Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La situación de los incendios forestales en España presenta un panorama notablemente más favorable en comparación con el año anterior. De acuerdo a los datos obtenidos hasta el 28 de julio de 2024, la superficie de hectáreas quemadas en la Península ha disminuido un 53%, pasando de 64.737 hectáreas en 2023 a 30.363 en la actualidad. Este cambio se ve reflejado en la notable reducción del número de incendios, que ha caído en un 40%, lo que supone un alivio tanto para los servicios de emergencia como para las comunidades afectadas. Marcelino Núñez, experto de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), atribuye esta disminución a las condiciones climáticas favorables de este año. La temporada de lluvias ha sido más generosa, lo que ha contribuido a un aumento en la humedad del suelo y, por ende, a la reducción del riesgo de incendios. "Hemos tenido una campaña bastante lluviosa", afirma Núñez, resaltando que aunque en algunas áreas, como Barcelona y Girona, la sequía ha sido severa, las tormentas recientes han aliviado la situación. Sin embargo, a pesar de estos números alentadores, el experto advierte sobre la importancia de mantener la cautela. "No conviene retar a la naturaleza", señala Núñez, recordando que aunque los incendios han sido menos devastadores hasta ahora, la temporada de verano aún no ha terminado y pueden surgir condiciones que favorezcan su propagación. De hecho, se han registrado olas de calor, aunque estas han sido menos intensas y más cortas en comparación con años anteriores. Los datos hasta ahora demuestran que se han producido 1.134 incendios en el mismo periodo, frente a los 1.874 registrado el año anterior. Esto sugiere que, si bien ha habido una mejora notable, aún queda un camino por recorrer. La tendencia a largo plazo en España muestra una variabilidad significativa en los registros anuales de incendios, lo que añade una capa de incertidumbre a la evaluación de la situación. El año 2022 se recuerda como uno de los más devastadores en la historia reciente, con 2.359 incendios y más de 189.000 hectáreas quemadas hasta la misma fecha. La memoria de aquellos eventos trágicos hace que cualquier mejora en la actualidad sea recibida con un cierto alivio, aunque también con una dosis de precaución. En la región de Catalunya, la tendencia es similar, con una reducción del 25% en el número de incendios y una disminución del 75% en la superficie calcinada. Este cambio se relaciona con la salida de la región de la fase más aguda de la sequía, permitiendo que las lluvias de mayo y principios de verano hayan mejorado la humedad de los bosques, aumentando su resistencia a posibles incendios. Anna Sanitjas, directora general de Ecosistemes Forestals de la Generalitat, también señala que, aunque la situación es un alivio, hay que estar atentos a los pronósticos climáticos. Se anticipa una nueva ola de calor que podría complicar aún más la situación. Además, advierte sobre los peligros que representan los árboles muertos acumulados por la sequía de años anteriores, que podrían servir como combustible en caso de que se declare un incendio. El panorama no es uniforme en todas las regiones, ya que algunas comarcas, como las Terres de l'Ebre, continúan enfrentando riesgos significativos debido a la falta de lluvias. Sanitjas destaca que el cambio climático y el abandono de los bosques han creado un cóctel peligroso que puede propiciar incendios en el futuro. La necesidad de implementar políticas efectivas de gestión forestal y prevención de incendios es más urgente que nunca. Sanitjas enfatiza que los avances en la prevención del fuego y la conciencia sobre la importancia de proteger los ecosistemas forestales deben ser complementados con una mayor inversión en medidas preventivas. Solo así se podrá garantizar que las mejoras en la campaña de incendios de este año no sean meramente el resultado de condiciones meteorológicas favorables. En conclusión, aunque los datos de este año ofrecen un respiro en la lucha contra los incendios forestales, la situación sigue siendo delicada y requiere de atención continua. Mantener una vigilancia constante y fortalecer las políticas de prevención son pasos cruciales para asegurar la protección de los espacios naturales y la seguridad de las comunidades que dependen de ellos.