Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
Desde su lugar como periodista y autor, Pedro Ortiz Bisso reflexiona sobre la relación entre la literatura y el deporte en Perú, centrándose en la figura del club Universitario de Deportes. En un contexto donde el interés por obras literarias relacionadas con el deporte parece escaso, Ortiz confronta la realidad de las librerías peruanas frente a una situación más prolífica en otros países, como España y Argentina. La diferencia es notoria: mientras que en las estanterías de librerías extranjeras se encuentran múltiples títulos que exploran la rica narrativa del deporte, en Perú la producción literaria en este campo se siente limitada y a menudo relegada a un rincón olvidado. Uno de los puntos más destacados por Ortiz es el estigma que enfrenta el autor que se atreve a escribir sobre deportes en el país. La inquietante pregunta “¿y quién te va a leer?” resuena con fuerza entre aquellos que consideran el deporte como un tema menor en la literatura. Sin embargo, Ortiz se aferra a la esperanza de que sí hay un público dispuesto a leer sobre el tema, uno que busca historias que vayan más allá de la superficie y que toquen las fibras más profundas de la experiencia humana a través del deporte. El fenómeno que marcó un cambio significativo en la percepción del deporte en la literatura peruana fue la clasificación de la selección nacional a la Copa Mundial de Fútbol de 2018 en Rusia. Este evento logró despertar un renovado interés por las historias relacionadas con el fútbol y, en particular, con el club Universitario de Deportes, cuyo legado ha sido una fuente inagotable de narrativas. En este sentido, la Feria del Libro se convierte en un termómetro de la demanda literaria, con más de diez títulos sobre la 'U' que volaron de los estantes en un abrir y cerrar de ojos. Ortiz también plantea que la literatura deportiva no solo es para los aficionados al fútbol; puede atraer a lectores de diversas perspectivas, ya que las historias que se cuentan pueden ir más allá del deporte mismo, tocando temas como la identidad, la lucha, la pasión y la comunidad. De este modo, el deporte se transforma en un vehículo para explorar cuestiones más amplias y universales. En su análisis, el autor menciona que muchos jóvenes escritores se ven desalentados a entrar en el mundo de la literatura deportiva, temerosos de que sus textos no encuentren un espacio. Sin embargo, la realidad es que la creación de contenido atractivo y bien investigado puede abrir puertas no solo a la comunidad deportiva, sino también a aquellos lectores que buscan una conexión más profunda con sus pasiones. Por otro lado, el desafío que enfrenta el autor es cómo presentar el contenido para atraer a esos lectores potenciales. La frase de Gabriel García Márquez, que compara la dificultad de atrapar a un lector con la de atrapar a un conejo, resuena profundamente. Es fundamental que los escritores de este nicho encuentren formas innovadoras de abordar sus temas, desarrollando historias que cautiven y mantengan el interés del público. El desafío de crear literatura deportiva en Perú no es solo un acto de valentía, sino un acto de fe en la capacidad de los lectores para conectarse con la historia y la cultura del deporte. A medida que el interés por la literatura relacionada con el deporte crezca, es probable que también lo haga el número de autores dispuestos a explorar este campo. La conversación que inicia Ortiz es vital para la evolución de la literatura peruana. Narrar las historias de los clubes, equipos y deportistas es también contar la historia de una nación, de sus sueños y frustraciones, de su identidad colectiva. La figura de Universitario de Deportes, con su rica historia y su impacto en la cultura peruana, se convierte en un símbolo que puede ser explorado a través de la pluma de quienes se atreven a contar su relato. Finalmente, el llamado de Ortiz es a los escritores y a la industria editorial para que se atrevan a dar vida a estas historias, a explorar las narrativas que el deporte permite y a crear un espacio donde los lectores no solo encuentren información, sino que también se sumerjan en relatos que les hablen de su propia realidad. La literatura deportiva en Perú tiene el potencial de crecer y diversificarse, siempre y cuando haya quienes estén dispuestos a contar esas historias.