, y en esta ocasión, la alegría resuena con más fuerza que nunca gracias a la reciente medalla de bronce del velerista Stefano Peschiera. Este logro no solo representa un hito en su carrera, sino también un motivo de celebración para una familia unida por la pasión por el deporte. Francisco "Pancho" Boza, medallista de plata en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984 y tío de Stefano, ha expresado su emoción al ver cómo la historia se repite y se entrelaza con el éxito de su sobrino. La efervescencia en torno a la medalla de Peschiera llega en un momento simbólicamente significativo, pues coincide con la condecoración de Boza por la Federación Internacional de Tiro Deportivo (ISSF). Este reconocimiento, que celebró 40 años de su propia hazaña olímpica, se convirtió en el marco perfecto para que la familia Boza-Peschiera se uniera en un abrazo colectivo de orgullo y felicidad. La ceremonia en Chateauroux, Francia, sede de los próximos Juegos Olímpicos de París 2024, se convirtió en un evento que trasciende las fronteras del deporte. En una conversación vía WhatsApp, Boza no oculta su emoción y comparte su satisfacción por estar presente en la celebración. “Es un honor estar aquí esta noche y compartir este momento con todos ustedes”, expresa con entusiasmo. La conexión familiar y la historia compartida entre ambos atletas otorgan un matiz especial a este logro, donde el orgullo y la alegría se entrelazan de manera indisoluble. Cuando se le pregunta sobre cómo explica este momento en el contexto del deporte peruano, Boza enfatiza que el verdadero protagonista es Stefano. “Esto es increíble”, dice, refiriéndose no solo al éxito de su sobrino, sino también a la unión familiar que lo acompaña. Este triunfo resuena no solo en el corazón de la familia, sino en la comunidad deportiva del país, que celebra cada paso hacia adelante en un camino que a menudo ha estado lleno de desafíos. El momento de alegría se intensificó cuando Boza recuerda la primera reacción de la familia al enterarse de la victoria de Stefano. “Nos abrazamos todos”, narra con una sonrisa en la voz, retratando una imagen de calidez y amor que caracteriza a su clan. Esa conexión emocional es lo que impulsa a los deportistas a superar obstáculos y alcanzar sus sueños, y en este caso, la familia ha sido un pilar fundamental en la carrera de Peschiera. El trabajo previo que llevó a Stefano a conseguir esta medalla no es un misterio para Boza, quien destaca la dedicación y la ardua preparación que su sobrino ha realizado. “Se trabajó durísimo, sin desmayo, de manera persistente”, explica, subrayando la importancia del apoyo familiar y de las instituciones que han estado a su lado, como el Instituto Peruano del Deporte y el Comité Olímpico Peruano. Este éxito es el resultado de un esfuerzo conjunto que va más allá de las competencias deportivas. Al hablar sobre los momentos tensos de la competencia, Boza recuerda cómo los primeros minutos fueron sorprendentes, especialmente en una regata tan reñida. “Partieron dos veces, y terminó siendo muy peleado hasta el último momento”, confiesa, revelando la adrenalina que se vive en la competencia. Pero, al final, los astros se alinearon, y la felicidad de Stefano se reflejó en cada rincón de su hogar, mientras pensaba en lo que este triunfo significaba para Perú. La medalla de bronce de Peschiera no solo es un triunfo personal, sino un símbolo de esperanza y perseverancia para todos los deportistas peruanos. La historia de la familia Boza-Peschiera se convierte en un ejemplo a seguir, demostrando que el trabajo en equipo, la dedicación y la pasión pueden llevar a alcanzar metas que en algún momento parecían inalcanzables. Boza, al reflexionar sobre este momento, no duda en calificarlo como un privilegio. “Fue un privilegio poder compartir este triunfo con él”, afirma, y sus palabras resuenan como un eco de la importancia de la familia y la comunidad en la vida del deportista. Este triunfo olímpico trasciende la esfera personal, convirtiéndose en un legado que inspira a futuras generaciones de atletas peruanos a soñar en grande y a trabajar incansablemente por sus objetivos. Así, la historia del deporte en Perú sigue escribiéndose, un triunfo a la vez.

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