El equipo de remo de EE. UU. busca redención con un renovado espíritu antes de las Olimpiadas de París y Los Ángeles.

A raíz de una desalentadora actuación en los Juegos Olímpicos de Tokio, donde el equipo de remo de EE. UU. no logró asegurar una sola medalla por primera vez en 108 años, el enfoque se ha desplazado hacia la recuperación de su estatus en el escenario global mientras se preparan para los Juegos de París y los posteriores Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 2028. Los Juegos de Tokio fueron especialmente difíciles para el equipo femenino de ocho, que alguna vez fue una fuerza dominante en el deporte, y que regresó a casa con las manos vacías, lo que provocó un período de reflexión y reconstrucción. En contraste, la actual competencia en Vaires-sur-Marne, Francia, ha mostrado signos de progreso para el equipo de EE. UU., que capturó una medalla de bronce en el ocho masculino y una medalla de oro en el cuatro masculino. Si bien estos logros marcan una mejora, el jefe de alto rendimiento de USRowing, Josy Verdonkschot, enfatiza que se necesita más. "Podríamos haberlo hecho mejor", declaró, reflexionando sobre las aspiraciones del equipo de obtener de dos a cuatro medallas mientras miran hacia el futuro. El camino hacia la redención no está únicamente en manos de los entrenadores y administradores; los propios atletas son fundamentales para fomentar una cultura de apoyo y resiliencia. Jessica Thoennes, miembro de los pares femeninos, compartió cómo el equipo se ha unido tras Tokio para crear un ambiente donde se prioriza el apoyo mutuo. Esta ética de bondad y aliento se ha convertido en una piedra angular de su enfoque, resonando con el sentimiento de que el éxito en el remo—al igual que en la vida—se cultiva a través del esfuerzo colectivo. A raíz de sus experiencias, remeros experimentados como Meghan Musnicki han notado el paisaje cada vez más competitivo en los deportes femeninos, mientras que atletas más jóvenes como Clark Dean, que forma parte del ocho masculino, destacaron su riguroso régimen de entrenamiento, que se intensificó significativamente tras la decepción de Tokio. Este deseo de superar límites y mejorar es un sello distintivo del actual equipo, que ha abrazado los desafíos de frente. Mientras Verdonkschot elabora estrategias para mejoras a largo plazo, enfrenta las complejidades del panorama atlético estadounidense. La vastedad del país presenta desafíos para unir a los atletas bajo un programa de entrenamiento cohesivo. El sistema universitario, si bien es un sólido canal para el talento, puede complicar los horarios de entrenamiento y la disponibilidad de los atletas. Su visión incluye establecer un conjunto claro de estándares e identificar lugares de entrenamiento en altitud para elevar el rendimiento. Crucialmente, la misión de Verdonkschot incluye mantener el interés y la participación de los remeros para el próximo ciclo olímpico, incluso mientras equilibran sus carreras y el entrenamiento. Con el aumento del trabajo remoto tras la pandemia, hay un cambio en cómo los atletas pueden navegar sus compromisos duales. Las recientes victorias en medallas son un impulso significativo para la moral y sirven como un argumento persuasivo para que los jóvenes talentos continúen compitiendo. Mirando hacia adelante, hay un sentido inconfundible de optimismo entre los atletas que imaginan una actuación triunfante en su regreso a casa en Los Ángeles. Como articuló Nick Rusher, miembro del ocho masculino, “Podemos ganar muchas medallas de oro en L.A. en casa.” La dedicación, la camaradería y la búsqueda incansable de la grandeza están siendo revitalizadas dentro del equipo, marcando el comienzo de lo que esperan sea una era dorada para el remo estadounidense. El tiempo corre, y con ello viene un renovado sentido de propósito entre atletas y directivos por igual mientras fijan firmemente su mirada en el horizonte de 2028.